Serious Sam HD
¡AAAAAAAAAARGH!
El piloto
Aquí todo es más discutible. Un jugador moderno aborrecerá la propuesta, directamente. Pero un viejo jarcor se lo pasará en grande con el desmadre continuo que azotará su pantalla como el trasero de una señorita del Moulin Rouge. El juego es cerdo, tramposo y muy cabrón. Los enemigos aparecen directamente en tus morros cuando no con sus zarpas en tu pescuezo. Pero peor es cuándo los ves venir en oleadas desde todas las direcciones y no hay más parapeto que el de unas armas cada vez más grandes y cada vez con mayor capacidad de cargador. Podrás aniquilar hordas de sapos bomba con gatlings de las que deberían ir montadas en algún tipo de tanqueta blindada. Quemar toros mutantes con cuatro cañones láser que se turnan sin descanso. Y si ves un enemigo de 40 metros mirarte mal, no te preocupes. Siempre podrás robar un cañón de cuando la armada invencible para tratar de ayudarle a expulsar los gases.
Lo del sentido del humor dependerá más de tu condescendencia que de lo acertado de sus creadores. Simplemente ni el diseño ni el señor que lo dobla tienen ni un ápice del magnetismo del Duke. Unos vaqueros azules, una camisa con un logotipo que podría haber pintado un niño de corta edad y zapatillas. Hasta le acabaron quitando las gafas por las referencias demasiado evidentes al matarife de la larga espera. Pero no deja de tener su punto ver llegar, en un frenesí salmonesco, a señores decapitados armados con bombas y continuo grito pelao.
Los enemigos por su parte cuentan con toda esa cutrez tardo noventera de cerebros, tentáculos y mecanismos biónicos. Inteligencia nula, ni falta que les hace. En cuánto te vean, a por ti que van. Poco les importa que tus intenciones sean las de probar las cualidades gorísticas del título, que poco se corta y hasta tiene niveles de dosificación en las opciones.
Todo esto alcanza el paroxismo del descontrol en su modo multijugador. Te sueltan en cualquiera de los escenarios con hasta 16 jugadores, y que empiece la fiesta de disparos y amputaciones con oleadas y oleadas de monstruos y aberraciones sangrantes. Ni un atisbo de lógica ni sentido, ni necesidad. Pero de verdad de la buena, no de la que se suele decir. Por no haber, no hay ni límite de muertes. Vidas infinitas para procurar muertes sin fin.
El tintero
Recuerdo cómo jugué al Duke Nukem 3D en mi primer ordenador. Me pasaba la vida guardando estado mientras me pensaba como un tramposillo de corta habilidad que no jugaba como se debía. Jugando a la versión 360 me he dado cuenta de que no debo ser el único que afrontaba el reto con cobardía, pues no se les ha ocurrido otra cosa que colocar la opción de guardado rápido en el botón Y del pad. Para qué esconderlo. También resulta curioso que sobren botones en el pad. Prácticamente sólo puedes moverte, saltar, disparar, recargar y cambiar de arma. Nada que ver con los juegos modernos en los que hay mil botones pero al final el avatar juega por ti.
Quitando eso, un poco molesto el alzheimer recursivo del sistema que cataloga enemigos según los encuentras. Mencionar alguna inestabilidad y algún cuelgue en la versión PC que seguramente arreglen vía parche, y poco más. En la versión de Xbox 360 no he experimentado ninguno de estos cuelgues. Por no haber no hay ni cinemáticas. Hay algún texto poco elaborado que hace de nexo en las pantallas de carga y ya. A estas alturas ya debes saber si piensas gastarte lo poco que piden por él, si piensas esperar a que lo rebajen aún más en el siempre sorprendente mercadillo del Steam, o si directamente pasarás de él por el miedo a la falta de una mano invisible que te guíe y que te cuide mientras te concentras más en mirarle el culo a la protagonista.
Eh, no seré yo el que te llame cobarde.