Análisis de Trigger Witch - Un Twin Witch Shooter, cuqui, sangriento y aventurero
No se llama Bayonetta pero lleva una escopetta.
Es muy complicado destacar en un mercado tan competitivo como el de los videojuegos, queridos lectores. En el hipotético caso de partir de una base sólida, a nuestra diestra surgirán media docena de títulos cuyo apartado técnico dejará con la boca abierta al público y por la siniestra nos intentarán adelantar otros tantos con unas mecánicas impecables. Es por eso que, visto el panorama y en no pocas ocasiones, la proverbial bombilla de las ideas se prende - como la weá - gracias a una chispa que incluye ingenio, familiaridad y dinámicas cuya solvencia está probada más allá de toda duda razonable. Por supuesto, parte del espíritu aventurero de quien explora nuevos géneros, mecánicas y estilos se queda por el camino pero, a cambio, es posible que nos llevemos agradables - y divertidas - sorpresas. A estas alturas, mi siempre avispada audiencia sabrá por dónde van los tiros de Trigger Witch.
Desarrollado por Rainbite, Trigger Witch nos pone en la piel de Collette, una estudiante de brujería del Reino de Evertonia. Pero que no os engañe su estatus de aprendiz, porque pese a no haberse graduado formalmente - cosa que haremos en los primeros compases del juego -, su magia tiene gran potencia, concretamente la del plomo caliente que escupirán las armas que siempre la acompañan. Y es que desde que un misterioso portal empezó a arrojar armas de fuego al Reino de Evertonia, las brujas comenzaron a dejar de lado la hechicería más tradicional para centrarse en menesteres más tácticos como conjurar balas para sus cargadores vacíos o afinar su puntería. Pero claro, el Reino Goblin vecino también quería acceder a su cuota de armas y a las brujas no les quedó más remedio que dividir ambas regiones con una barrera mágica infranqueable. Eso fue entonces, pero ahora es la hora de que Collette se gradúe y lo celebre... o al menos eso cree ella, porque un misterioso hechicero ha conseguido cruzar la barrera que separa ambos reinos y la frágil paz parece tambalearse mientras suenan truenos y chiptunes.
Salvo que me corrijan en los comentarios, armas y visual novels no suelen hacer buena pareja, así que Trigger Witch opta por basar su jugabilidad más inmediata en el ya clásico twin stick shooter. Collette apuntará su AK-47 con el stick derecho y se moverá por los distintos rincones de Evertonia con el izquierdo. Será en esa exploración cuando se nos introducirá el factor reminiscente de un clásico de los 16 bits como es The Legend Of Zelda: A Link To The Past, porque mientras exploramos los paisajes de Evertonia descubriremos cavernas, castillos y zonas principales que adoptarán la estructura de mazmorras. Cuando las despejemos a punta de pistola, tendremos que eliminar simpáticos bichejos, resolver puzles y encontrar distintos elementos que pondrán a prueba nuestra habilidad y atención en una dinámica que mezclará las mecánicas del clásico de Nintendo con las de títulos mucho más contemporáneos como Enter The Gungeon.
Si Trigger Witch recuerda a este último festival de tiros no es por introducir elementos de roguelike - que no lo hace - sino por cierto punto de gamberrismo en sus tiroteos y, sobre todo, por la contundencia de su armamento. El arsenal de Collette no se limitará a sus fieles y potentes armas estándar, sino que, conforme exploremos Evertonia y sus alrededores, introduciremos más instrumentos a su sinfonía de la destrucción. Escopetas recortadas, Uzis a dos manos y un favorito de la audiencia como el lanzagranadas harán trizas a nuestros enemigos, introducirán variedad en el gameplay - y el gunplay - y, claro, nos incentivarán a explorar a fondo todas y cada una de las localizaciones, no vaya a ser que nos dejemos un pistolón abandonado.
Sin embargo, semejantes premios no estarán expuestos en una vitrina para que lleguemos y nos hagamos con ellos. Trigger Witch espolvorea sus escenarios y mazmorras con una gran cantidad de enemigos que refuerzan el tono general del juego. Porque aunque no dejemos de pegar tiros ni un segundo, el apartado artístico de Trigger Witch conduce a su sencillo pixel art en una dirección completamente opuesta. Lleno de color, personajes agradables y elementos simpáticos, hasta los enemigos transmiten una sensación muy alegre con sus constantes homenajes a Dragon Quest o Super Mario. Esas sensaciones continúan en una banda sonora que sigue los pasos de uno de los géneros que sirven de influencia a este título: el RPG de aventuras. Sin embargo, hay un macabro contraste entre sus alegres melodías y los potentes cañonazos de nuestras armas que continúa en el reguero de sangre que nuestros pixelados enemigos soltarán al morir. Ahora bien, si esta gamberra colisión no nos convence, siempre podemos entrar en el menú de opciones y cambiar la - demasiado - realista sangre por el más lindo confeti... entre otras muchas opciones que modularán la dificultad a nuestro gusto.
En última instancia, Trigger Witch es un sencillo pero divertido cóctel de referencias y géneros con un sólido desarrollo en la mayoría de sus apartados: su combate tiene un ritmo vibrante, su apartado artístico es modesto pero cumple a la perfección y sus niveles están bien diseñados y repletos de puzles. No obstante, su propia falta de ambiciones más allá de combinar géneros y guiños termina por traicionarle y ofrecer al jugador un desarrollo que puede rozar lo repetitivo, y a esto tenemos que sumarle cierto desequilibrio a la hora de diseñar sus jefes finales, con unos valles y picos de dificultad que no se corresponden con la ubicación en la que se encuentran - vamos, que algunos son demasiado fáciles y otros demasiado complicados. Pero estas ligeras fricciones no empañan a un juego cuyo conjunto es realmente sólido. En no pocas ocasiones me encontraba a mi mismo retrasando el momento de aparcar el mando y con ganas de doblar una esquina y cruzarme con más limos a los que tirotear. Es lo que tiene poder conjurar balas mágicas.