SimCity Creator
Un clásico en plena decadencia.
SimCity es un dinosaurio en el mundo del videojuego: desde que el genial Will Wright lo diseñase originalmente para PC en 1989 lo hemos visto desfilar por ordenadores de 8 bits (Spectrum, Amstrad CPC, Commodore 64), de 16 bits (Mac, Amiga, ST), consolas (SNES, PlayStation), portátiles (Gameboy, DS) e incluso móviles. Este precursor de los llamados "god games" es, además, uno de esos pocos juegos cuyo nombre es reconocido tanto por jugadores experimentados como por usuarios que han tenido poco o nulo contacto con el mundo del videojuego. Si fundes esa golosa característica con una jugabilidad accesible y un planteamiento atrayente para un público de todas las edades, tienes el candidato perfecto para un superventas casual. Y ese es el camino que ha escogido Electronic Arts con la última iteración de la venerable saga... aunque con resultados más bien funestos.
El gran problema de SimCity Creator es que lo que debería ser su característica estrella, el uso del Wiimote, es precisamente su punto más flojo. El control se debate entre lo errático y lo frustrante, con una falta de precisión realmente exasperante. Tareas básicas, como la creación de carreteras, pueden convertirse en retos que terminen con la paciencia de cualquiera, siendo literalmente imposible trazar una calzada recta. Para una organización urbana casi picassiana no hay problema, pero si pretendes crear una ciudad con tráfico ordenado las pasarás canutas. Y los problemas no se quedan aquí, sino que afectan a aspectos tan básicos como el sistema de menús. La aleatoriedad con la que se pasa de usar el puntero a la cruceta digital en los menús resulta incluso bizarra (y eso que ya ni entramos a comentar si están bien planteados o no, que va a ser que tampoco).
Lo cual es una auténtica lástima, porque anula por completo algunas de las buenas ideas que se han implementado en el modo principal de juego, el modo libre. Quizás una de las posibilidades más interesantes sean las misiones de vuelo que aparecerán de vez en cuando, y que nos permitirán sobrevolar en avión nuestra ciudad utilizando el Wiimote. También resultan curiosos (y bastante inspirados) los llamados 'edificios de héroe', con un look característico que sirve para influenciar la arquitectura de las construcciones que le rodean, y que pueden incluso llegar a cambiar por completo la fisionomía de nuestra ciudad.
Pero no todas las nuevas inclusiones resultan acertadas. Dos aspectos especialmente irritantes son los asesores y el ticker de noticias. El segundo simplemente estará presente en la pantalla durante toda nuestra partida, dándonos información totalmente irrelevante que no nos servirá en nada para mejorar la gestión de nuestra ciudad. Los asesores, por su parte, sufren tanto de defectos de diseño (¿un asesor de urbanismo que es un niño vestido de gótico?) como de utilidad (un asesor que diga 'como mucho, pero al final no engordo nada' es, cuanto menos, prescindible). Lo peor del caso es que habrá que aguantar algunos tiempos de carga cuando los asesores hagan acto de presencia, en la mayoría de los casos para no aportarnos ningún tipo de información útil.
Acompañando el modo libre se encuentra el modo de misiones, que alterna una de cal con otra de arena. Podemos encontrar misiones más o menos entretenidas (como por ejemplo el objetivo de proveer con corriente eléctrica a un determinado barrio) a otras que se nota en exceso que son puramente de relleno (como una en la que hay que usar una bola de demolición gigante controlada con el Wiimote para destruir toda una ciudad). El principal problema que tienen las misiones es que normalmente no sabes con exactitud lo que debes hacer para completarlas, lo cual puede hacer que nos quedemos estancado en una de ellas. Y como sólo se puede tener salvada una misión, el problema se vuelve aún más grave (en el modo libre, eso sí, se pueden tener guardadas más de una partida).
Irónicamente, uno de los apartados que habitualmente se critican más en un juego de Wii (los gráficos) es precisamente uno de los más positivos de SimCity Creator. Cualquiera que haya jugado a alguno de los últimos capítulos para PC recordará las ralentizaciones frecuentes incluso en ordenadores potentes, pero sorprendentemente la pequeña consola de Nintendo no tiene problemas para mover con soltura incluso las urbes más pobladas, con detallados edificios (dentro de las limitaciones, obviamente), tráfico, monumentos y vegetación. El apartado sonoro si que ya es mucho más discreto, con los efectos típicos y un acompañamiento musical que varia entre temas simplemente genéricos a otros que sólo pueden ser calificados como machacones.
Para añadir un poco más de variedad, EA ha añadido un pequeño modo multijugador a través de Internet, pero al igual que la mayoría de áreas del resto del juego, éste también adolece de graves problemas. La idea básica es prometedora: competir contra nuestros amigos en diferentes pruebas. Sin embargo la ejecución es pobre, ya que al final resulta que acabas jugando sin saber cómo lo están haciendo los demás jugadores hasta que todos habéis terminado, y, para acabarlo de rematar, ni tan siquiera hay algún tipo de clasificación o similar.
Tras varias entregas mediocres, como SimCity DS o SimCity Societies, uno empieza a preguntarse si la idea original ya tocó techo con SimCity 4 y lo único que queda es una caída cuesta abajo y sin frenos. O quizás es que Electronic Arts todavía no ha captado la idea y va dando palos de ciego intentando redescubrir la fórmula original de Will Wright. En cualquier caso es una pena, porque la edición para Wii de SimCity Creator podría haber sido un juego decente a pesar de sus defectos de no ser por su horroroso control y evidentes fallos de diseño.