Alan Wake
Análisis libre de spoilers. Bienvenido a Bright Falls.
Además, en la práctica se infrautiliza esta interesante estructura. Cuando terminamos un episodio y comenzamos el siguiente, se nos presenta la típica introducción con un "Anteriormente en Alan Wake", que resume lo ocurrido hasta ese momento. Lo que no tiene mucho sentido es que cuando encendemos la consola y recuperamos una partida anterior se nos muestre una pantalla estática de carga con el logo del juego en vez de estos vídeos, algo que no sólo hubiese ayudado a dar coherencia a ese estilo de serie de televisión que pretende alcanzar Remedy sino que hubiese sido una ayuda de agradecer para el usuario.
Técnicamente el estudio finés siempre ha sido puntero, y Alan Wake no hace sino confirmar esa tendencia. Gráficamente es espectacular, con un especial énfasis en los efectos ambientales y de iluminación, un paso por delante de casi todos los juegos que hemos visto hasta la fecha. La representación de la niebla y las sombras, azotadas por el viento, es excelente. También resulta brillante el ciclo entre día y noche, que como hemos comentado también tiene implicaciones jugables. No hemos analizado a fondo aspectos como la resolución o el tearing (el artículo de Digital Foundry con el veredicto final al respecto llegará en los próximos días), algo que seguramente preocupará a más de uno después del escándalo sub-HD, pero os puedo asegurar que al jugar no se aprecia ninguna merma de calidad por ello y que todo luce tan bien como esperábamos.
Pero por desgracia no todo es tan bueno. Si bien la mayoría de animaciones están bastante conseguidas, algunas desentonan en el conjunto global (como la de salto) y otras producen un efecto poco realista. Y las expresiones faciales son horribles, algo todavía más extraño si tenemos en cuenta que los responsables de su creación se permitieron el lujo de criticar ferozmente a la competencia (Heavy Rain) en este aspecto.
Del apartado sonoro no tenemos queja alguna, eso sí. Los efectos de sonido y la direccionalidad de los diferentes canales del surround son sobresalientes, y el doblaje al castellano (con los actores españoles que ponen voz a los personajes de Matthew Fox, Martin Lawrence o Jennifer Morrison) tiene un nivel muy alto que no nos hace echar de menos las voces originales. La partitura de la banda sonora, compuesta por Petri Alanko, ambienta a la perfección las diferentes situaciones, ya sean más calmadas o más tensas, y al final de cada capítulo suena una canción de diferentes grupos (alguno bastante famoso, pero una vez más no quiero entrar en detalles para no reventar la sorpresa) cuya letra se relaciona de una forma u otra con los acontecimientos de los que acabamos de ser testigo.
Alan Wake es un buen juego, sin duda, y una compra más que recomendable. Tiene valores de producción de triple A, una ambientación logradísima, un apartado técnico envidiable y un planteamiento jugable mucho más divertido de lo que aparenta a primera vista. Pero también supone una pequeña decepción, porque al terminarlo se es consciente de que no es todo lo que esperábamos de él: argumentalmente posee demasiados altibajos y concluye de una forma que no gustará a todo el mundo, jugablemente abusa en exceso de la repetición y nunca llega a alcanzar todo su potencial. El excesivo hype, sin duda, le ha jugado una mala pasada a Remedy. A Alan Wake le falta ese puntito de genialidad que distingue a los buenos juegos de las obras maestras, lo que distingue a un H.P. Lovecraft de un Stephen King cualquiera...