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50 Cent: Blood on the Sand

"¡Esa perra se llevó mi cráneo!"

Como dice el propio 50 Cent, el tipo al que vas a controlar durante la mayor parte de Blood on the Sand ha tenido mucho que ver en las primeras etapas del diseño del juego. Quizás eso signifique que es un gran fan de Gears of War y The Club, porque, indudablemente, alguien en ese juego lo es. Este vertiginoso shooter con elementos de cobertura llena el vacío existente entre ambos juegos, añadiendo combates cuerpo a cuerpo, armamento potente y música exclusiva

El juego se convierte en deudor de esas mismas influencias desde el inicio del juego. Controlas al rapero desde una perspectiva en tercera persona, agazapandote para cubrirte con un botón y apostandote para disparar pulsando el gatillo izquierdo. Tanto si avanzas agazapado entre edificios derruidos como si te parapetas tras una pared o cualquier tipo de cobertura, el gatillo izquierdo activa el modo de visión de puntería con un punto de mira en el centro. Es el momento de abrir fuego con el gatillo derecho

Los juegos basados en el Unreal Engine 3, pese a compartir características, raras veces se parecen entre sí. Pero, en el caso de Blood on the Sand, es un duplicado demasiado exacto de Gears en escesivas ocasiones. Y no sólo porque el fornido modelo 3D de 50 tenga un aire a Marcus. La acción tiene lugar en una especie de Medio Oeste norteamericano de posguerra, con entornos llenos de paredes bajas, pilares de cemento destrozados, vigas de acero dobladas y muros de hormigón que proveen de muchos lugares donde cubrirse. Tal y como vimos en Gears, la mecánica del juego establece un solo camino para completar cada nivel. Eso implica ocasionales peleas en pasillos y más abundantes tiroteos en zonas semiabiertas al aire libre. En realidad nunca tienes ni una sola duda de a dónde debes dirigirte, gracias a las indicaciones en pantalla y a disimulados bloqueos en el camino.

Hay un montón de sangre, pero el juego es tan ridículo que parece un dibujo animado. No ayuda demasiado que esas camisas rojas les hagan parecer Papa Noel.

La principal característica que diferencia Blood on the Sand de Gears, y quizás sea debido a su protagonista, le acerca más a The Club: cuanto más matas -sea de forma directa o ayudado por los tres compañeros que maneja la IA-, más se llena una especie de multiplicador de puntuación que va desbloqueando progresivamente una lista de más de cuarenta canciones exclusivas. Asimismo, hay diseminados por todo el juego ciertos objetos -posters, cajas repletas de dinero u objetivos con una diana en la que tienes que impactar- que nos ayudan a incrementar nuestras ganancias e invertirlas en nuevas armas, habilidades cuerpo a cuerpo y demás mejoras.

No hay nada original en el planteamiento del juego, pero Swordfish Studios ha hecho los deberes en dos aspectos fundamentales: el combate es rápido, intuitivo y relativamente bonito (sin duda, más cerca de Gears of War que de Kane & Lynch) y, además, han introducido sutiles detalles de humor que hablan a las claras de que el juego no se toma en serio a sí mismo. Es claramente paródico desde el principio: 50 se embarca en una misión para recuperar una calavera con diamantes incrustados en posesión de un señor del crimen local, y no tiene ningún problema en aplastar por el camino a cientos de terroristas y mercenarios armados hasta los dientes, mientras él y cualquiera de los ayudantes que hayas escogido para que le acompañen gritan obscenidades enmedio del fuego cruzado. Una vez hayas limpiado cada zona, Lloyd Banks, o cualquiera de los otros, te indicará que el peligro ha pasado diciendo "Hemos acabado con esos hijos de puta", o cuestionando la virilidad de los enemigos que acabais de destrozar.