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Furia de Titanes

¿Furia de redactores?

Por supuesto, estas almas deben servir para algo. En este caso, para usar las armas secundarias. Al contrario que en GoW, donde lo primero es siempre mejorar el arma principal, aquí nuestra espada es bastante cutre y la gracia está en emplear una de las 80 armas secundarias, que van de espadas a objetos de curación pasando por martillos, hachas, magias de todo tipo, arcos e incluso colas de escorpión. Todas ellas se pueden mejorar con los objetos que nos dan los enemigos.

Para conseguir estas armas tendremos que aturdir a los enemigos (en muchas ocasiones sólo valdrá un arma concreta), para encadenar entonces un QTE bastante curioso. Podemos pulsar cualquier botón para activarlo nada más aparezca en pantalla un círculo que va decreciendo de tamaño. Sin embargo, si somos suficientemente hábiles y presionamos el botón en un espacio delimitado, conseguiremos mejores objetos.

Este último detalle es el paradigma de la filosofía con la que han afrontado los creadores de Furia de Titantes el desarrollo del juego: accesible para todo el mundo, pero añadiendo la suficiente profundidad para alguien con más experiencia. Es muy facilón; gran parte del juego se puede pasar machacando ataque rápido. ¿Es divertido? Para nada. Pero cuando empiezas a experimentar con los enemigos y las acciones de cada arma en su cuerpo, comienzas a absorber almas a medias y a calcular el tempo para esquivar apurando al máximo la cosa mejora bastante. En este caso, el hecho de pertenecer a una licencia parece que les ha atado en cierto sentido, ya que se nota que quiere llegar a un público amplio. Por eso y por la total ausencia de sangre o violencia contra personas.

Tras 10-12 horas de juego (tengo que preguntarle a nuestro compañero de la redacción inglesa cómo se las apañó para que le durase 16), lamentablemente lo que quedará es una experiencia olvidable. Esto no quiere decir que sea malo (en mi caso es especialmente acuciante la facilidad que tengo para recordar los momentos de los juegos malos con ganas), sino que posiblemente nos pasaremos el juego y notaremos que no ha calado hondo, que le ha faltado algo de carisma para amarrarse a nuestra memoria. No entusiasma especialmente, pero tampoco lo dejaremos tirado de puro hastío a las primeras de cambio

Los jefes finales pretenden ser espetaculares, pero las rutinas de ataque son demasiado simples, y terminan siendo repetitivos. Sólo los QTE salvan la jugada un poco, pero pierden potencia al perder el halo de violencia gratuita de otros títulos. Especialmente frustrantes son los compases finales, después de matar a Medusa y después de que Liberen Al Kraken, donde entre un jefe y otro hay fases que destrozan completamente la épica y que, sencillamente sobraban.

Los personajes son bastante feos en las cinemáticas, con ese cariz siniestro de modelos como los de Alone in the Dark, con una piel que da la sensación de haber sido arrugada y estirada de nuevo (todo lo contrario que la ropa, que parece de mármol). Curiosamente los modelos del propio juego, siendo algo inferiores en detalle, lucen menos forzados.

No quiero finalizar el análisis sin destacar lo malo que es el apartado sonoro. A unas voces planas, algo de esperar de un plantel encabezado por Sam Worthington, ese hombre que rueda una película sobre la mitología griega y sigue interpretando al marine calvo estándar, se suma una música sin intensidad alguna que sólo da la talla en los combates contra algunos jefes finales. Todas en perfecto inglés, aunque cuenta son subtítulos decentes. Y encima no sale Liam Neeson pidiendo la Liberación Del Kraken.

Furia de Titanes podría decirse que es el God of War que le regalarías a un familiar al que todavía no ves con la madurez necesaria para ver como un espartano arranca cabezas con sus manos. Con una dificultad ajustada para no desesperar, la dosis de violencia necesaria para ser atractivo sin ser grotesco y el aliciente de poder continuar el universo tras la película, quizá no sea el plato de mejor gusto para el jugador habitual, que tiene multitud de alternativas de mayor calidad, pero sabe jugar bien sus cartas para no entrar en confrontación directa con los Titanes del Olimpo del hack & slash y quedar como un producto que pudo aspirar a más, pero se vió lastrado por la licencia a la que acompañaba.

5 / 10

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