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Análisis de Yakuza: Dead Souls

A los zombis no les gusta el sushi.

Si tuviera que definir Yakuza: Dead Souls con una sola palabra creo que esta sería 'desconcertante'. Es la sensación que me transmite este spin-off de la franquicia Yakuza, la de estar ante un juego tan libre e imprevisible en unas ocasiones, como encorsetado y contenido en otras.

La premisa no es nada original, pero para los fans de la saga tiene un morbo innegable: resulta que el distrito de Kamurocho, esa recreación del famoso barrio Shinjuku de Tokio, ha sufrido una epidemia zombi. Esos mismos escenarios llenos de luces de neón y bullicio que tantas veces han recorrido los seguidores de Yakuza, aparecen ahora totalmente derruidos. Nadie nos explica qué ha sucedido, el caos se ha apoderado de la ciudad, el virus se extiende y el gobierno ha empezado a levantar una zona de cuarentena para contener la plaga.

Lo que viene a continuación ya os lo podéis imaginar. En la piel del carismático protagonista Kazuma Kyriu, y de otros tres viejos conocidos como son Goro Majima, Ryuji Goda y Shun Akiyama, nuestro objetivo es ir cumpliendo todo tipo de misiones mientras nuestro contador de zombis eliminados no deja de subir.

Imagino que la idea de Toshihiro Nagoshi y su equipo en SEGA con este proyecto era celebrar una gran fiesta por y para los fans de la saga; como si este juego fuera un pequeño descanso mientras se hace tiempo para el ya anunciado Yakuza 5. Asimismo, su condición de spin-off y no de entrega oficial, hacen que Yakuza: Dead Souls sea la excusa perfecta para llevar un poco más allá la locura inherente a la franquicia y su retrato - tan desquiciado como real - del Japón más consumista y excéntrico.

Las chicas de compañía, un clásico de la saga Yakuza.

"Su condición de spin-off convierte a Yakuza: Dead Souls en la excusa perfecta para llevar un poco más allá la locura inherente a la franquicia"

En este sentido hay muchas cosas que no han cambiado, y eso es precisamente algo que tiene que ver con ese lado desconcertante de Dead Souls del que os hablaba al principio. Estamos ante un título en el que tan posible es verse rodeado de zombis asquerosos que quieren comerte el cerebro como de chicas de alterne que quieren... invitarte a un trago. Es sorprendente - por no decir que da un mal rollo que te cagas - cómo la vida transcurre con total normalidad en la media ciudad que todavía no ha sido invadida por los zombis; ¡como si no pasará absolutamente nada!. Puedes ir de compras, al karaoke, a las máquinas pachinko, jugar a golf, a pescar, etc. Es más, como ya es típico en la saga, en muchas ocasiones estarás en medio de una misión urgente pero acabarás entreteniéndote en cualquier tontería, como si los zombis hubieran anunciado una tregua temporal.

Se nota que los desarrolladores han querido pasarlo bien haciendo el juego, y lo cierto es que tanto la historia como la forma de explicarla están al nivel de la saga, es decir, bastante bien. Como siempre, se mantienen las concesiones totalmente "peliculeras" de la franquicia, las frases molonas, las poses chulescas de sus protagonistas, y ese humor a medio camino de lo naïf y lo grotesco que hacen que avanzar en su trama sea, cuanto menos, algo imprevisible.

Sin embargo, también he comentado al principio que Dead Souls me parecía un título encorsetado y contenido, y esto es algo que se manifiesta claramente en las mecánicas jugables. Lo primero que hay que destacar es que en esta ocasión el gameplay está totalmente enfocado al uso de armas y no al combate más físico de las anteriores entregas. Los propios protagonistas se darán cuenta de ello al ver que con puñetazos y patadas no van a ningún lugar, y el jugador tampoco tardará mucho en caer en la cuenta de que se encuentra ante el típico juego de gatillo fácil en el que no hace falta ningún tipo de precisión para apuntar.

Goro 'Mad Dog' Majima protagoniza algunas de las mejores escenas del juego.

El anquilosado y lento sistema de apuntado es el gran defecto que hace que Dead Souls no esté a la altura del resto de la saga. El apuntado automático de nuestro personaje hace que acabar con las hordas de zombis sea algo realmente fácil y a la larga muy repetitivo. La presencia de jefes finales y de zonas contextuales en las que podemos interactuar para crear explosiones o otros efectos devastadores le dan variedad, pero no consiguen que el jugador supere esa sensación de estar avanzando por pasillos que simplemente hay que limpiar de zombis sin ningún tipo de componente estratégico.

Por suerte, el fantástico sistema de progresión de personajes, junto con el hecho de que cada uno de ellos venga por defecto con una arma distinta consiguen darle un poco de diversidad a unas mecánicas que fácilmente convierten la matanza de zombis en algo que puede acabar siendo tedioso. Habrá quienes nunca dejarán de disfrutar acabando con hordas de zombis, pero estoy convencido que muchos otros jugadores acabarán realmente hartos de estas mecánicas que, sinceramente, parecen más propias de un título de hace cinco años que de uno actual.

Son las dos caras de la moneda de este Yakuza: Dead Souls. En algunas cosas, como en su peculiar manera de plantear un Apocalipsis Zombi, es un título realmente atrevido; pero en otras, como sus mecánicas jugables, peca de ser demasiado conservador. Aún con todo, lo que nos queda es un juego que a pesar de estar dirigido principalmente a los fans de la saga, también puede ser del agrado de aquellos que simplemente quieran probar este peculiar cocktail de desconcertantes excentricidades japonesas y no-muertos.

7 / 10

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