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Una cuestión de peso

Relacionar obesidad infantil con juegos causa polémica, pero la crítica es justa.

No es demasiado frecuente que los jugadores y la industria se encuentren cómodamente sentados en un mismo vagón, pero esta semana todo parece haberse alineado. ¿Cuál ha sido la receta para esta extraña harmonía? Toma por un lado al poco popular gobierno británico, y por otro a una campaña sobre la obesidad infantil que usa a los videojuegos como ejemplo de una actividad sedentaria y poco saludable.

Una nueva tanda de posts histéricos en internet, y unas declaraciones marginalmente menos histéricas por parte de la industria ha comenzado. Los jugadores y la industria, unidos en su indignación ante el ataque al pobre e inocente medio, se han aliado en contra del gobierno británico, acusando a la campaña Change4life de ignorancia sobre los videojuegos, atacar de forma injusta al medio ("no les verás decir lo mismo sobre leer libros", dice un popular refrán) e incluso de aplicar tácticas propias del Gran Hermano.

Es difícil decir porqué la campaña ha generado una respuesta tan fuerte. Quizás sea porque los jugadores están demasiado acostumbrados a que el medio sea culpado por cosas que no ha hecho - tiroteos en colegios, violencia juvenil, etc. - que ahora hay una reacción unánime ante toda crítica, sin importar cuán válida sea.

Porque la verdad es que no hay duda, la crítica - si puede ser caracterizada como tal - que hace la campaña Change4life es válida, razonable y eminentemente sensible.

Gran Bretaña, al igual que otros muchos paises del primer mundo, se encuentra envuelta en una crisis sanitaria como resultado de la obesidad infantil. Ésta ocurre como consecuencia del ingesto exagerado de comida de alto valor calórico (la campaña también muestra a niños comiendo pasteles, aunque por el momento no hemos oído al gremio de pasteleros quejarse amargamente) y por llevar una vida excesivamente sedentaria, en detrimento del ejercicio físico y los deportes. Los videojuegos son una de estas actividades sedentarias. Los niños que comen demasiadas grasas, dulces y juegan a videojuegos todo el tiempo en vez de salir al exterior para corretear por ahí experimentarán problemas de salud que acortarán su vida. Ese es el mensaje de la campaña, es altamente probable y puede ser probado científicamente de principio a fin.

"¿Pero por qué?", llora la industria, "¿por qué somos los únicos que aparecemos, y no la televisión o los libros?". Esta, os recuerdo, es la misma industria que lleva la última década insistiendo a todo el que la escucha sobre lo increíblemente populares que son sus productos, cómo los videojuegos superan con creces los datos de audiencia de la televisión, como los beneficios del sector de los videojuegos superan a los de la música o el cine. La misma industria que chascarrea con indiferencia cuando la televisión habla sobre la "generación perdida" que no mira sus programas porque está demasiado ocupada con sus PlayStations y Xboxes. ¿Y los libros? con desesperadas campañas que intentan prevenir el aumento del analfabetismo, es muy poco probable que los libros estén volviendo gordos a los niños.

Soy reticente a utilizar la frase "siembra vientos y recoge tempestades" como metáfora sobre el asunto, pero se adapta demasiado bien a la situación. La industria, parece, es muy feliz a la hora de ensalzarse como una de las más populares, si no la que más, formas de entretenimiento para niños y jóvenes. Sin embargo, cuando esa posición le coloca en la línea de fuego como parte de una campaña gubernamental de largo alcance para conseguir que los críos hagan actividades más sanas, entonces la industria quiere adoptar la posición de víctima y señalar como "auténticos culpables" a la televisión y, ehm, los libros.

No puedes tener ambas cosas. Si los videojuegos son la forma más popular de entretenimiento para los niños (o está muy cerca de serlo), entonces es perfectamente válido que los videojuegos sean utilizados como ejemplo del entretenimiento sedentario que los niños necesitan administrar en favor de realizar cosas más activas. Si, por contra, los videojuegos fuesen poco populares y pocos niños gastasen mucho tiempo con ellos, entonces sí - la industria habría sido acusada injustamente. Pero si fuese ese el caso, entonces la industria se habría estado engañando a si misma (y al resto del mundo) durante la última década.

Además, la crítica de esta campaña ni siquiera va dirigida directamente hacia los videojuegos. Lo cierto es que apunta hacia los padres; el mensaje es, claramente, que los padres necesitan vigilar más el tiempo que pasan sus hijos con los videojuegos (o comiendo pasteles) y animarles durante su niñez a que salgan más y jueguen en el exterior.

La industria del videojuego ha sido insistente en el ideal de la responsabilidad paternal, habiendo hecho elocuentes (y perfectamente justificadas) declaraciones sobre la importancia en una sociedad libre del uso de recomendaciones de edad y la responsabilidad de los padres en detrimento de la censura. La realidad, sin embargo, es que hay demasiados padres que ignoran las recomendaciones de edad de los videojuegos (razón por la cual la industria apoya las campañas de educación al respecto), hay muchos otros que utilizan las consolas como niñeras baratas, dejando que sus hijos jueguen horas y horas sin tener en cuenta el impacto en la salud del niño (algo por lo que la industria muestra su total indignación cuando se hace una campaña de educación).

(Como curiosidad, es importante observar que las campañas publicitarias intentando educar a los padres sobre los problemas de salud de sus hijos no pueden ser calificadas como propias del "Gran Hermano", ni es nada remotamente similar a lo que Orwell predijo con 1984. Como referencia, los millones de cámaras de la CCTV, las bases de datos sobre ciudadanos, los carnés de identidad, la detención sin cargos, la retención de datos de comunicaciones, la expansión sin control del poder policial, todo eso sí puede entrar dentro del calificativo del "Gran Hermano". Hacer una campaña para decir a los padres que si sus hijos se pasan el día jugando a videojuegos y no hacen ejercicio tienen grandes posibilidades de volverse obesos y con problemas de salud no es propio del "Gran Hermano".)

Tan desesperados están los jugadores y los relaciones públicas de la industria por erosionar la campaña que incluso han recurrido a teorías conspiratorias para explicar porqué algo tan malvado ha podido ocurrir - sugiriendo que los videojuegos han sido elegidos como cabeza de turco porque los verdaderos culpables, la televisión y las cadenas de comida rápida, están en nómina de las iniciativas sanitarias del gobierno británico.

Obviamente, es totalmente cierto que las televisiones y empresas como Coca-Cola o Nestle están involucradas en las iniciativas gubernamentales sobre salud. De hecho, el gobierno inglés ha sido criticado en múltiples ocasiones por permitir sesiones de información, especialmente sobre salud infantil, en eventos patrocinados por las mismas empresas que venden comida basura a los niños.

En cualquier caso, si están intentando librarse de las críticas con ello, están literalmente tirando su dinero. La nueva campaña Change4life no ha salido de la nada después de décadas de silencio sobre la salud infantil. Hace nada menos que 20 años, los colegios ya mostraban vídeos y distribuían panfletos a los niños y a los padres avisando de los peligros de ver demasiada televisión y no hacer suficiente ejercicio. En los últimos cinco años, las empresas de comida rápida se han enfrentado a regulaciones bastante estrictas sobre sus anuncios y el etiquetado de los productos, así como a campañas que animaban al público a no consumir sus productos. (Anuncios recientes en televisión mostraban una gran y desagradable cantidad de grasas saturadas en estado líquido siendo vertidas en una pica para ilustrar nuestros consumo mensual de grasas).

Que los videojuegos estén ahora en la linea de fuego (de hecho, yo diría que más bien el tratamiento irresponsable de los padres es lo que realmente se critica) es simplemente un signo más del cambio de los tiempos. Durante décadas, hemos señalado a la televisión y a la comida rápida como culpables de los problemas de salud de los jóvenes. Mientras la obesidad infantil siguen aumentando, absorbiendo más y más dinero de la seguridad social cada año, los videojuegos se han unido a la televisión como uno de los pasatiempos sedentarios preferidos de los ingleses. Ninguna campaña dice que los videojuegos sean inherentemente malos o dañinos. De hecho, hay que ser muy ignorante para no reconocer que demasiados niños juegan demasiado con videojuegos y no hacen suficiente ejercicio físico.

Todo debe tener moderación; aunque ser moderado, tristemente, es una virtud que ha escaseado entre la industria y todo lo que la rodea en relación a esta polémica. Sólo espero que todas las declaraciones de esta semana no produzcan un daño irreparable en la relación entre la industria y los responsables de estas campañas, de las que las empresas de videojuegos deberían ser aliadas, no un enemigo - incluso si eso significa aceptar cierto grado de crítica o culpa.

Traducción por Josep Maria Sempere.

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