Gatling Gears
Ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta.
Algo que me ha gustado bastante es que se pueden hacer y deshacer los cambios en el armamento. Si, por ejemplo, el enemigo final al que te vas a enfrentar vuela, las granadas no serán tan útiles como los misiles, así que puedes bajar al mínimo las granadas y utilizar los créditos restantes para equipar la última categoría de misiles. Se añade así un ligero componente estratégico que siempre es bien recibido.
Con los puntos de experiencia que antes mencionaba se desbloquean diferentes skins, efectos de nuestro mecha e incluso una pequeña mascota a la que habré disparado millones de veces porque, en el confusión de la batalla, creía que era un enemigo persiguiéndome. Es cierto que no aportan nada más allá del componente estético, pero no os llevaréis a casa a la reina del baile si no entráis en el campo de batalla con un mecha rojo y negro que echa fuego al andar. Eso sí, el trasto anda como si hubiera pasado el día montado en un caballo (robot) y eso no se lo tunea nadie.
Una de las principales virtudes de Gatling Gears está en su apartado gráfico. El juego luce realmente bien, proponiendo unos gráficos coloristas y desenfados -incluso en las zonas más "sombrías"- que le sientan estupendamente. Mención especial para el diseño de los estrafalarios jefes finales, que les van a traer muchos recuerdos a los que se han dejado cantidades preocupantes de monedas cinco duros en los schumps: casas articuladas, brazos mecánicos, robots gigantes, etc.
Destaco también el sonido, bien ejecutado sobre todo en los efectos de las armas. La gatling suena estupendamente, al igual que los misiles, y las granadas -especialmente cuando las mejoramos- muy contundentes. Por desgracia, la música no tiene el mismo nivel, lo cual es una verdadera pena porque si algo recuerdo de los arcades clásicos son esas musiquillas pegadizas que no se te quitaban de la cabeza.
Para alargar un poco la vida del juego disponemos de tres niveles dificultad y un modo survival, aunque el punto fuerte es en mi opinión la posibilidad de jugarlo todo en cooperativo, tanto online como en juego local. Todo el que haya disfrutado en los arcades de juegos como Mercs o Aerofighters sabe lo divertido que es afrontar una pantalla cubierta de disparos en compañía de un colega al que gritar "This is madness!!!"
Pero no todo podía ser bueno: su principal defecto está en la cámara, por muy absurdo que parezca en un juego de estas características. En ocasiones se nota que está colocada demasiado alta (o más bien que los enemigos de a pie son muy pequeños), lo cual no es algo positivo cuando comienza la ensalada de tiros. No obstante, lo peor es que no sigue bien la acción. No hay problema cuando está fija, pero más que acompañarnos es como si el jugador tuviera que tirar de ella: primero avanzas y después te sigue. Esto ocasiona que en ciertos momentos nos encontremos de bruces contra los enemigos o que el ángulo para entablar batalla no sea el idóneo. No es algo que haga de la experiencia algo injugable, ni mucho menos, pero un fallo de cámara en un shooter con una mecánica tan antigua me deja de piedra pómez.
Para concluir, sólo recalcar que Gatling Gears me parece un muy buen juego, si bien no es sobresaliente en nada. Su simplicidad puede no cautivar a todo el mundo pero, repito, esto es un juego sacado directamente de una recreativa de los ochenta con un lavado de cara; no esperéis mecánicas novedosas como la de Ikaruga. Gatling Gears no engaña a nadie: es simple, frenético, divertido, moderadamente largo y con la guinda del pastel que es el modo cooperativo.