El Puño de la Estrella del Norte
Sangre, vísceras y catchphrases molonas.
Hecho que nos lleva al apartado técnico. Que en un Musou es lo opuesto a un huevo Kinder, es decir, sin sorpresas.
Que es gráficamente pobre es decir poco. Y no le busquemos explicaciones, el juego es simple y llanamente feo. Tan feo que si fuese una persona sería crítico de cine. Escenarios completamente vacíos, pasillos idénticos, y música repetitiva y cansina. Las animaciones de los personajes son lentas y la cámara libre a veces dispone de su condición como le place, sobre todo en las peleas finales. Los modelos también son criminales, salvo los protagonistas y los enemigos, el resto de objetos coquetean con lo ridículo. Motos, estatuas, columnas, caballos, todo trasmite una sensación de dejadez importante.
Sobre la polémica levantada entorno a la IA diré que me parece infundada. Para empezar, el comportamiento de los enemigos en todos los títulos anteriores ha sido similar; están ahí para ser despachados, y lo saben. Otra cosa es que el jugador espere luchar contra hordas y hordas de punkis capaces de resolver raíces cuadradas, pero eso es técnicamente imposible para el alto número de muñecos en pantalla. En general la IA se adapta bien a la manta de hostias. Va de menos a más, aunque como ya hemos dicho no representa un desafío importante.
Tú ya estás muerto
Y llegamos al momento más duro del análisis, valorar los daños de la catástrofe.
En su defensa alego que me lo he acabado. Todo un logro, puesto que lo realmente denigrante suelo lanzarlo por la ventana de mi castillo a los tres minutos. No obstante, si algo me llevó a terminarlo fueron los gratos momentos marca de la casa, como que un fulano diga el nombre de las técnicas especiales cada vez que las realizas o los "atatatatatatas" de final de jefe, y cómo no, lo badass que resulta todo, sensación que se ajusta al dedillo al manga. Si Kenshiro revienta enemigos con la yema de los dedos, yo también, pero con el gamepad. Quiero y no puedo.
Pero por otro lado hay que ser francos, este juego me entusiasma porque soy un fan mariquita de la obra original. Al resto de mortales seguramente les parezca un videojuego continuista, sin alma, quizá aburrido, a veces caótico, técnicamente pobre y en el mejor de los casos, algo que ya han jugado otras veces.
Yo desde aquí no puedo sino ovacionar a Tecmo-Koei por el juego que han perpetrado, por conseguir introducir la simpleza del cómic a la no menos simple mecánica de la serie Musou, pero aún así es de recibo darles la razón a aquellos que les parece un producto normalucho.