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Sonic y el Caballero Negro

Corriendo sin rumbo fijo.

Hace unas semanas tuvimos el honor de entrevistar a Yuji Naka, el padre y creador de Sonic, con motivo de la publicaci?n de su ?ltima obra, Let's Tap. Durante la charla, Naka afirm? estar bastante desconectado del desarrollo de los ?ltimos juegos de la franquicia, pero tambi?n cre?a que estaban en buenas manos bajo el manto del Sonic Team. Nosotros, sin embargo, opinamos de forma radicalmente opuesta. Y tras probar Sonic y el Caballero Negro, la ?ltima entrega para Wii, no podemos sino reafirmarnos en en ello.

Porque seamos sinceros: Sonic puede tener un gran legado detr?s, pero en los ?ltimos a?os su nombre es sin?nimo de mediocridad. Tras la debacle Dreamcast, todos los intentos de SEGA por resucitar a su personaje estrella han sido todos infructuosos. Empezando por Sonic the Hedgehog, una abominaci?n en toda regla, Sonic Unleashed, donde tiraron por la borda todo lo bueno a?adiendo rid?culas fases con el Sonic hombre-lobo, o Sonic Riders, un insulso y aburrido juego de carreras, cada vez que nos promet?an una vuelta a los or?genes al final acab?bamos chocando de frente con la realidad: un nuevo Sonic que no estaba a la altura de lo esperado. Quiz?s sea por ello que con El Caballero Negro el Sonic Team ha optado por una puesta al d?a olvidando el pasado casi por completo, intentado encontrar un nuevo rumbo para la saga. El problema es que, para variar, no lo han conseguido.

Lo cual resulta ir?nico, porque aunque a priori todo invitaba al desastre (?Sonic empu?ando una espada?), hay muchas cosas en El Caballero Negro que denotan cierto mimo por parte de su equipo de desarrollo. El dise?o gr?fico y el motor del juego, por ejemplo, sacan un buen partido a la limitada potencia de Wii, con detallados y amplios escenarios que se mueven en todo momento a gran velocidad. Y la historia, basada en la leyenda del Rey Arturo, resulta divertida a pesar de no ser ninguna maravilla digna de pasar a los anales de la narrativa del videojuego. Otros aspectos, como los efectos de sonido o la banda sonora, son aceptables sin m?s, pero por lo menos no chirr?an tanto como en otras entregas.

El problema es que todas las buenas intenciones quedan arruinadas por una floja jugabilidad, frustrante en ocasiones y siempre decepcionante. La culpa no es s?lo de una implementaci?n err?tica, que hace que con demasiada frecuencia perdamos el control sin raz?n l?gica aparente, sino de graves defectos de dise?o. Agitar el Wiimote para asestar un golpe con la espada puede ser divertido al principio, pero una vez has jugado m?s de media hora se convierte en un verdadero suplicio. Y lo que de verdad muestra las carencias del juego es su dise?o 100% lineal, que lo convierte en una especie de "plataformas sobre railes". No hay libertad de movimientos, tan s?lo una senda predeterminada que debemos superar lo m?s r?pido mientras eliminamos a los enemigos con la espalda. Y el resultado, c?mo no, es un juego mon?tono y con rejugabilidad pr?cticamente nula.

Para acabarlo de rematar, Sonic y el Caballero Negro es verdaderamente corto; no os costar? m?s de cinco o seis horas terminarlo. Y aunque el Sonic Team ha incluido multitud de extras desbloqueables, como ropas, objetos, galer?as de arte conceptual o cinem?ticas, lo cierto es que tampoco hay nada que invite a seguirlo jugando. Ni siquiera sus diferentes modos multijugador (que se desbloquean tras terminar la aventura principal) consiguen insuflar algo de inter?s en el jugador.

Y as?, Sonic y el Caballero Negro resulta una nueva decepci?n, otra mancha en el ya demasiado sucio historial de la mascota de SEGA. Mientras su eterno competidor, Mario, ha conseguido reinventarse y evolucionar generaci?n tras generaci?n, el Sonic Team sigue dando palos de ciego intentando encontrar la identidad perdida del puercoesp?n azul. Yuji Naka se equivoca: su criatura no est? en buenas manos. La est?n destrozando, y quiz?s ya va siendo hora que ?l mismo vuelva para ver si puede hacer algo de provecho con ?l. Pero la verdad, visto lo visto nosotros ya hemos perdido toda esperanza...

5 / 10

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