Análisis de Xbox One X
El veredicto de Digital Foundry.
Un año después del lanzamiento de la PlayStation 4 Pro, los resultados de la consola premium de Sony son variados. Aunque títulos como Gran Turismo Sport u Horizon Zero Dawn han demostrado lo bien que se pueden escalar los juegos de consola a los televisores 4K HDR, muchos otros títulos ofrecen experiencias decepcionantes que apenas aportan una pequeña mejora incremental respecto a lo que puedes disfrutar en una PlayStation 4 normal. Ahora es el turno de Microsoft con su Xbox One X, una propuesta que se basa principalmente en la fuerza bruta a la hora de encarar el reto de las 4K.
El razonamiento tras la especificación de hardware de Xbox One X es sencillo: si la resolución Ultra HD utiliza cuatro veces la cantidad de pixeles del estándar 1080p, ¿por qué no multiplicar por cuatro la potencia del hardware gráfico en la nueva máquina respecto a la consola actual? Y si estamos en un mundo en el que las versiones para PC de los títulos multiplataforma utilizan hasta 8GB de VRAM debido al artwork de alta definición destinado a las pantallas 4K, ¿por qué no aumentar la cantidad de memoria hasta 12GB de GDDR5?
¿Ofrece esta estrategia unos resultados más consistentes que los vistos a lo largo de este año con PlayStation 4 Pro? Las primeras pruebas apuntan en esa dirección, aunque en lo que respecta al veredicto final no podemos mojarnos del todo. Aunque hemos tenido mucho tiempo para probar el hardware de Xbox One X, lo cierto es que la cantidad de títulos optimizados para la nueva máquina durante el periodo de análisis ha sido más bien escasa. Gears of War 4 era el único triple A con el que hemos gozado de tiempo de sobras, mientras que otros títulos third party han tardado más en recibir el correspondiente parche. Además, Microsoft ha dado un golpe maestro al ofrecer actualizaciones gratuitas con 4K de juegos de Xbox 360, una función fascinante que casi no hemos podido probar, ya que las de Halo 4, Fallout 3 y The Elder Scrolls IV: Oblivion se publicaron apenas un par de días antes de tener listo este artículo.
Debido a ello nuestra experiencia respecto a cómo se escalan los títulos actuales con el nuevo hardware no ha cambiado demasiado respecto al periodo de preview, cuando tuvimos acceso a más código de Xbox One X y a una variedad más amplia de juegos clave. Si buscas en este artículo una respuesta más definitiva a la pregunta de cómo se comparan PlayStation 4 Pro y Xbox One X seguramente te lleves un chasco. Según Microsoft los parches para el software mejorado en X estarán disponibles para el día de lanzamiento (7 de noviembre) y, de hecho, el volumen de publicación ha mejorado estos últimos días.
Xbox One X | Xbox One | PlayStation 4 | PS4 Pro | |
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CPU | Ocho núcleos evolucionados AMD Jaguar x86 a 2.3GHz | Ocho núcleos AMD Jaguar x86 a 1.75GHz | Ocho núcleos AMD Jaguar x86 a 1.6GHz | Ocho núcleos AMD Jaguar x86 a 2.1GHz |
GPU | 40 unidades de computación personalizadas a 1172MHz | 12 unidades de computación GCN a 853MHz (Xbox One S: 914MHz) | 18 unidades de computación GCN a 800MHz | 36 unidades de computación GCB mejoradas a 911MHz |
Potencia de computación de la GPU | 6.0TF | 1.31TF (Xbox One S: 1.4TF) | 1.84TF | 4.2TF |
Memoria | 12GB GDDR5 | 8GB DDR3/32MB ESRAM | 8GB GDDR5 | 8GB GDDR5 |
Ancho de banda de memoria | 326GB/s | DDR3: 68GB/s, ESRAM a 204GB/s (Xbox One S: 219GB/s) | 176GB/s | 218GB/s |
Pero eso no quiere decir que no tengamos nada que decir, más bien todo lo contrario. Solo comprobar cómo es el hardware final ya es una acontecimiento en si mismo, y se confirma que la calidad de fabricación y el diseño juega en otra liga. De hecho, la Xbox One X es incluso un poquito más pequeña que la Xbox One S, una consola que representaba en forma física el compromiso de Microsoft con los jugadores tras las decepciones que causó el modelo de 2013. El diseño parecido al de una gran set-top box se descartó en favor de un formato más clásico, bonito y parecido al de una consola tradicional, con robustos plásticos mate y botones físicos. La S mantenía los bajos niveles de sonoridad del modelo original, pero mejoraba de forma sustancial otros aspectos. La nueva Xbox One X sigue al dedillo la misma estrategia, e incluso mejora los resultados.
Xbox One X utiliza una solución térmica mucho más sofisticada que la de modelos anteriores, uno en el que el disipador estándar y el ventilador axial en vertical de las antiguas Xbox deja paso a una cámara de vapor y un ventilador centrífugo.
En lo que respecta al diseño, la nueva consola es un pelín más pequeña que la S, pero se nota que es la misma familia. Externamente, al menos, la máquina mantiene el mismo lenguaje, siendo el mayor factor diferencial -aparte del color y el peso- la posición de las ranuras de ventilación. La Xbox One X utiliza una solución térmica mucho más sofisticada: el disipador estándar y el ventilador axial en vertical de las antiguas Xbox deja paso a una cámara de vapor y un ventilador centrífugo. El aire fresco entra a través de los dados, con un montón de aire siendo expulsado por la parte trasera. Nuestra Xbox One X ha funcionado sin problemas dentro de un mueble, pero a largo plazo creemos que este hardware está más pensado para ser colocado encima, sin estar encerrado. En la carcasa hemos medido una temperatura máxima de 45 grados Celsius, y en la ranura de ventilación trasera un tope de 68 grados. Es una cifra alta, por lo cual recomendamos ser cuidadosos con la colocación para que la ventilación sea la adecuada.
Junto con la consola, en la caja de Xbox One X se incluyen los accesorios habituales: un cable de alimentación, un cable HDMI que según Microsoft es de la máxima calidad (lo cierto es que nuestra capturadora 4K es bastante exigente con la calidad de los cables, y este funciona perfectamente), un joypad y dos pilas AA. Aquí no hay sorpresas, salvo que el la parte texturizada en la parte de debajo del mando de Xbox One S ha desaparecido, y la echamos un poco de menos.
Al enchufar la Xbox One X a un televisor 4K HDR (la hemos probado con una Panasonic DX750 y con una LG OLED B6) y cargar Gears of War 4 lo primero que salta a la vista es que la consola, o al menos la nuestra, es increíblemente silenciosa. Hace un tiempo, las consolas debug que tenían los desarrolladores funcionaban con los ventiladores al máximo, pero la consola final mantiene un perfil de sonoridad similar al de Xbox One S, pese al incremento en el consumo energético y en la generación de calor. Probando una segunda Xbox One X obtuvimos los mismos resultados, y teniendo en cuenta que medimos un consumo máximo de 175W la discreción de la consola es excepcional.
Xbox One X | Xbox One | Xbox One S | |
---|---|---|---|
Consola apagada en reposo | 26W-39W | 15W-25W | 9W-16W |
Dashboard (idle) | 50W | 48W | 25W |
Visualizando un Blu-ray | 55W | 60W | 33W |
Visualizando un Blu-ray UHD | 61W | - | 40W |
Doom 2016 | 131W | 110W | 70W |
Gears of War 4 | 128W/175W | 110W | 70W |
Tenemos una Project Scorpio Edition reservada en camino, así que si vemos diferencias os lo haremos saber. Pero basándonos en las unidades que hemos tenido a mano para el análisis, parece que la apuesta de Microsoft de ligar la placa de cada consola con la cantidad exacta de energía que necesita cada procesador Scorpio Engine individual ha resultado exitosa. Ningún chip es idéntico a otro, y sería interesante ver cuál es la variación en PlayStation 4 Pro (tenemos dos máquinas de Sony, y una de ellas es muchísimo más ruidosa que la otra).
Xbox One X consume más energía que Xbox One S, pero que lo haga de forma tan silenciosa es algo sencillamente extraordinario.
También vale la pena mencionar que, aún siendo muy silenciosa cuando está bajo carga, la máquina es incluso más discreta cuando funciona en alguno de los modos de retrocompatibilidad. Al jugar con software de la Xbox One original es tan silenciosa como el primer modelo, incluso con títulos como Battlefield 1 o Doom 2016, los cuales aprovechan el Scorpio Engine para producir frame-rates más altos maximizando sus escaladores dinámicos de resolución.
Lo silenciosa que es Xbox One X resulta aún más sorprendente si consideras su consumo energético. Cuando estás en el dashboard la máquina básicamente consume lo mismo que la Xbox One original, una situación que se repite al reproducir una película en Blu-ray. Apagada en reposo (el modo instant-on), sin embargo, Xbox One X consume hasta 50W, una cifra nada despreciable. 175W es el máximo que hemos medido, al jugar a Gears of War 4, pero este número baja hasta 128W en el modo de alto rendimiento, el cual funciona a 1080p60. Funcionando a tope Xbox One X solo consume 20W más que PlayStation 4 Pro, un dato para nada malo si tienes en cuenta la diferencia de potencia de sus especificaciones.
Gracias a su pequeño procesador fabricado a 16nm FinFET por TSMC, Xbox One S sigue siendo la consola más eficiente que ha fabricado Microsoft hasta la fecha. Como era de esperar, Xbox One X -la cual utiliza el mismo proceso de fabricación- consume más, pero el trabajo de ingeniería necesario para que lo haga de forma tan silenciosa es simplemente extraordinario. En abril ya dijimos que estábamos ante un hito en la fabricación de consolas, y con la versión final en nuestras manos podemos garantizar que no decepciona en ese aspecto.
La nueva consola también ofrece un gran resultado en términos de retrocompatibilidad. Microsoft ha prometido cargas más rápidas gracias al uso de una CPU y un disco duro más rápidos, así como un disco RAM (la memoria extra de Xbox One X se usa como una cache de gran tamaño), así como rendimiento mejorado, sincronización vertical, filtrado anisotrópico 16x y la posibilidad de que los títulos que usan resoluciones dinámicas funcionen al máximo. En todos esos aspectos Microsoft ha cumplido con creces.
Microsoft ha prometido cargas más rápidas, rendimiento mejorado, sincronización vertical, filtrado anisotrópico 16x y que los títulos que usan resoluciones dinámicas funcionen al máximo. En todos esos aspectos ha cumplido con creces.
En lo que respecta a los tiempos de carga, hemos comprobado que en The Witcher 3 se bajaba de un minuto y cuarenta y cinco segundos a tan solo cuarenta y cinco segundos, recortando un minuto en Xbox One X. Un viaje rápido en el mismo juego pasaba de cuarenta y cinco segundos en Xbox One a diecinueve segundos en Xbox One X. The Witcher 3 también mejora visualmente gracias a dos factores, ese filtrado de texturas 16x y el uso de escalado dinámico de resolución. Antes el juego funcionaba a 900p y no conseguía subir de esa cifra, pero aún sin el futuro parche para optimizar el juego en X ahora lo hace a 1080p estable.
El mejor ejemplo de cómo puede mejorar un juego con resolución dinámica es Halo 5. Muchos recordaréis que tenía algunos gráficos con baja resolución y texturas borrosas en el suelo, pero Xbox One X transforma de forma radical su aspecto. Lo irónico del asunto es que cuando leáis esto ya se habrá publicado el parche 4K para X, pero el hecho importante es que incluso sin él la mejora es enorme.
En términos de rendimiento, la mayoría de juegos simplemente se acercan más a su objetivo a nivel de frame-rate, ya sean 30FPS o 60FPS. En algunos casos la mejora es pequeña; un título como Grand Theft Auto V ya funcionaba a 1080p30 la mayor parte del tiempo, y en Xbox One X simplemente se solucionan las caídas aisladas que habían antes. En otros, en cambio, la mejora es mucho más evidente: el tearing en pantalla de Batman: Arkham City desaparece como por arte de magia, y los tirones que había al correr a toda velocidad por Gotham con el Batmóvil se han corregido por completo.
Pero son los juegos con el frame-rate desbloqueado los que de verdad nos permiten ver de qué es capaz esta máquina. Hitman no tiene un parche para Xbox One X en el momento de escribir este artículo, pero en su versión estándar puedes jugarlo desbloqueando el frame-rate y obtener un incremento del 80% en el rendimiento. Oddworld New 'n' Tasty es otro juego que ofrece la opción de un bloqueo a 30FPS o frame-rate desbloqueado, y aunque en el segundo caso no consigue 60FPS estables sí se aprecia una diferencia del 70% en el rendimiento entre Xbox One y Xbox One X. Otra prueba interesante es Assassin's Creed Unity, juego con el que en Xbox One X pueden alcanzar entre 50FPS y 60FPS, transformando por completo la experiencia temporalmente.
En términos de rendimiento, en Xbox One X la mayoría de juegos simplemente se acercan más a su objetivo a nivel de frame-rate, ya sean 30FPS o 60FPS.
Decimos 'temporalmente' porque el punto débil en la retrocompatibilidad de Xbox One X está ligado directamente a la característica técnica que menos evoluciona en el nuevo hardware: el incremento del 31% en la velocidad de reloj de los núcleos de la CPU. Microsoft ha modificado el diseño de los AMD Jaguar (añadiendo más cache, para ser exactos), pero básicamente los núcleos del procesador son los mismos, corriendo a 2.3GHz en vez de 1.75GHz. Eso significa que las mejoras en títulos limitados por la CPU son menos impresionantes, normalmente oscilando entre un 20% y un 30% (algo que se aprecia en las escenas más cargadas de NPCs de Hitman o Assassin's Creed Unity).
Donde Xbox One X funciona mejor es a la hora de resolver el reescalado dinámico de resolución. Este proceso ajusta la cantidad de pixeles de cualquier frame al vuelo en un momento dado, reduciendo la carga en la GPU para mantener un frame-rate suave. En estos títulos Xbox One X muestra una mejora enorme respecto al mismo juego funcionando en la Xbox One normal: el excelente reboot de Doom que publicó id Software en 2016 funciona a 60FPS perfectos, con una clara mejoría en el rendimiento y la calidad de la imagen. Será interesante ver qué aporta el parche planeado para Xbox One X. Battlefield 1 mejora de forma similar, con un frame-rate estable como una roca y un obvio incremento en la resolución.
Call of Duty Infinite Warfare tiene un escalador horizontal dinámico y muchos efectos de post-procesado. La mejora en la calidad de imagen no resulta tan obvia, pero las caídas de rendimiento casi constantes y el tearing que había en el hardware original desaparecen completamente en Xbox One X. También ha sido interesante probar la Platinum Demo de Final Fantasy XV, la cual rendía francamente mal tanto en Xbox One como en PlayStation 4. En Xbox One la resolución era baja y había caídas por debajo de los 20FPS. En Xbox One X la resolución alcanza un máximo de 1080p y el rendimiento, aún no siendo perfecto, mejora de forma radical.
La retrocompatibilidad con Xbox 360 es también impresionante, y puedes notar la diferencia al instante con unas cargas muchísimo más rápidas. Hemos probado esta función con dos de nuestros juegos favoritos, Metal Gear Rising: Revengeance y Bayonetta. Ambos se marcan como objetivo los 60FPS estables, pero en el hardware original se quedaban lejos de conseguirlo. Al jugarlos en Xbox One había mejoras evidentes, pero no se conseguían 60FPS estables y había caídas en las escenas más intensas. No ocurre lo mismo en Xbox One X, la cual ofrece un resultado perfecto y la experiencia más suave que hemos tenido hasta la fecha.
La retrocompatibilidad con Xbox 360 es también impresionante, y puedes notar la diferencia al instante con unas cargas muchísimo más rápidas y mejoras en el frame-rate.
También probamos varias entregas de la saga Call of Duty, y una vez más los frame-rates fueron estables, mejorando los resultados obtenidos con la Xbox One estándar y mucho respecto a la consola original. La única excepción fue Call of Duty 3, el cual sigue pegando tirones. Sea como fuere, todos los títulos mostraron mejoras significativas, y el hardware realmente ofrece un plus para aquellos usuarios que mantienen su vieja colección de juegos.
Llevar la emulación al límite no es sencillo, pero decidimos probar con Grand Theft Auto IV y su frame-rate desbloqueado para ver qué pasaba. En Xbox 360 oscilaba entre los 20FPS y los 40FPS, más o menos. En nuestras pruebas, en Xbox One X el rendimiento pasó a un mínimo de 35FPS en las escenas más interesas y hasta 60FPS en muchas cinemáticas y áreas menos complejas. No es perfecto, pero la mejoría en el rendimiento es más que evidente.
Debido a que el código solo está disponible desde hace un par de días, no hemos tenido mucho tiempo para probar una de las características más impresionantes de Xbox One X, la posibilidad de jugar a juegos antiguos con resolución 4K. El equipo de retrocompatibilidad de Microsoft básicamente ha hackeado el código original para introducir mejoras forzando resoluciones más altas y eliminar las transiciones de texturas mip-map, haciendo que se use el artwork de mayor calidad en todas las escenas. Hemos hecho unas primeras pruebas con Oblivion (el cual se renderizaba a 1024x600 en Xbox 360) y Fallout 3 (el cual funciona en Xbox One X a 4K) y no solo hay mejoras en la resolución, sino que también mejora el rendimiento. En la siguiente galería podéis ver capturas que demuestran el funcionamiento de esta extraordinaria característica.
Xbox One X es una máquina diseñada para el futuro, como complemento ideal para un televisor 4K. Pero fuera de lo que son estrictamente videojuegos, Microsoft tiene trabajo por delante. Aunque poseer un lector Blu-Ray UHD es algo que diferencia a Xbox One X de PlayStation 4 Pro, en otros aspectos la reproducción de medios 4K deja bastante que desear. El reproductor multimedia incluido no es capaz de cargar, por ejemplo, los vídeos que publicamos en digitalfoundry.net, y aunque Netflix es compatible con 4K y HDR, la app de Amazon solo tiene 4K, obviando por ahora el alto rango dinámico. Otra fuente para ver vídeos a 4K y HDR, YouTube, también decepciona al no reproducir contenido con cualquiera de esas dos características.
Xbox One X es una máquina diseñada para el futuro, como complemento ideal para un televisor 4K. Pero fuera de lo que son estrictamente videojuegos, Microsoft tiene aún mucho trabajo por delante.
Lo cierto es que tanto el televisor Panasonic como la OLED LG con las que hemos probado la Xbox One X ofrecen mejores características de reproducción 4K que la nueva consola de Microsoft, lo cual es una pena y una oportunidad perdida para el fabricante. Aunque el sistema WebOS de LG es estupendo, no podemos decir lo mismo de los sistemas operativos de Panasonic o Samsung, con lo cual Xbox One podría reemplazarlos fácilmente. A favor de Microsoft hay que añadir, además, que el nuevo dashboard es mucho mejor que los anteriores. Es rápido y ordenado, está diseñado de forma lógica y funciona genial.
La única pega en este sentido es que si conectas tu Xbox One X a una pantalla 4K sigues teniendo un dashboard a 1080p reescalado, como ocurría con Xbox One S. Cuando visitamos las oficinas de Microsoft a finales de marzo el plan era reservar 1GB de RAM para poder mostrar el dashboard a 4K, dejando 8GB libres para los desarrolladores. Al final los desarrolladores podrán usar esa memoria extra, con lo cual la idea del dashboard a 4K se dejó de lado. GameDVR se ha actualizado para ser compatible con 4K y sigue operando en Ultra HD, pero por lo demás los elementos del dashboard se ven un poquito borrosos por culpa del reescalado. Resumiendo: Xbox One X tiene 9GB para los juegos y reserva 3GB para el sistema.
Obviamente a los usuarios de un televisor Full HD estándar no les preocupará tener el dashboard a 1080p, y podemos confirmar que los juegos mejorados a 4K para X funcionan con super-sampling en 1080p, con un anti-aliasing excepcional. Es un gran resultado, desde luego, pero la experiencia de jugar a Gears of War 4 con un televisor 4K HDR es excepcional. Esta máquina se ha construido con eso en mente, y ahí es donde brilla con especial intensidad. Está claro que hay mejoras al jugar con X a 1080p, pero siendo sinceros nada igual la experiencia completa a 4K.
La calidad en el trabajo de la última consola de Microsoft es excepcional. Cuadruplicar la potencia gráfica respecto al modelo original manteniendo el mismo formato y los mismos niveles de sonoridad suponen un nivel en término de ingeniería que realmente lleva el diseño de consolas a un nuevo nivel. La Xbox One X es una pequeña máquina con un bello diseño, la cual hace su trabajo sin ocupar mucho espacio ni hacer mucho ruido, siendo esto último lo que más nos ha molestado siempre de PlayStation 4.
También podemos decir sin tapujos que esta máquina es una carta de amor a los jugadores hardcore, con algunas características avanzadas a su época. La implementación de compatibilidad con FreeSync, por ejemplo, es ese tipo de detalles que no esperábamos ver hasta la próxima generación de consolas. Por otro lado, las funciones de retrocompatibilidad son estupendas, y si te has mantenido fiel a Xbox durante varias generaciones vas a disfrutar muchísimo con Xbox One X. En cierto sentido parece que Microsoft esté rindiendo homenaje a sus raíces, honrando sus éxitos del pasado y realizando un auténtico esfuerzo por conservar una gran biblioteca, todo ello sin un coste adicional para los usuarios.
Para muchos todo se reduce a si tienes un televisor 4K o si estás pensando comprar uno, pero como máquina para jugar Xbox One X es una consola a todas luces excelente.
Pero me temo que terminaremos este análisis sin poder responder totalmente una pregunta clave para muchos lectores. ¿Hasta qué punto es mejor una Xbox One X que una PlayStation 4 Pro si estás meditando la compra de un televisor 4K? Las especificaciones sugieren, sin ningún género de duda, que con la máquina de Microsoft obtendremos resoluciones más altas y/o mejor frame-rate, junto con una potencial mejora en la calidad de las texturas. Durante la fase preview, de hecho, títulos como Sombras de Guerra o Rise of the Tomb Raider ya mostraron claras ventajas en Xbox One X respecto a PlayStation 4 Pro. Pero a la hora de cuantificar la respuesta basándonos en el software final disponible, ahora mismo hay pocos juegos. Seguiremos ampliando la información en las próximas semanas, a medida que lleguen más títulos y parches.
La pregunta referente a si los usuarios de Xbox One deberían invertir en la nueva consola es más fácil de responder que ante la misma situación si tenías una PlayStation 4 y querías dar el salto a PlayStation 4 Pro. En Xbox One X tu biblioteca actual de juegos funcionará mejor -en ocasiones mucho mejor- y multiplicar por 4,6 la potencia de la CPU se nota más que multiplicar por 2,3 como era el caso de PlayStation 4 Pro. Muchos de los juegos que probamos durante el periodo preview se ven también mejor que en PlayStation 4 Pro, pero es pronto para emitir un veredicto definitivo.
Al final, para muchos todo se reduce a si tienes un televisor 4K o si estás pensando comprar uno. La resolución Ultra HD y un buen HDR suponen una clara mejoría respecto a la experiencia estándar a 1080p. La bella iluminación de Forza Motorsport 7 o la riqueza en detalle de Gears of War 4 (o la posibilidad de duplicar el frame-rate, si lo prefieres) son experiencias muy reveladoras. Microsoft tiene trabajo por delante a la hora de mejorar la reproducción de medios a 4K, pero como máquina para jugar Xbox One X es una consola a todas luces excelente.
Traducción por Josep Maria Sempere.