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Análisis de Mario Tennis Open

Continuista y robusto.

Desde hace ya bastantes años, Mario Tennis es uno de esos imprescindible que no faltan en cada consola de Nintendo. Siempre han sido juegos muy decentes: de los spin offs deportivos de Mario, quizá sólo Mario Kart está por encima de estos arcades de tenis que, además, sorprendieron a más de uno por las pinceladas de RPG que Camelot, los desarrolladores, introdujeron con bastante buen gusto.

Mario Tennis Open es la previsible pero esperada nueva versión del juego para 3DS. Las bases sobre las que se sostiene son las mismas: personajes de Nintendo enfrentándose a partidos de tenis, con una jugabilidad accesible pero que esconde un punto de profundidad alejada de la simulación pero que convierte cada partido en una mezcla de habilidad y suerte, además de tener suficientes variables como para que pocos encuentros sean siquiera parecidos.

No es un simulador de tenis, ni intenta serlo; la presencia de power ups debería ser suficiente. En este caso, los que duerman intranquilos por cómo los power ups suelen hacer que los juegos de Mario sean más una competición sobre quién tiene más suerte y encuentra los ítems adecuados en el momento preciso no tienen que temer nada: estos potenciadores, que aparecen en el suelo, siguen un sistema de colores y tenemos que pisar para activar al dar el raquetazo, están diseñados de tal modo que premian el buen juego, convirtiéndose más en apoyos a la habilidad que en parches para la torpeza.

Cada golpe tiene un color asociado: rojo el liftado, morado el plano, gris la dejada, etc. Los power ups, así, se pueden activar con el botón X, el golpe sencillo, y harán que se convierta automáticamente en un golpe del color correspondiente con la máxima potencia; me explico: una buena dejada se puede hacer cargando el botón de dejada (combinación, en este caso: B+A), anticipándonos a la trayectoria de la pelota, pero también se puede conseguir con el power up de dejada; ahora bien, si estando sobre un power up de dejada hacemos, además, la combinación de botones correspondiente, el golpe será aún más efectivo: una mejor dejada o un liftado tremendo. Fácil de aprender pero difícil de dominar: podemos jugar siempre con el botón X, pero para ser competentes deberemos saber qué golpe hacer en cada momento, e incluso dominar las contras adecuadas para responder al oponente.

"Mario Tennis Open es una adición muy interesante al catálogo de 3DS; lejos de ser un imprescindible, sí es un arcade de los que, como Mario Kart 7, uno lleva a todos lados, por si acaso."

Donde más luce esta profundidad es, claro, a la hora de enfrentarnos contra otros humanos, siempre más imprevisibles que la máquina; además, también podemos personalizar a nuestro Mii con diferentes objetos (raquetas, camisetas, muñequeras...) que modifican las estadísticas en función de su temática: las de Bowser afectan más al golpeo, las de Toad a la velocidad, etc. De esta forma, cada Mii es un mundo: en el online cualquier cosa puede pasar. También podemos elegir, claro, a los personajes de toda la vida de entre el plantel que nos propone el juego.

El multijugador es vibrante y equilibrado, y es aquí donde realmente se nota que el peso de la suerte es mucho menor que en otros juegos de Mario. En Mario Kart saber jugar ayuda, claro, pero no hay nada que hacer contra una concha azul; aquí siempre que ganamos o perdemos un punto sabemos que ha sido cosa nuestra, de nuestra habilidad o ausencia de ella. A la hora de jugar contra otras personas es cuando definitivamente se nota, decíamos; ya sea online, con esas opciones de juego por internet que Nintendo va progresivamente incluyendo, algo tarde, a todos sus últimos lanzamientos, o compartiendo espacio con un amigo al que tengamos cerca. Si alguien no tiene el juego no pasa nada: varias personas pueden jugar con el mismo cartucho.

"La reducción del componente RPG, la simplificación del modo para un jugador y esa manía de Nintendo de hacer que la primera mitad del juego sea demasiado sencilla para llegar a todos los públicos pueden chirriar a los más veteranos."

Las posibilidades de personalización de nuestro Mii no son tan potentes como podrían serlo; no dan, digamos, para alargar el juego por sí solas. Sí que consiguen mantenernos bien pegados a la consola los minijuegos que se incluyen como extra: bien diseñados, un reto interesante y bastante creativos, la estrella sin duda es el llamado Super Mario Tennis: una recreación a medio camino entre el tenis y el frontón del primer Super Mario Bros de NES, en el que a golpe de pelota recogemos monedas y aplastamos goombas en busca de la puntuación máxima.

Mario Tennis Open es una adición muy interesante al catálogo de 3DS; lejos de ser un imprescindible, sí es un arcade de los que, como Mario Kart 7, uno lleva a todos lados, por si acaso. Por si acaso apetece echar una partida rápida, digo, pero también por si acaso nos encontramos con algún amigo y podemos aprovechar su potente multijugador. A estas alturas quizá se le habría pedido un poco más, no obstante: la reducción del componente RPG, la simplificación del modo para un jugador y esa manía de Nintendo de hacer que la primera mitad del juego sea demasiado sencilla para llegar a todos los públicos pueden chirriar a los más veteranos, pero estamos ante otro de esos juegos de Nintendo, continuistas y robustos, que no serán recordados como puntos de inflexión pero sí saben conseguir lo que se proponen: divertir, por encima de todo lo demás.

7 / 10

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