Análisis de Far Cry 3 Blood Dragon
La loca historia de las galaxias.
Parece que el inesperado boom de Far Cry 3, que ha superado todas las expectativas de ventas, les ha ganado unos cuantos favores a los desarrolladores. Blood Dragon parece, se ve y se juega como una obra apasionada de esas que se gestan en los pasillos y en las páginas finales de las libretas. No me imagino a alguien del departamento de marketing pensando en dinosaurios con neones disparando láseres por los ojos, pero sí a un grupo de programadores y artistas de treinta y pocos intentando colarle la idea a Ubisoft.
Sea como fuere la cuestión es que aquí lo tenemos. Es un juego independiente que cuesta unos 15€ y que no necesita de Far Cry 3 para nada: ni para instalarlo ni por temas argumentales. No es un DLC, ni tampoco una expansión. Estamos en otra época, con otro protagonista y solo compartimos algunas mecánicas de juego. Que quede claro: lleva "Far Cry 3" en el nombre pero eso es todo lo que los une.
Controlamos a Rex Colt, un superagente al que nos presentan con unos dibujos pixelados con estética ochentera y que homenajea, claramente, a juegos como Operation Wolf. A lo largo de la aventura encontraremos docenas de referencias al imaginario audiovisual de los años ochenta. La historia, muy retrofuturista, nos cuenta que el mundo está jodido, básicamente, a finales del siglo XX; ha explotado una guerra nuclear y se ha liado tan parda que han empezado a salir facciones rebeldes por todos lados y hasta dinosaurios gigantes que disparan láseres por los ojos -no puedo parar de insistir en ello-. El juego basa su gracia en este tipo de excesos: ya desde buen comienzo nos dejan claro que nuestro personaje es un superhéroe que puede esprintar a grandes velocidades sin cansarse, caer sin romperse las piernas o bucear todo el tiempo que quiera. El armamento inicial es letal, nada de ir pillando armas poco a poco: pistola, shotgun, rifle de francotirador, minas, granadas, metralletas... y al cabo de poco hasta miniguns. La progresión del héroe también está bien controlada. En vez de elegir qué quieres mejorar te asignan nuevos poderes cada vez que subes de nivel. Normalmente suelen ser aumentos en la barra de vida, pero también añaden nuevas ejecuciones y otras sorpresas. A su vez, puedes pasarte por la tienda para gastar el dinero que vas recogiendo en mejorar armas.
Es un juego irónico a más no poder, y esta ironía lo invade todo: los diálogos, el propio diseño del juego, la música, los gráficos...
Esto te anima a hacerlo bien ya que al igual que en Far Cry 3 aquí podemos matar con estilo. Da muchos más puntos una ejecución a cuchillo más lanzamiento posterior de shuriken -¡hell, yeah!- que un par de tiros con la shotgun, por poner un ejemplo; si te lo curras desde el principio pronto te conviertes en una máquina de matar y eso que antes te costaba tanto ahora lo fulminarás con un par de balas explosivas o un cuchillazo extrapotente. Y ya viene a ser eso: hasta el diseño del juego es irónico. Es muy gracioso andar como el maldito Terminator por las últimas pantallas, reventando con un par de tiros esos bicharracos que antes tanto te hacían sufrir.
El humor acompaña perfectamente esa realidad alternativa llena de neones y palabrotas. Ya desde el tutorial nos empiezan a vacilar con metabromas -y ojo, que para despistar a los malos lanzamos un dado de rol- y desde ahí es un no parar. Los soldados enemigos no paran de soltar frases épicas y Rex es tan gracioso que a veces tendrás que darle al pause para poder reírte a gusto sin que te maten. Si ese humor zafio e irónico no conecta contigo posiblemente no disfrutes del juego; si lo hace, en cambio, prepárate para una de las comedias de acción más desternillantes del año.
Os hemos preparado un vídeo que resume de qué va el juego y que enseña la primera misión. ¡No os lo perdáis!
El juego tiene un mapa bastante grande aunque no llega, ni de lejos, al tamaño de la isla de Far Cry 3. Tendremos siete misiones principales y 13 campamentos enemigos por descubrir, además de la posibilidad de ir de caza en unas misiones secundarias y que nos ayudarán a desbloquear accesorios para las armas. También hay varios coleccionables esparcidos por ahí, a los que puedes acceder con vehículos -jeeps, aladeltas...- o esprintando a la velocidad del rayo.
Blood Dragon es una autoparodia que se nota que han hecho con pasión y soltándose la melena. Se meten con todo; es una comedia, principalmente, pero muy agradable de jugar y con una acción heredada de Far Cry 3 muy bien llevada. Es, de hecho, mucho mejor juego de acción de los que se ríe. Intentar jugarlo de otra forma no tiene sentido. Si te atrae su rollete y tienes ganas de estar un buen rato con la ceja levantada y con el modo ironía encendido lo disfrutarás de lo lindo.