¿Han muerto los juegos musicales?
Analizamos su debacle en ventas.
¿A qué se debe la caída tan brutal en ventas de un género que movía tanto dinero en tan sólo un par de años? La primera culpable a la que deberíamos señalar es Activision. La empresa dirigida por Bobby Kotick simplemente ha sobresaturado el mercado, publicando entregas anuales que poco o nada aportaban a las anteriores más allá de una nueva tracklist. Una vez puede colar, pero si año tras año te limitas a ofrecer lo mismo al final el consumidor se cansa, porque no ve razón para gastar 70€ en lo mismo que ya tiene pero con nuevas canciones. Y es una reacción de lo más lógica, más aún cuando en las últimas entregas puede adquirir los temas que realmente le interesan a través de los servicios de descarga digital por un precio ridículamente menor.
Otra razón puede ser la falta de innovación, porque más allá de añadir nuevos instrumentos la base jugable ha permanecido casi inalterada. Sí, se han añadido cosas nuevas como los harmónicos de Rock Band: The Beatles, pero eso al gran público le importa más bien poco porque, seamos realistas, no sabe ni lo que es. Lo que demandan es una experiencia fresca, y lo que ofrece un juego musical a día de hoy es exáctamente lo mismo que cuando se publicó el primero Guitar Hero en 2005.
Pero todo eso es secundario, porque en realidad el problema es mucho más simple: los juegos musicales ya no están de moda. Las modas controlan la senda que toma el mercado, y aquellos tiempos en los que una guitarra de plástico era lo más cool para una fiesta casera son cosa del pasado. Los Guitar Hero y demás han pasado de ser la chica guapa de la clase, detrás de la cual van todos los tíos, a ser esa chica de físico común que no viste de forma despampante, y en la cual sólo se fijan unos pocos que ven más allá de las apariencias. El género musical seguirá teniendo un público fiel, pero minoritario. Piensa en las aventuras gráficas y te harás una idea de lo que más o menos le espera.
Lo cual no quita que tenga cierto futuro, aunque las ventas ya no vayan a ser estratosféricas como lo fueron antaño. Kinect, por ejemplo, vendrá acompañado de Dance Central, un prometedor juego de baile de Harmonix que tiene muchos números para arrasar entre el público femenino. Y el ya mencionado Just Dance 2 podría convertirse en un pilar básico de muchas fiestas de salón comedor, como lo fueron años antes el karaoke o el dichoso Scattergories. Además, quedan soluciones y áreas de negocio por explotar que podrían insuflar algo de vida a franquicias moribundas.
En el caso de Guitar Hero y Rock Band está claro que la tan querida fórmula de Bobby Kotick de sacar una entrega anual es inviable. Ahora el futuro está en secuelas con dos o tres años de separación que introduzcan muchas novedades, siendo el principal aliciente económico para los desarrolladores las descargas digitales en forma de paquetes de canciones a precio reducido. Otra solución sería apostar por el juego dirigido a un público muy concreto pero también muy numeroso, algo cuya viabilidad demostró con creces Electronic Arts el año pasado. Un Guitar Hero o Rock Band basado en U2 podría vender tranquilamente medio millón de copias durante su primera semana, y muy probablemente habrán unos pocos grupos más en el mundo con un tirón similar (no, EA... Green Day no es uno de ellos). El secreto, claro, es hacer las cosas bien: un producto cuidado y fiel con el estilo y trayectoria del grupo, como Rock Band: The Beatles o Guitar Hero: Metallica, no un simple DVD con canciones como el lamentable Rock Band: AC/DC. Dale a un fan de los irlandeses liderados por Bono la oportunidad de tocar la guitarra de Where The Streets Have No Name como The Edge durante el ZooTV con la estética y ambientación del concierto de Sydney en el 93 y lo tendrás haciendo cola en la tienda.
¿Han muerto los juegos musicales? La respuesta es, claramente, no. Las cifras de ventas son muy inferiores a las de hace tres años, pero sigue teniendo un público fiel y el potencial está ahí. A todos nos gusta la música y nos encanta emular a una estrella del rock. Lo que sí es innegable es que el género tal y como lo conocemos tocó techo con Guitar Hero III y que, mal que le pese a algunos directivos de empresas de videojuegos, aquellos tiempos no van a volver, por lo menos en un futuro a corto/medio plazo. Ahora es el momento de innovar y buscar nuevas soluciones que sirvan para recuperar el interés de buena parte de los jugadores, desencantados con la filosofía de "vaca lechera" que ha tomado el género durante los últimos años.