Final Fantasy XIII
Combat evolved.
Pros
Los puntos fuertes del título son básicamente la historia y el combate, y, al igual que sucede con los contras, también han de ser matizados.
1.- La historia:
La aventura que narra Final Fantasy XIII presenta dos mundos instalados en una especie de fanatismo radical que les hace vivir de espaldas el uno al otro. Se trata de un odio que nace del miedo y que ha venido alimentándose a lo largo del tiempo por razones que no están demasiado claras.
Como punto de partida no está mal, el problema aparece, cómo no, a la hora de desarrollarlo. Es ahí donde surgen en todo su esplendor los habituales tics de los juegos de rol japonés en general y de esta saga en particular: situaciones carentes de lógica, giros argumentales ridículos, trascendentalismo de chichinabo, personajes que no pasan de estereotipos, etc.
El tema de los protagonistas, en particular, resulta en algunos casos claramente mejorable, aunque, por fortuna, el disparate no alcanza extremos tan sonrojantes como los del último Star Ocean. Destacan en este sentido los diseños de Snow, en el papel de forzudo bobalicón, Sazh, con peinado afro (chocobo incluido), y Vanille, cuyo tono quejicoso y pose aniñada la hacen especialmente cargante. Más atractivo resulta, en cambio, el personaje de Lightning, que, pese a mantener siempre la mueca torcida, se aleja al menos de cierto estereotipo femenino al que por desgracia nos tienen acostumbrados los japoneses.
2.- El combate:
Sin lugar a dudas este es el punto fuerte del juego y el que, a la postre, lo salva de un batacazo de proporciones bíblicas. Pese a tratarse de una mecánica basada en turnos, los combates resultan muy dinámicos, no son aleatorios y, salvo en momentos puntuales, están servidos en las dosis justas como para no llegar a exasperar. Por otro lado el desarrollo del juego combina con acierto enfrentamientos, cinemánicas y jefes finales, por lo que el ritmo es, en términos generales y con la salvedad de los capítulos antes mencionados, más que correcto para un título de estas características.
Aquí desempeña un papel fundamental el sistema de combate, que constituye toda una novedad en la serie y que posee la virtud de camuflar una mecánica basada en los turnos para transmitir, así, sensaciones más cercanas a un RPG de acción.
En realidad este afán dinamizador ya estaba presente en Final Fantasy XII. Este título te permitía programar las tareas de los miembros del grupo (protagonista incluido) e incluso determinar el momento o la circunstancia en que un personaje debía realizar una acción determinada (ejemplo: lanzar cura al perder la mitad de vida, atacar con piro cuando el enemigo es vulnerable al fuego, etc.). El resultado, pese a su consistencia, no fue demasiado ensalzado por la crítica, cuando lo cierto es que permitía unos combates dinámicos y entretenidos. Resultaba muy gratificante ver cómo tu equipo se lanzaba sobre el enemigo con disciplina militar, explotando sus debilidades y repeliendo sus ataques sin necesidad de tocar un solo botón del pad.
Final Fantasy XIII va un paso más allá y, en este sentido, supone una vuelta de tuerca en toda regla: ahora ya no programas a cada personaje con órdenes concretas, sino que le asignas un rol determinado (de ataque físico, mágico, curación, etc.) y es el propio personaje el que ejecutará la acción más adecuada en cada turno con arreglo al rol que le has adjudicado. Por ejemplo, si ostenta el rol de sanador nunca atacará, pero lanzará cura en caso de que recibas daño, esna si te han lanzado un hechizo obstructor, etc. Dicha simplificación alcanza incluso, en cierta medida, al personaje que manejas tú, ya que puedes optar entre seleccionar manualmente la acción a realizar o dejar que sea la inteligencia artificial quién lo haga (eso sí, el uso de objetos y la ejecución de determinadas habilidades especiales es competencia exclusivamente tuya).
Esta delegación de funciones en la IA otorga una importancia fundamental a la habilidad libra, cuya utilización permite conocer las fortalezas y debilidades del enemigo. Una vez dispongas de esta información, los miembros del grupo la tendrán en consideración a la hora de lanzar sus ataques.