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NBA Live 09

Tiempo muerto.

Y es que a excepción hecha de esos mecanismos mencionados el juego cae en los errores de siempre. Y no son leves, precisamente. Sorprende que aún sea imposible pasar con el botón A al jugador que quieres: de alguna manera, el juego siempre entiende mal nuestras intenciones y la dirección que marcamos con el stick. Peor que eso es una de las consecuencias de los nuevos sistemas. Si no inicias una de las jugadas predefinidas ¡nadie se mueve! Tus compañeros se limitan a zanganear en el espacio de un metro cuadrado, esperando que anuncies algún tipo de movimiento. Como éstos no son tan variados como para soportar tanta responsabilidad, tras unos minutos parece que te limitas a recurrir a las mismas jugadas una y otra vez, por muy vistosas que sean. La defensa es simplemente imposible: resulta farragosa y las limitaciones a la hora de reconocer tus instrucciones llegan a su punto más frustrante. Rara vez tus intentos de tapón se harán en la dirección del jugador que intenta el tiro, y otro tanto sucede con los robos. Los tiempos de reacción se hacen eternos y, en resumen, pronto se hace obvio que el juego está volcado completamente en el aspecto ofensivo, tanto por sus puntos fuertes como por sus taras.

El sistema ADN de actualizaciones diarias de estadísticas, atributos y demás está completamente integrado en todos los partidos. Algunos aspectos son excesivos pero otros, como los que van cambiando las jugadas preferidas de cada jugador a medida que avanza la temporada, pueden acabar resultando estupendas. A día de hoy, sin temporada regular, nos resulta imposible juzgarlo en toda su extensión. En cualquier caso es gratuito (con un código canjeable incluido en la caja) y tremendamente exhaustivo en el apartado estadístico. La atención al detalle es una constante en todo el producto, o por lo menos una constante en todos los aspectos menos importantes. Se percibe un cuidado envidiable en menús, opciones (se nos presenta un abanico enorme, campeonato FIBA incluido), selección musical y opciones online, con la excepción de un modo Be-A-Pro insuficiente. Los comentarios en español son correctos, al nivel acostumbrado en las franquicias de EA. Los que tengan su inglés al día deberían considerar cambiar el idioma del juego o la consola: la retransmisión del partido es simplemente brillante para nuestros estándares y podemos escuchar la ESPN Radio mientras navegamos los menús. Muy recomendable para acérrimos.

La otra gran cruz de NBA Live 09 es el apartado técnico. En algunos aspectos el salto es incluso positivo: el modelado de las grandes estrellas es simplemente perfecto, las caídas de framerate tan habituales antes ahora son la excepción y en general luce un buen aspecto durante el partido. Es cierto que hay detalles lamentables en ciertas texturas, las multitudes del público y el ambiente en general, pero no es nada grave ni resulta anticlimático.

Los problemas llegan cuando todo eso está en movimiento. El sistema de animaciones sigue siendo tosco, con unos movimientos suaves y bastante conseguidos que se suceden sin ningún tipo de enlace entre ellos. Ya van unos cuantos años, y parece que nadie de EA cae en la cuenta de que realmente no importa lo bien que ondean los tejidos si las extremidades de los jugadores se teletransportan entre un movimiento y otro. Lo mismo se puede decir de los desplazamientos y los giros, con una forma de rotación sin movimiento aparente de las piernas que resulta inaceptable. Más grave por su relevancia en el desarrollo del juego es la aplicación de las físicas y sus colisiones. Balones que se desvían de su trayectoria para ir a pegarse a una mano “imantada”, extremidades intangibles, jugadores que atraviesan a otros...

NBA Live 09 sigue siendo, por tanto, una experiencia coja que no sobrevive a las expectativas. Pero tampoco es terrible, y a pesar de su inconsistencia como experiencia jugable tiene momentos de plena satisfacción, e incluso gotas de juego espectacular. Probablemente NBA 2K9 siga superándolo en casi todo, pero siempre hay alguien que agradecerá la minuciosa precisión de su DNA, su alma de showman y su sobredosis de mates y fintas. Mejor que eso está el hecho de que poco a poco empieza a verse un camino para la reconstrucción, y que muchas de sus carencias pueden solucionarse con un mínimo de reflexión y sentido crítico. Hace tres años FIFA decidió olvidarse de revoluciones absurdas y se acercó a Pro Evolution Soccer, con excelentes resultados. Quizá deberían hacer lo mismo con NBA Live. Quizá es el momento de buscar un nuevo equipo y una nueva dirección, o incluso de pedir ayuda externa. Pero hoy, ahora, simplemente no es suficiente.

6 / 10

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