Análisis de Pro Evolution Soccer 2015
Renovación de plantilla.
Adiós al Nessun Dorma y al Guantanamera del año pasado. Este año, la primera impresión que nos deja PES 2015 nada más ponerlo en la consola es buena. La banda sonora se ha actualizado con grupos actuales y de cierto renombre. El rediseño de los menús, hasta cierto punto personalizables, deja atrás la imagen de juego barato que dada el PES anterior, un icono nos demuestra que este año hay actualizaciones de plantillas en vivo y los primeros planos del jugador de turno que completa el diseño de estos menús muestra la mejor cara del motor FOX Engine funcionando en la nueva generación de consolas. Parece que este año sí; este año el "Pro" está a la altura de las más altas producciones. Pero, desafortunadamente, cuando saltamos al campo la sensación es bien distinta.
Lo primero que llama la atención es que el salto gráfico no ha sido tan positivo como esperábamos. En la versión anterior vimos ciertos detalles como las físicas de las camisetas, al estilo 2K, o la iluminación que hacían prever un salto espectacular a las nuevas consolas. Pero, sorprendentemente, no ha sido así. Las físicas de las camisetas se han perdido, la iluminación ya no es tan llamativa como antes y el césped carece de volumen en según qué tipo de planos. Pese a correr a 1080p y 60fps PES 2015 nos devuelve esa sensación de juego de antaño, esta vez, sobre el terreno de juego.
Y a todo esto hay que sumarle el apartado sonoro durante los partidos que hace casi obligatorio (a no ser que queráis echaros unas risas) el muteo de los comentaristas, de nuevo Carlos Martínez y Julio Maldonado, incapaces de enlazar frases fluidas de más de tres palabras. Puede parecer que estoy exagerando, que los comentarios no pueden ser tan importantes como para que les dedique un párrafo del análisis. Pero no. Son un despropósito tan grande que si no los quitáis acabaréis extrapolando esa sensación al resto del juego.
Con el balón ya en los pies la cosa cambia un poco. PES 2015 se queda con todo lo que su predecesor hizo bien y lo limpia de imperfecciones. Ya raramente veremos jugadores estáticos mientras el balón les pasa por las narices o porteros que parecen esquivar la pelota en vez de intentar pararla. Este año PES se siente un juego más sólido, distinto a lo que la competencia nos tiene acostumbrados, con otro ritmo y otra manera de ver el fútbol, pero que con el mando en las manos transmite la sensación de tener las ideas muy claras.
Pese a que sigue siendo un poco más complicado de la cuenta realizar algunas acciones sencillas ha simplificado ciertos controles, como por ejemplo el bregar con el cuerpo del defensa que ahora lo hace automáticamente el jugador sin necesidad de mover el stick derecho.
Esto ayuda a que el ritmo de los partidos sea muy pausado y la clave esté en no precipitarse y saber esperar el momento adecuado para dar el pase de gol o hacer el cambio de ritmo preciso. Las animaciones han aumentando en cantidad y calidad pero sigue faltando un punto de fluidez entre unas y otras para que todo sea mucho más orgánico y natural. Aun sigue dando cierta impresión de que estamos realizando movimientos casi sin relación entre sí, que acaban siendo una suerte de piedra, papel o tijeras frente al defensa más que de un duelo de intuición y reflejos. Al igual que las animaciones para los disparos, escasas y casi independientes a la presión del rival que dan poca impresión de contacto, de potencia o de contundencia.
PES ha tomado el camino del jugador más hardcore, por eso muchas de las decisiones que toma tienen sentido para los más exigentes, experimentados o competitivos, los que no tienen miedo de jugar horas y horas ante de empezar a dominar el ritmo del juego y el control total de la pelota. Lo bueno es que detrás de toda esa maraña de controles, de esa infame línea de puntos para los lanzamientos a balón parados, de ese ritmo lento y todas esas opciones tácticas que podemos variar en mitad del partido, hay un juego completo y convencido de sí mismo listo para dárselo todo a ese jugador hardcore.
Como no podía ser menos, Konami tenía que hacer algo contra ese Goliat llamado Ultimate Team. PES 2015 sigue contando con todos los modos de juego de siempre: las ligas individuales de cada país a las que se han sumado las segundas divisiones, la Champions League, la Europa League y demás campeonatos continentales, el modo Leyenda para jugar con un solo jugador y la clásica Liga Máster, que no cuenta con novedades destacables. Pero la guinda del pastel la pone el nuevo modo My Club.
Para que os hagáis una idea, My Club es una mezcla de la Liga Máster Online y Ultimate Team. Con el objetivo de confeccionar nuestra plantilla perfecta debemos ganar partidos online u offline para conseguir monedas e invertirlas en mejores jugadores o mánagers.
Las diferencias con Ultimate Team son pocas: My Club cuenta con un sistema de química entre jugadores parecido, pero algo más complejo -cómo no-, al de FUT; nos obliga a gastar parte de nuestros recursos en contratos para los jugadores; sustituye los sobres de cromos por los representantes que, según su calidad, tendrán más o menos posibilidades de llegar a acuerdos con mejores jugadores. Vamos, como los sobres de oro, plata o bronce; cuenta con dos tipos de monedas que podemos conseguir ganando partidos y ascendiendo de divisiones (también como en FIFA) y ganando campeonatos o mediante microtransacciones.
Todo tiene un olor a FUT que echa para atrás y más que solventar los problemas o las quejas que los jugadores de FUT pueden tener las agrava. Por una parte no hay ningún tipo de comercio entre jugadores, no hay tradeo. La única manera de conseguir jugadores es mediante los representantes y luego, si los queremos vender, el juego nos dará una cantidad ya estipulada, e irrisoria, por los jugadores que nos sobren ya que, para colmo, tenemos un límite de jugadores en la plantilla.
Además, la complejidad innecesaria con la que baila llega al extremo de solo permitir un tipo de formación por cada entrenador que tengamos por lo que, al menos al principio, simplemente cambiar el sistema de juego se puede convertir en un infierno. Eso sí, conseguir jugadores del más alto nivel no es tan complicado y no solo conseguimos monedas jugando en este modo de juego ya que, por ejemplo, si completamos los nuevos entrenamientos de habilidades también conseguiremos monedas, lo que no nos mantiene tan arados exclusivamente a este modo de juego.
Lo he intentado todo, he puesto todo de mi parte, siempre fui de "Pro" y cada año espero el juego que me devuelva las ganas de jugarlo. He abierto mi mente a otra forma de jugar a los juegos de fútbol, he obviado el apartado gráfico y he muteado los comentarios. Hasta he intentado olvidar que existía FIFA 15, pero PES 2015 sigue estando lejos de lo que espero de un juego de fútbol a estas alturas de la película. Ya no hablo de licencias (seguimos sin la liga inglesa original y la liga alemana ni aparece) o de cantidad, hablo de calidad. PES 2015 sigue careciendo de una fluidez que es totalmente necesaria para cualquier juego deportivo, y más que seguir el camino que marcó la edición de 2014 se ha limitado a limpiar la gran cantidad de bugs que empañaron lo que iba a ser y no fue.