Deadly Creatures
Sobrio y arriesgado.
Acto 2: Primera toma de contacto
Finales de febrero de 2009. Por fin el juego sale a la venta y es el momento de despejar todas nuestras dudas acerca del mismo. Cuando nos llega una copia a la redacción me hago con el y es aquí donde empieza una particular travesía por el desierto que se alargará una semana (jugando una hora al día más o menos).
Lo primero que con lo que topamos tras insertarlo en la consola es con una gran decepción. Advertimos que su distribuidora, THQ, ha suprimido el doblaje original y ha sustituido las voces de Hopper y Thornton por las de dos dobladores desconocidos. ¡Qué les costaba poner un selector de idioma! Al fin y al cabo, ya os avanzamos que el guión de Deadly Creatures no debe ocupar más que un par de hojas.
Aun con esta pequeña decepción inicial el juego no deja de sorprendernos en las primeras partidas. Tal como hemos comentado al principio, lo más curioso de su planteamiento es que nos viene a contar la típica historia de ambición y muerte en la desoladora frontera que une México con Estados Unidos. A través de los ojos de la tarántula y el escorpión somos testigos de la la búsqueda de un tesoro de la Guerra Civil Americana por parte de dos paletos con pistola y pocos escrúpulos llamados George Struggs y Wade. Y hasta aquí podemos leer.
A lo largo de 10 niveles en los que vamos alternando entre la araña y la tarántula es como vamos descubriendo el argumento, siempre escondidos y oyendo unas voces que no sabemos exactamente de donde vienen. Cada paso de los humanos produce un terremoto desde nuestro punto de vista de criatura diminuta. Este curioso ángulo narrativo que adopta el juego es una de sus principales virtudes. Lo cierto es que sumergirse en cada pequeño detalle de su argumento recogiendo las pistas que obtenemos a través de los diálogos y los objetos que dejan en el camino es como montar una gran rompecabezas.
Hasta el momento el realismo que transpira el juego consigue hacernos disfrutar de la ilusión de ser un arácnido, ahora bien, es cuando llegamos a la parte de combates cuando todo intento de verosimilitud queda reducido a cenizas. ¡Vaya tortas que se pegan los bichos! Alucinante, luchamos contra todo tipo de insectos y lo hacemos de forma salvaje utilizando combos y técnicas de lucha que casi son de Kung-fu. Con el stick del Nunchuck controlamos a nuestra criatura y con los botones A y B del Wiimote ejecutamos los ataques. El resto de botones tienen una uso distinto en función de si escogemos el escorpión o la tarántula. Podemos desde tirar telarañas para atrapar a los enemigos o colgarnos de otras superficies hasta ensartar a nuestros enemigos con nuestro poderoso aguijón en el caso del escorpión. La forma de hacer los combos es agitando el mando de Wii y pulsando los botones y habrá momentos en los que debemos seguir las ordenes que aparecen en pantalla como si fuera un Quick Time Event. Ver un combate de bichos no tiene desperdicio, sobretodo al ver al propio jugador haciendo bruscos movimientos por el hecho de que el juego no tiene muy bien calibrada la detección de movimientos. Aun así, durante las primeras partidas se hace divertido, aunque no representará un verdadero reto para los más expertos hasta que lo caten en nivel de dificultad más elevado.
Seguimos jugando pero todo el rato es lo mismo una y otra vez, pero creemos que al final nos espera algo que puede ser grande. Al fin y al cabo todos estos juegos “raros” incluyen interesantes moralejas para tratar de disimular las carencias en sus valores de producción, y en el caso que nos ocupa esto se intuye como algo sumamente interesante.
Acto 3: El desierto
Otro de los elementos clave de Deadly Creatures además de los combates contra saltamontes, cigarras, cucarachas, viudas negras, abejas asesinas, salamandras, ratas y sus correspondientes final bosses es la recolección de alimento. Nos alimentamos de larvas y de grillos y el juego nos obliga a inspeccionar cada rincón del escenario. Para hacerlo disponemos de un muy útil visión en primera persona con la que, además de encontrar recovecos con deliciosas larvas (su asqueroso sonido quedará grabado a fuego en vuestras mentes) podremos vislumbrar bellas postales crepusculares.
A nivel de escenarios estamos ante un juego visualmente imponente y cuyas estampas son dignas de mención. Se nota que detrás hay un gran trabajo de diseño artístico, de hecho, a medida que avancéis en la aventura iréis desbloqueando estas galerías de arte donde apreciaréis unos dibujos de gran calidad. Asimismo, constantemente os encontrareis con determinados objetos humanos (un enano de jardín, un radiocassete, una tele rota) que vistos desde otra perspectiva adquieren una nueva dimensión sobrecogedora. Realmente el trabajo en este aspecto es digno de elogio. Por otro lado, el tratamiento de la luz, aunque totalmente artificial y peliculero da unos buenos resultados y a nivel puesta en escena hace que nos encontremos ante un juego bonito. Lástima, eso sí, que todo sea tan estático. O eso, o las telarañas del desierto de Sonora son de titanio.