Skip to main content

Deus Ex: Human Revolution

Jugabilidad orgánica.

Además de toda la acción sobre el terreno, el tema del hackeo también ocupa un lugar destacado en Human Revolution. Es muy frecuente -quizás incluso demasiado- encontrarnos ordenadores que podemos piratear. Para hacerlo disponemos de un pequeño mini-juego de estrategia en el que debemos ir conquistando los nodos de una red antes de que el enemigo detecte nuestra intrusión. Hay que pensar un poco antes de empezar y calcular que ruta seguiremos, introducir un virus si vemos que las probabilidades de que nos detecten son altas, arriesgarnos a robar bases de datos, despistar nuestra presencia con spam, etc. La idea es buena, pero a la larga se hace repetitiva y, lo que es peor, muy fácil si hemos decidido apostar por las habilidades de hackeo. Por ejemplo, en mi caso, a partir de la mitad del juego prácticamente podía piratearlo todo casi con los ojos cerrados, y eso no impedía que me hubiera gastado puntos de Praxis en las molonas habilidades físicas. Por cierto, detallito para los que juguéis en consola: probad a conectar un teclado para teclear las contraseñas... ¡Eso hará que moléis aún más!

Las cinemáticas de la versión final no llegan al nivel de las que pudimos ver en tráilers como este, pero la historia es la misma.

Otro elemento que podría ser mejor son una serie de "duelos" conversacionales que encontramos en los momentos más importantes de la historia. Estos se resuelven escogiendo la mejor opción de diálogo entre las propuestas, en lo que sería un Deus Ex Noir descafeinado. Si hemos desbloqueado la habilidad empática nos ayuda a conocer más a nuestro interlocutor, pero tampoco es necesario porque se ve a la legua cuál es la respuesta acertada. El caso es que son diálogos lentos y que a menudo rallan el melodrama más ridículo, cosa que solamente hace que decaiga el buen ritmo de las misiones. Si a esto le sumamos unas expresiones faciales casi nulas, una sincronización labial propia de una película de kung fu china y un doblaje flojo (tanto en inglés como en castellano), en el que los personajes cambian su tono de voz de forma incoherente, el resultado son unas escenas que solo hacen que empeorar el conjunto. Afortunadamente, que ya es algo, tampoco son muchas.

Relacionado con este último punto encontramos el tema de los personajes secundarios y las batallas con los jefes finales. Se nota que el equipo liderado por Jean-François Dugas ha tenido la saga Metal Gear Solid entre sus influencias, pero lamentablemente los personajes de Human Revolution no llegan llegan al mismo nivel de complejidad y carisma. Tampoco esos combates destacan por ser muy divertidos ni estar tan bien planteados como el resto de las escenas de acción. Como personaje, solamente Adam Jensen logra salvar la papeleta gracias a su espectacular diseño ultra-molón y a la contradictoria fatalidad de estar en contra de una tecnología que lo mantiene con vida, pero ya está. Ningún otro de los personajes logra despertar mucho interés y esto es muy negativo en un juego donde el mundo y la ambientación son tan importantes.

Las ciudades que podemos visitar también forman parte del mundo de Deus Ex y actúan como nexo entre misiones. En ellas podemos realizar las distintas misiones secundarias que nos propone el juego -y que son tan largas y complejas como las principales. El diseño artístico de estos entornos es curioso: por un lado tienen una gran personalidad al apostar por una estética atractiva a pesar de ser escenarios muy cerrados (muy típico de un juego de principios de la década pasada), pero por otro están plagados de incoherencias que dinamitan la inmersión y le restan verosimilitud. El diseño de personajes que pueblan este mundo tampoco es para tirar cohetes, y es que a excepción del protagonista, todos parecen tallados sobre el mismo patrón de altura y complexión física, algo realmente feo en un juego de 2011. A pesar de todo esto, no se puede negar la riqueza del entorno en cuenta a contenido, con centenares de personas con las que hablar, diarios, programas de televisión, y multitud de documentos que leer con información sobre el gran tema de debate de Human Revolution acerca de la ética de los implantes. Tampoco hay que olvidar el gran respaldo que aporta la banda sonora compuesta por Michael McCann, una partitura que suena realmente bien en todo momento.

Deus Ex: Human Revolution ha logrado sacar adelante la siempre difícil tarea de actualizar un clásico. Sus misiones de acción y sigilo, su sistema de experiencia y sobre todo su capacidad de adaptarse al estilo personal de cada jugador son ejemplares y logran que la experiencia de juego sea muy gratificante durante las misiones. El escenario de juego, la propia historia y los elementos que rodean a este núcleo jugable, aunque sólidos y hechos para dar variedad, no están al mismo nivel, pero eso no impide que el título de Eidos Montreal se convierta en una auténtica gozada cuando metidos en acción nos sacamos de la manga ese derribo demoledor, ese aterrizaje con estilazo cyberpunk o el simple hecho de superar una sala sin ser detectados.

8 / 10

También te puede interesar