Stacking
El poder de las pequeñas cosas.
El protagonista de Stacking es, como el propio juego, bastante pequeño. Charlie Blackmore es el hijo menor de una familia de deshollinadores en la época de la revolución industrial de un mundo poblado por matrioskas, y es realmente pequeño. Tan pequeño que cuando los secuaces del malvado Barón se llevan a todos sus hermanos para forzarlos a trabajar en las minas y calderas de las factorías para saldar la deuda del padre, deciden dejarlo atrás porque de tan pequeño que es parece un inútil, un bueno para nada, un inofensivo y diminuto niño que jamás conseguirá reunir de nuevo a su familia. Y, por supuesto, se equivocan: Stacking es el descubrimiento del poder de lo pequeño, de la capacidad sobrecogedora que las cosas pequeñas, como Charlie Blackmore y Stacking, pueden llegar a tener sobre nosotros.
La mecánica del juego es extremadamente sencilla: el único poder de Charlie reside en su diminuto tamaño. Como es la matrioska más pequeña del mundo, puede habitar el interior de cualquier otra de tamaño directamente mayor y dominarla. Esto quiere decir que puede habitar una matrioska infantil, y con ella una matrioska adolescente, y con ella una adulta, y con ella una extragrande, y con esta una gigante, y hacer uso de las habilidades únicas que todo el resto de muñecos tienen, desde abrir puertas a seducir, pasando por las flatulencias, los guantazos, las herramientas mecánicas o cualquiera de las muchas que no pretendo revelaros y que es mejor descubrir por uno mismo.
Estas habilidades son cruciales para resolver los conflictos que nos franquearán el paso hacia el resto de los hermanos Blackmore. Estos conflictos van desde la mediación entre el sindicatos de trabajadores ferroviarios y los capataces del gremio hasta el sabotaje de un crucero de lujo o la liberación de delegados en una cumbre mundial contra el trabajo infantil. Como salta a la vista, es inútil negar el calado político y reivindicativo de Stacking, cuyo centro es el tema de la explotación y la importancia de la resistencia; un posicionamiento sorprendentemente complejo para un juego tan minúsculo.
Cada conflicto es una situación-puzzle que tendremos que resolver recabando información, hablando con los demás, habitando nuevos muñecos y poniendo a trabajar nuestra imaginación. Todos los problemas tienen un mínimo de tres tipos de solución, y cada tipo de solución puede ser logrado de diferentes formas. Es por esto que Stacking es, a pesar de su reducido tamaño, un juego con una insospechada profundidad y con muchas —y, sobre todo, buenas— horas de diversión en su interior. Si vamos a toda prisa, completar la historia de Stacking no nos llevará más de una tarde, pero la gracia del juego anida precisamente en lo que viene después: conseguir averiguar cómo lograr todos los tipos de solución de cada una de las situciones, descifrar las imagnativas combinaciones y estrategias para solventar cada puzzle.
En este proceso, además, podremos completar muchos detalles secundarios como conseguir todos los muñecos únicos que el juego esconde, juntar todas las familias de matrioskas que andan desperdigadas por los niveles, llevar a cabo todas las travesuras que los poderes de los muñecos permiten y deleitarnos con el divertidísimo guión que han apañado en Double Fine para este título con aspecto de película de cine mudo que, bajo su apariencia minúscula, alberga un precioso diseño visual, musical y jugable que acompaña sus modestas aspiraciones y sus sobresalientes logros. Un juego absolutamente delicioso e indispensable que enriquece considerablemente el catálogo de XBLA y PSN, y un juego que no debéis perderos por nada del mundo.