Mata Hari
No te acostarás sin saber algo más.
Nos engañan nuestros juicios cuándo conciben aquella temprana época de preguerras como un mundo inundado de inocencia y candidez. Quizás sea por las historietas edulcoradas que nos llegan por el cauce de los productos de entretenimiento, como es este que nos ocupa.
Encarnaremos a una inmigrante holandesa divorciada que, con ciertas ínfulas, pretende abrirse paso en un mundo que le reservaba el papel de mera fulana burguesa. Su concepción liviana de la vida, sumado a su fuerte deseo de mantener el costoso tren de ostentaciones ajena a los apuros de fin de mes, le llevan a no menospreciar ninguna fuente de ingresos suplementarios. Es así que, casi como un juego, acaba realizando labores de contraespionaje a todo aquel que pueda pagar su minuta, sin atender bandos ni ideologías. Mezclemos promiscuidad, espionaje, lujo y guerra con una batidora eléctrica incapaz de evitar los grumitos, apliquémosle el sesgado y deshilachado tamiz de la cultura popular, y estaremos dispuestos a servir el icono de Mata Hari para su consumo.
El juego es un Point and Click heredero del género que explotó Lucas Arts en aquellos limitados compatibles de los 80. Curioso es que la estructura de juego se presente mucho más limitada y digerible que las de esos juegos de unos pocos Kilobytes. La productora trata de vendernos, apenas con un poco menos de énfasis que las curvas de la stripper, la presencia en el equipo técnico de dos viejas glorias que colaboraron en títulos como el celebérrimo Indiana Jones and the Fate of Atlantis. No cabe duda de que han abordado este proyecto como trabajo alimenticio, pues poco queda de aquellos que haga destacar esta presentación.
Sobre aquella época en la que la abuela aún no se afeitaba el bigote
La interfaz se limita a una suerte de barra de tareas en la que se mezclan, sin distinción, objetos y temas de diálogo. A la postre, acabarán ejerciendo la misma función a lo largo de la partida. La mecánica es tan básica como apuntar y arrastrar iconos.
Quizás lo más cuidado del título sean los fondos pre renderizados que lo adornan. Tratan de ocultar su origen 3D con una acertada sesión de retoque y brocha. Las localizaciones están bien ambientadas y pobladas por multitud de personajes peatón que no ofrecen interacción alguna. La única tacha al respecto se puede encontrar si juegas a altas resoluciones, ya que están guardados en bitmaps no demasiado generosos en cuánto a resolución nativa. Nada demasiado notorio salvo para los más quisquillosos observadores.
La música da Fe de la poca envergadura del proyecto. Sin estar mal ejecutada, no pasa de acompañar al jugador por sus peripecias como chica para todo. Se torna repetitiva y añade poca trascendencia a los episodios finales de la aventura. La ambientación sonora, aunque lograda, canta una actividad que no se traslada a la pantalla.
Llegamos a los personajes en sí. Están todos bien elaborados en unas generosas 3D. No cargan con una abrumadora tasa de polígonos, pero tampoco lo necesita el género. Rinden cuentas a las diversas fuentes de luz de los escenarios y atienden a buenas proporciones. Mención especial al torso semidesnudo de la protagonista, con ciertos rasgos de Eva Méndez, modelando, con gusto y respeto a la figura femenina, un sinuoso vientre y acompañándolo de hermosas caderas. Más atendiendo el impuesto arquetipo de palillos poco definidos con globos que nos ataca agazapado tras cada disco compacto. Pero no podemos obviar la falta inexcusable de animaciones, tan baratas de conseguir con esta técnica. Las que están oscilan entre lo correcto y lo ortopédico-aleatorio, sangrantes las de los supuestos bailes eróticos. Con todo, se hacen notar más las que faltan, restando credibilidad a las diferentes acciones que se van realizando. Todo se resuelve con los mismos gestos y hay un indisimulable reciclaje de diseños.
Pero si la factura técnica es correcta, no se puede comentar lo mismo de lo más importante en un juego de esta índole: El guión.
Pues no le dijo el pájaro a la abuela que dos cabras eran buena dote
La historia, pese a los ingredientes picantes, resulta poco estimulante. Los hechos se suceden con menos dramatismo que un documental sobre las mareas. No es que no se deje ver, ya que puede ser hasta bonito, es que no te vas a molestar en cambiar de canal si están echando cualquier cosa más interesante. Los diálogos están poco trabajados y resultan previsibles y anodinos. No se trata de ensalzar los clásicos del género por su antigüedad o por su virtud de inaugurar una escuela. Es que aquellos se lucían con diálogos ingeniosos que invitaban a estrujarse los sesos en busca del siguiente, no siendo este el caso. Ni por dificultad, es extremadamente sencillo y lineal, ni por una historia apasionante. Se añoran también las descripciones habituales de objetos y escenarios que daban rienda suelta a las capacidades narrativas de los guionistas. Personajes planos que se limitan a replicar con frases insulsas y que debieron nacer un día en el que el carisma se cotizaba demasiado alto. En general, todo huele a esbozo de pretensiones que deben haber ido extraviándose por el camino durante el desarrollo.
Diversos puzzles y mini juegos alegran un poco el curso del juego, e incluso suman puntos para un inútil recuento de 'habilidades', pues resultan ser meramente ornamentales y apenas modifican el epílogo de la historia. Las habilidades de seducción, pareciendo en su presentación hasta interesantes, se reducen a opciones de diálogo en momentos muy concretos y esparcidos. Y acabarás odiando los continuos viajes por tren. Quiera un momento de lucidez que alguien pensara en la opción de saltárselos a cambio de perder la recompensa de puntos, algo extensible al resto de mini juegos con un socorrido botón del pánico. Su planteamiento aleatorio llega a provocar estrafalarias situaciones irresolubles que obligarán a reempezar la acometida haciendo poco por el humor del desafortunado jugador.
Todo esto durante unas 6~8 horas de juego, en función del tiempo que te molestes en emplear entre bailes, viajes y hallar secretos de estado opcionales, por un escaso número de escenarios, tampoco ha sido nunca el fuerte del género, y que, afortunadamente, se distribuye por un precio bastante contenido. Un competente y agradecido doblaje al castellano ayuda a justificar esta compra para los desatendidos fans que queramos emplear un par de tardes en este juego digno, pero sin brillo.