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The House of the Dead: Overkill

Vinieron a por tu cerebro. Tú les darás tus balas.

El audio tampoco se ha descuidado. A una variada selección de efectos de audio (incluidos nuestros disparos, que escucharemos por el altavoz del Wiimote) se le suma una excelente banda sonora que toca diversos géneros, desde el rock a la electrónica en los enfrentamientos con los jefes de final de nivel. El gran fallo del apartado sonoro está en las voces. El problema no es tanto que el juego no esté doblado al castellano (lo cual no echaremos demasiado en falta, gracias al excelente trabajo de los actores), sino que sólo se han subtitulado las cinemáticas, lo cual hará que muchos jugadores se pierdan los tremendísimos diálogos que intercambian los dos protagonistas mientras se desarrolla la acción.

A nivel jugable la nueva entrega de la saga House of the Dead no se aleja demasiado de las bases del género, aunque sí aporta ciertas novedades que nos permiten considerarlo como un salto cuantitativo. El más importante es un sistema de combos para premiar la máxima puntería y bonificar los tiroteos más salvajes según nuestro estilo. Esto no es anecdótico, puesto que nuestra puntuación servirá para conseguir dinero para desbloquear mejoras y nuevas armas. Y no sólo eso, sino que Overkill no tiene créditos per se, sino que una vez muertos podremos intercambiar puntos por la posibilidad de continuar jugando el nivel en el que nos encontramos. También resulta novedoso que la cámara no sea totalmente estática, y que nos permita ampliar el ángulo de visión 45 grados utilizando el stick, o que el Wiimote vibre cuando tenemos la mira puesta sobre un enemigo, seguramente una decisión tomada para hacer el juego más accesible a los jugadores menos expertos. Y sin ser una innovación se agradece que hayan añadido la posibilidad de usar dos armas a la vez jugando un único jugador si disponemos de dos Wiimotes. Fans de John Woo, estáis de enhorabuena...

Sin embargo, Overkill continúa sufriendo el gran mal endémico propio de los shooters sobre raíles: la duración. Independientemente de nuestra pericia con este tipo de juegos, completar el modo principal no nos llevará más de tres horas. La buena noticia es que Headstrong ha implementado diversas soluciones para intentar compensar este defecto. En primer lugar, una vez terminemos el juego por primera vez se desbloqueará el "Director's cut", que consiste en niveles más largos con nuevas escenas, (todavía) más gore y una mayor dificultad. La decisión resulta ser excelente, porque el único aliciente que se puede dotar a un producto tan lineal como un shooter sobre raíles son nuevas pantallas o, en su defecto, variaciones sobre las originales. Y para alargar un poquito más la vida del juego, se incluyen tres minijuegos. El primero, titulado "Alégrame el día II" es una simple competición de puntería para hasta cuatro jugadores. El segundo, "Apoyo a la víctimas", consiste exactamente en lo que sugiere su título: ir rescatando a civiles inocentes del ataque de los zombies. Y finalmente el más divertido, "Vive y deja morir", en el que nos enfrentaremos a oleadas de muertos vivientes al más puro estilo del modo Horda de Gears of War 2.

Al final, Overkill ha resultado ser una grata sorpresa; es algo así como el "Gran Golpe en la Pequeña China" de los videojuegos. Al igual que hizo John Carpenter en 1986 con su película, Headstrong maquilla el nada desdeñable presupuesto de su producto con un look de serie B que dota al juego de un carisma particular. Y si eso va acompañado de un buen apartado técnico, unos cuidadísimos valores de producción, un desenfrenado sentido del humor y un honrado homenaje al cine de zombies, no podemos sino rendirnos ante los encantos de uno de los mejores juegos que se han publicado para Wii durante los últimos meses. Puede que no sea revolucionario y que tenga un estilo de juego más propio de los años 80, pero Overkill es un excelente ejemplo de diversión inmediata. Y de eso, desgraciadamente, andamos algo escasos últimamente...

8 / 10

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