Shin Megami Tensei: Persona 4

Acorde con esto, nuestros protagonistas pulularán por las mazmorras con uniformes del colegio, y sus diseños serán estilo manga, cosa que se aprecia mejor en los diálogos y en las escenas de anime que salpican el juego. Los enemigos, a su vez, presentan una apariencia en el filo entre lo original y lo excéntrico, especialmente los jefes finales. Es una pena que las mazmorras carezcan del cuidado puesto en la ciudad, llena detalles aparentemente nimios e inapreciables a simple vista que ayudan a crear un ambiente acogedor; realmente parece que estemos en un pueblecito japonés, donde lo clásico y lo moderno coexisten a su manera.

La banda sonora arranca fuerte desde la introducción y no baja de calidad en ningún momento. A las habituales piezas instrumentales se le suman una cantidad importante de temas estilo J-Pop -aunque nos llegan en inglés-, todas ellas de una factura excelente. Temas como Reach out to the Truth (el tema de las batallas) o Backside of the TV son sólo un pequeño ejemplo de lo que os encontraréis. Como ya sabréis, un CD de esta banda sonora viene incluido con el juego para la edición europea. A más de uno le sabrá a premio de consolación por la nula localización del título, íntegramente en inglés. A muchos les sabrá a poco, pero con este título casi hace falta dar gracias porque se hayan dignado a distribuirlo en Europa. Encima no es precisamente un inglés sencillo, sino que los textos están impregnados de vulgarismos y coloquialismos (ejemplo: Did you...? - Did'ya...?) que pondrán a prueba nuestro conocimiento del idioma en el ámbito cotidiano. Por si fuera poco las escenas de anime ni tan siquiera llevan subtítulos. Aunque el doblaje tiene una gran calidad, muchos echarán de menos la posibilidad de elegir entre Inglés y Japonés.

Like a Dream Come True

Shin Megami Tensei: Persona 4 es el último gran JRPG que veremos en Playstation 2, y con toda seguridad uno de los mejores, pero nunca es tarde si la dicha es buena. A falta de ver lo que la nueva generación es capaz de hacer por la evolución del género, éste ha alcanzado su máxima cota mejorando un sistema de batalla casi perfecto y un apartado artístico a todas luces magnífico. La excesiva repetición en algunas mazmorras (paliada en gran medida gracias a la hábil decisión de darnos libertad de qué hacer cada día) ensombrece ligeramente el conjunto, pero es una mota de polvo en medio de un océano. P4 es quizá el mejor adiós posible para una consola que tan buenos y variados títulos de rol nos ha dado.