Torchlight

Íntimamente ligado a la (poca) dificultad se halla la recolección de objetos, sean armas, armaduras o joyas que otorgan mejoras. Éste es un pilar básico en Torchlight y constituye uno de los motivos principales para seguir avanzando. El problema, al menos en mis partidas, es que nuestro interés por éstos puede ir decayendo debido a la planificación en el diseño de los mismos. A lo que me refiero es que en nuestras misiones iremos recolectando una cantidad tremenda de objetos, pero os daréis cuenta que la mayoría no va a superar a ésos que lleváis puestos desde hace bastante tiempo. Algunas armas y armaduras son tan poderosas o simplemente encajan tan bien con la actitud de vuestro personaje (son buenas a distancia, recuperan vida con cada golpe, desplazan al enemigo) que difícilmente vais a querer cambiarlas.

No obstante, es loable el intento de los desarrolladores por poner en liza una cantidad ingente de objetos que, si bien muchos de ellos no van a servir para el combate, siempre podemos vender para comprar otros o probar la suerte de la transmutación, que consiste en fusionar varios en uno, a ver qué sale. Mención especial para el enorme placer que siente uno cuando ve en el suelo un arma con letras color amarillo que indica que es de tipo único, o cuando se consigue un set completo de cierto tipo que potencia las habilidades.

El control es algo que siempre preocupa en las conversiones desde PC, máxime en un género que parece hecho a propósito para el ratón. Ya advierto que no he jugado a la versión de PC, así que no puedo comparar, pero en todo momento me he sentido cómodo con el pad. Nos movemos con el stick izquierdo y asignamos las diferentes habilidades que adquirimos al resto de botones, excepto los superiores, que son para restablecer mana y salud. Presionando arriba/abajo en el D-Pad pasamos al segundo set de habilidades, por supuesto también configurable. Esto es lo único que no me ha gustado tanto: la idea no es mala, pero te obliga a quitar el dedo del stick o los botones para cambiar el set, y eso en mitad de un combate es algo peligroso. Personalmente hubiera preferido la opción que se eligió en X-Men Legends (si mal no recuerdo), donde manteniendo presionado un gatillo accedíamos a este segundo set.

Como decía al principio, me ha sorprendido gratamente lo colorista de los escenarios. En realidad, todo el juego es alegre a pesar de su temática y los efectos de las armas elementales, los hechizos y las invocaciones son bastante espectaculares. Los personajes y enemigos están bien detallados y eso se aprecia cuando acercamos la cámara. Por cierto, no podemos girarla con el stick derecho, sólo acercarla o alejarla, pero no os preocupéis porque no hay problema para ver todo el escenario perfectamente. Además, si a vuestro personaje lo tapa un muro, éste se hace translúcido.

Los efectos de sonido acompañan muy bien sin ser una maravilla. Como curiosidad, algunos, como el de coger mana/salud, son los mismos de Diablo. La música igual, acompaña bien pero dudo que vayáis a tararear alguna melodía cuando lo terminéis. Simplemente está ahí.

Aclarar que el juego viene en español, aunque presenta algunos errores de traducción. No llega ni mucho menos a niveles de “All your base are belong to us”, de hecho no se puede decir que sea mala ni mucho menos, pero un poco más de atención a ciertos errores (algunos de ellos no traductológicos sino tipográficos) no hubiera estado de más.

Resumiendo, Torchlight me ha gustado mucho a pesar de su simplicidad, o tal vez precisamente por ella. Con sus escasos 200 megas de peso no es espectacular en nada pero cumple en todo. La mecánica mata/sube de nivel/mata/consigue armas petantes/sigue matando hace que las horas vuelen y creo que eso es un gran logro. Me hubiera gustado sin embargo algo más de variedad en las localizaciones -volver una y otra vez a la misma mazmorra después de 10 horas pasa factura- pero esto es algo que tal vez veamos en el confirmado Torchlight 2, que si sigue los pasos de Diablo seguro tendrá.