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Año nuevo, entrega nueva

Exprimiendo franquicias hasta su extinción.

Año nuevo Fifa nuevo. Nuevas plantillas, cambio de entrenadores. Quizás algún cambio gráfico o de control y, por supuesto, un nuevo online para estar a la par con los colegas. Tiene todo el sentido del mundo, al menos para el fan del fútbol. Lo mismo con otros géneros deportivos, ya sea de conducción, como Fórmula 1, u otro deporte de masas como NHL o NBA.

Año nuevo, entrega nueva. ¿Qué pasa cuando se aplica esta misma fórmula a juegos de otros géneros?

La respuesta a esa pregunta hace tiempo que se está contestando. Por un lado me viene a la mente la saga de juegos musicales "Hero", que en paz descanse. Primero en manos de RedOctane, pasó a publicarse con Activision momento el cual llegaron a salir hasta 6 juegos basados en la franquicia en 2010. Gracias al lícito pero voraz ansía de pasta de Activision, esta saga se ha visto sentenciada a un ocaso que ha salpicado prácticamente a todo el panorama de juegos musicales; salvando los "Dance" de rigor, que se han visto reafirmados por los controles de movimiento.

Por otro lado tenemos a Call of Duty, casualmente también de Activision, cuya única razón de interés para muchos radica en el online, pues ¿cuánto habría vendido Modern Warfare 3 si no tuviera online? La campaña apenas dura unas 4 ó 5 horas y, por tanto, es carne de alquiler. De algún modo el online es el último asidero que hace que la saga no se dé el castañazo final hacía el abismo.

Pero no sólo en Activision cuecen habas. Otros intentan exprimir también sus franquicias de más éxito. Es el caso de Ubisoft y su Assassin's Creed. No sólo hemos visto versiones y adaptaciones de la franquicia en un montón de plataformas diferentes, sino que en los últimos 3 años hemos tenido una entrega "gorda" por año. ¿Cuál ha sido el resultado? Pues todos recordamos el último Assassin's Creed Revelations que, pese a no ser mal juego, no estaba a la altura de lo que esta saga se merece.

Estos son sólo algunos ejemplos, pero estoy seguro, querido lector, que ahora mismo tú tienes muchos casos similares en tu cabeza.

Soy de la opinión de que un buen videojuego, como el buen vino, necesita un tiempo mínimo para convertirse en un buen caldo. Un tiempo mínimo necesario para pulir los detalles y hacer que la degustación final del título sea toda una experiencia que haga que la espera de dos o tres años merezca la pena. ¿A alguien más le viene a la cabeza Blizzard?

Sin embargo, la industria en general y la del videojuego en particular tiene un modelo poco arriesgado y "cortoplacista" en el que, muy al estilo del mundo de la música, quiere exprimir a su gallina de los huevos de oro en el mínimo tiempo posible hasta "quemarla" para reinvertir parte de los beneficios en otra y así seguir en un ciclo sin fin, y sin alma.

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