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Exclusivos PS3: Metal Gear Solid 4

Sobre la épica y las serpientes.

A tres semanas del lanzamiento de Killzone 2 damos por seguro que ni tan siquiera la demo que Sony acaba de publicar hoy mismo será capaz de velar por la integridad de vuestras uñas. Y es que, amados lectores, por mucho que miréis al calendario con el ceño fruncido la espera hasta el próximo 25 de febrero no se va a hacer más corta, de eso podéis estar seguros. Pero tranquilos. Que no cunda el pánico... ¡Eurogamer viene al rescate!

Si fuésemos mínimamente razonables lo que deberíamos recomendaros para estos días sería salir a la calle, intentar establecer contacto humano o, simplemente, que dejéis de mirar la pantalla por un instante. Desgraciadamente, hace tiempo que en Eurogamer dejamos aparcada la razón para montarnos en el carro de la autodestrucción lúdica. Por eso nuestro recomendación para estas tres eternas semanas es que les saquéis el polvo a esos juegazos que tenéis en la estantería. Tres semanas, tres vicios antológicos... ¿Quién da más?

Durante estos próximos días vamos a ofreceros tres artículos muy especiales, cada uno de ellos dedicado a algún título exclusivo de PS3. Más allá de prepararos un análisis corriente de estos títulos vamos a aprovechar la perspectiva que nos aporta el paso del tiempo para intentar dar una vuelta de tuerca sobre lo que se dijo en su día. Así que, sin más, os dejamos con el primero de ellos. ¿O acaso pensabais que Killzone 2 era la única exclusividad potente de PS3?

Empecemos con la serpiente...

Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots

Por: Número Seis

Revisitar el juego unos meses después de su lanzamiento, tras haberlo completado unas cuantas veces y estando totalmente exento de cualquier resto de hype, nos coloca en un punto de observación poco frecuente al enfrentar un análisis. Y si bien muchas de las impresiones y conclusiones de la primera vez que terminamos el juego siguen siendo válidas, la mayoría se matizan o se definen de un modo más nítido.

A estas alturas está de más enmarcar históricamente Metal Gear Solid 4. Todos conocemos en mayor o menor medida la odisea de Solid Snake, un hombre marcado definitivamente por su destino incluso antes de nacer. Toda la serie (las cuatro entregas apellidadas “Solid” más los anteriores juegos que aparecieron en MSX y Game Boy Advance) gira en torno a este carismático personaje y su particular enfrentamiento contra los robots Metal Gear y aquellos que quieren hacer uso de su poder por unos motivos u otros. En cada una de estas entregas, y especialmente después del primer Solid, la trama común ha ido alcanzando un nivel de complejidad difícilmente asimilable, con enormes cantidades de personajes ubicados en distintos marcos temporales y un sinfín de elementos implícitos no narrados de relevancia considerable pero de difícil comprensión.

Y aunque Hideo Kojima, el creador de la serie, siempre ha tenido la habilidad de generar tramas en cada juego lo suficientemente interesantes como para mantener la atención de los jugadores, quizás hubo un momento en que las entregas de la serie Solid perdieron un poco su sentido como unidad, quedando además por detrás lo meramente “jugable” de lo argumental en función de lo que parecía un “masterplan” episódico. Si bien encarnarse en Snake en el primer MGS era una experiencia divertida en sí misma, las siguientes entregas te arrastraban por pasajes lúdicos menos inspirados que parecían querer repetir el esquema de juego de la absolutamente genial primera entrega mientras enredaban un ovillo argumental con un desenlace poco claro.

Así, anunciado este cuarto Metal Gear Solid como la conclusión de la serie y la despedida definitiva de Solid Snake (ya lo veremos) no resultaba difícil esperar cantidades ingentes de vídeos y eternas charlas por códec para cerrar los innumerables hilos abiertos durante, al menos, tres juegos. Por otra parte la poca evolución del esquema de control de la saga Solid, que resultó revolucionario en la primera entrega pero ya empezaba a quedar obsoleto en Snake Eater, debería haber generado generaba razonables dudas… Y decimos debería porque, antes del lanzamiento del cuarto episodio, pocos caímos en estos asuntos y nos entregamos como hermosas jovenzuelas a los perfúmenes de nuestro amado Solid.

Observar esto desde la distancia no hace sino engrandecer las primeras experiencias vividas con Metal Gear Solid 4. Y es que era realmente fácil que la conclusión de la saga no hubiera estado a la altura, y sin embargo parece difícil imaginar que pudiera haber sido mejor. Metal Gear Solid 4 es, muy probablemente, el segundo mejor capítulo de la serie y una extraordinaria evolución y perfeccionamiento de todos los elementos característicos de la saga. Y lo es porque se ha reciclado profundamente, cambiando de forma notable en prácticamente todos los aspectos, refinándose y madurando todos los elementos que lo componen, pero manteniendo a la vez la esencia propia.