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The Whispered World

Una aventura gráfica como las de antes.

Hace unas semanas analizábamos en Eurogamer una de las aventuras gráficas más importantes y esperadas de los últimos tiempos, Runaway 3. Con su ritmo, su calidad gráfica y la inteligencia de sus rompecabezas ya es un auténtico referente de cómo debería evolucionar el género. Ahora le toca el turno a otra aventura que plantea hoy día esquemas de la vieja escuela.

Y no lo hace de forma peyorativa, pero es verdad que en el género de las aventuras gráficas hemos asistido a una bifurcación en los estilos: aquellas en las que lo importante es el equilibrio entre la historia, la puesta en escena y el puzle, como la citada Runaway, los últimos Broken Sword o incluso The Longest Journey; y en el extremo opuesto aquellas en las que lo importante es estrujar las neuronas y sumar reto tras reto, a veces olvidando la trama del argumento y ponderando la dificultad.

The Whispered World tiene mucho más de lo segundo que de lo primero. Si bien no llega a las cotas enfermizas de algunos acertijos presentes en muchos productos de The Adventure Company, está claro que la balanza se inclina favorablemente a aquellos puzles a veces ilógicos, de los que muchas veces desesperan y sólo pueden ser resueltos mirando una guía o intentando combinar todos los objetos del inventario con todos los elementos seleccionables del escenario.

¿Es algo negativo? En absoluto, soy consciente de que la dificultad es un aliciente para los fans más puristas, y en The Whispered World está combinada con una historia simpática que adquiere tintes entrañables una vez la historia avanza. Manejamos un aprendiz de payaso, Sadwick, y su mascota, una especie de gusano gigante llamado Spot, que tiene la particularidad de poder cambiar su aspecto físico –atentos a la esquina superior derecha que varios puzles se resuelven con ella, hay hasta cinco esferas progresando en la historia. Y nuestro objetivo es, como casi siempre, salvar al mundo. ¿O tal vez no? Bien, mejor dejo que te lo explique Shana el Oráculo, uno de los muchos personajes fantásticos que vas a encontrar en tu camino.

Tras un inicio algo lento The Whispered World se destapa como un “point and click” de los de toda la vida. Se maneja con un ratón y dos botones, uno para las diferentes acciones y el otro para abrir el inventario. Sadwick es un bitmap, un dibujo plano que sólo puede moverse a izquierda y a derecha sobre un fondo en dos dimensiones y donde el trabajo artístico resulta notable, con un buen puñado de escenarios dibujados totalmente a mano en un universo de fantasía. Pero las animaciones quedan muy por debajo, los personajes se mueven toscamente y los fondos son prácticamente estáticos. El scroll, incluso en un equipo potente, está bastante mal implementado. No tiene que ser un arcade, pero los personajes no jugables están poco integrados en la parte visual y los decorados resultan vagamente creíbles. Un aspecto poco trabajado.

Los diálogos son inteligentes, hay multitud de posibilidades pero pocas veces paja. Y al hablar con un personaje la información que extraemos depende de la situación en la aventura. Lo más curioso es que a veces los mismos objetos proporcionan pistas de cómo o con qué deben ser utilizados. Por ejemplo, apartar un arbusto con una pala, aunque podría tener su lógica no es la acción adecuada; el juego nos replicará con una pista que nos ayudará a resolver el acertijo, aunque el audio está en inglés y sólo los subtítulos han sido traducidos al castellano.