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RAGE

Shooter con mayúsculas.

Es a nivel narrativo y argumental donde id no acaba de encontrar del todo su sitio. La historia, aún estando muchísimo más elaborada que en sus anteriores obras, nunca acaba de despegar y avanza de forma un poco precipitada, dando muy pocas explicaciones sobre el mundo que nos rodea y desarrollándose de forma tímida y un poco torpe. Sí, sabemos que somos un tipo criogenizado en un arca que emerge 106 años en el futuro en un mundo asolado tras el impacto de un meteorito, que tenemos una especie de nanorobots en nuestro interior y que el destino nos empuja a unirnos a la resistencia que hace frente a un ejército futurista y totalitario, pero acabamos la aventura con más preguntas que respuestas y sin ni siquiera ver físicamente a Cross, el principal antagonista. El final es, además, frío y menos inspirado que el resto de misiones, dejándonos frente a un escueto cliffhanger y las ganas de jugar ya a un eventual RAGE 2.

Esa espera, por lo menos, se hará más llevadera con un excelente aunque polémico modo multijugador. No hay modos deathmatch o capturar la bandera (algo que pilla desprevenido viniendo de los creadores de Quake III), pero sí el divertidísimo modo Road Rage, con violentas carreras competitivas y un sistema de progresión que asegura horas de duelos online, y las Leyendas del Yermo, nueve misiones cooperativas (a pantalla partida o a través de internet) ambientadas en eventos que se mencionan de pasada durante la campaña. Aunque reutilizan escenarios ya vistos, añaden nuevas rutas y secciones, con un enfoque más arcade y frenético que aporta un agradecido factor diferencial.

Mutant Bash TV, el homenaje de id Software al clásico Smash TV de Midway.

Y luego, claro, está el id Tech 5 y la magia de la tecnología de megatexturas. Que John Carmack es poco menos que un mago de la programación no pilla a nadie por sorpresa (Masters of Doom, en este sentido, es una lectura muy recomendable), pero ver un juego con el detalle de RAGE moviéndose con tantísima fluidez te deja boquiabierto.

La escala de los escenarios del Yermo (con pocas pantallas de carga), la iluminación, el modelado de los personajes y sus sobresalientes animaciones, el motor de impactos (resulta sorprendentemente real la reacción de los enemigos según dónde les dispares), la calidad de los efectos... todo alcanza un nivel que sólo se puede equiparar al de gigantes como Crysis 2 o Killzone 3. La diferencia está en que RAGE lo consigue a 60FPS estables, haciendo que no sólo sea una delicia para la vista, sino que también tenga un control que responde a las mil maravillas.

Eso, sin embargo, tiene un precio. El potente PC moderno es inmune a este defecto, pero en la versión para Xbox 360 la instalación en el disco duro se torna casi indispensable para evitar un molesto pop-in en las texturas, y aún así se puede ver con relativa frecuencia el cambio entre una textura de baja resolución y otra de mayor detalle. Irónicamente el mundo también se resiente por tamaño poderío gráfico: la destrucción del mismo es nula e incluso hay objetos, como botellas y cajas de cartón, que se muestran impasibles a los disparos o los golpes de culata. Inevitable dadas las limitaciones técnicas, quizás, pero ligeramente chocante de todas formas.

♫ I'm on a highway to hell !!! ♫

Aún con todo, al final RAGE triunfa y engancha porque es tremendamente sólido en sus bases, todos sus elementos funcionan en perfecta armonía y está pulido con una meticulosidad casi enfermiza (en una época marcada por los parches y los lanzamientos con prisas sorprende que en las más de quince horas que tardé en completar la campaña no haya visto ni un sólo bug que afecte negativamente a la experiencia).

Es, además, una propuesta agradablemente extraña, porque se las apaña para apelar a la jugabilidad propia de los clásicos (y de forma bien entendida, no como en el decepcionante Duke Nukem Forever) resultando al mismo tiempo fresco y actual. No tiene tapujos en mostrar orgullo de su herencia, pero tampoco tiene reparos en añadir (con éxito) nuevos ingredientes que lo hagan más competitivo en un género sobresaturado.

Un paso de gigante para id Software, entonces. RAGE es un título obligatorio para los amantes de los juegos de acción en primera persona y para todos aquellos que suelen recurrir al manido tópico que asegura que tiempos pasados fueron mejores, pero sobretodo una demostración de que con mimo, ganas de superarse y confianza en unas ideas muy claras se puede crear algo que se salga un poco de la tendencia que dicta el mercado sin que la calidad se resienta.

9 / 10

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