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Análisis de Phoenix Wright: Ace Attorney 6 - Spirit of Justice

Back to basics.

Eurogamer.es - Recomendado sello
Phoenix Wright vuelve a sus orígenes con una entrega que recupera la esencia y la magia de los primeros juegos sin dejar de renovarse.

En mi tiempo como estudiante de Derecho (sí, fui estudiante de Derecho, aunque de esos que pasaban más tiempo garabateando en la libreta que tomando apuntes, debo reconocer), recuerdo que mi profesora de Derecho romano me preguntó que por qué había elegido esa carrera. Supongo que esperaba que le contestara que por vocación, o que para ser una persona respetada, o que mi objetivo era defender unos ideales sobre "Ley y Justicia" que ni tenía entonces ni tengo ahora, y que si los tengo nada tienen que ver con lo que pone en el manual. Nada de eso: le dije que quería estudiarlo porque no creía en él. Me interesaba sobremanera conocer cómo era un sistema que influía directamente en mi día a día, y del que la mayor parte de nosotros desconocemos los entresijos, pero no tenía fe en su naturaleza bondadosa.

Lógicamente, y a pesar de mis esfuerzos (que los hubo, no os vayáis a creer) mi sitio no era ese. Eso ya lo sabía. Pero hubo un momento que marcó un antes y un después, y que me hizo ver que esa no sólo no era la senda que quería ni debía tomar, sino que además era una que me mareaba de tantas vueltas que me hacía dar: contradicciones flagrantes. Contradicciones que forman parte intrínseca de todo esto. Veréis, el Derecho, eso a lo que llaman sistema jurídico, es como una botella de plástico que hace aguas por todos lados; lo más eficiente es cambiar el recipiente por uno de cristal, pero nos conformamos con ir cubriendo los agujeros con celo para que, al menos, las fugas no sean demasiado importantes. Para que tampoco se note demasiado. Es inútil porque tarde o temprano el agua se va a derramar igual.

Quizá por eso me gustan tanto los Ace Attorney. Representan un sentido de la justicia aséptica y siempre bondadosa en última instancia, una utopía en la que la línea entre héroes y villanos (unos villanos que también tienen su corazoncito) está claramente subrayada y marcada en negrita; representan todo aquello en lo que quiero creer de manera infantil e inocente. Y más allá de la extravagancia de sus historias (hablamos de unos juegos en los que un fantasma o un loro pueden salir a testificar en un tribunal), de sus personajes memorables y de los casos estrambóticos con giros sorprendentes, quizá por eso también han tenido tanto éxito: la abogacía no es una profesión que goce de muy buena publicidad, pero todos tenemos a nuestro propio vigilante en el interior. Y el abogado Phoenix Wright, a pesar de las ya nombradas excentricidades, es uno cuyos pies están más en la tierra: no es un marine espacial calvo, no tiene motosierras gigantes ni está destinado a una base secreta en Marte. Es un tipo que defiende lo que cree buscando pruebas y contradicciones. Es un tipo con el que resulta más fácil empatizar.

Dual Destinies, la última entrega de Ace Attorney publicada en 2013, era un título que intentaba regresar a los orígenes de la saga, pero al que se le notaba la falta de inspiración para sorprender como había hecho antes. No era un caso de crisis de identidad, sino más bien de crisis creativa. Se notaba que las entregas se sucedían casi como por obligación, para aprovechar el tirón que tiene la franquicia de Capcom fuera de nuestras fronteras. Los casos no resultaban tan emocionantes, los giros eran más previsibles y los personajes, aunque seguían siendo atractivos, no tenían el carisma de antaño. Es algo que, personalmente, también sentí del mismo modo con Apollo Justice, pero no sucede lo mismo con Ace Attorney 6.

Para no desviarme demasiado del tema: Ace Attorney 6, igual que las anteriores entregas, es una novela visual tremendamente divertida en las que encarnamos al abogado Phoenix Wright (también a algunos de sus compañeros) a lo largo de una serie de casos en los que la fe ciega por nuestro defendido es el cimiento principal de la lucha, y cuya narrativa está repleta de sentido del humor y giros inesperados. Son casos de asesinato que se dividen entre segmentos de exploración y juicios en el tribunal en los que la mayor amenaza que nos encontramos es la búsqueda de contradicciones y la terrible pena de muerte a la que se enfrenta el acusado, un reflejo de la crueldad del sistema que, gracias a esa asepsia de la que hablaba, nunca llega a materializarse. En este caso se añade un pequeño giro que se alterna con los casos normales: Wright ha ido de visita al reino de Khura'in, un pintoresco lugar en el que no existen los abogados y los culpables caen ante las visiones de una especie de médium que canaliza los deseos de la Sagrada Madre. Es un tema, el de la mediumnidad, al que se recurre en varias entregas de la saga, y que en este caso también ocupa una parte importante de la trama y añade una nueva mecánica: conocer los últimos instantes de la víctima, ver lo que vio, oír lo que oyó, oler lo que olió. Y luego, claro, buscar contradicciones. Esa es su mayor novedad, pero aunque Khura'in es un lugar que merece la pena visitar, en mi opinión ni es lo que más destaca de la aventura ni es su mayor acierto.

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Ace Attorney 6 es eso a lo que los ingleses llaman un back to basics, una entrega que recupera la fascinación de los primeros casos y añade la variedad y las novedades necesarias para que siga manteniéndose fresco. Y que no os eche para atrás eso de que es una novela visual: lógicamente la mayor parte del tiempo vais a estar leyendo (textos en inglés, eso sí, como con las últimas entregas para 3DS, Capcom no ha creído rentable traducirlo al castellano), pero hay una mayor alternancia entre secciones, sus personajes y escenarios tienen un diseño único y las animaciones se han mejorado y ampliado exponencialmente para otorgar vida a cada uno de los sujetos que nos encontramos; se recuperan personajes míticos, y hay guiños por todos lados para todo aquel que haya seguido las aventuras del abogado pelopincho y sus amigos.

Sigue siendo más de lo mismo, ciertamente, pero es que es más y mejor, y esta vez sí, se aprovecha el potencial de 3DS para añadir escenas cinemáticas y secuencias mucho más trabajadas, superiores sin duda a las de Professor Layton vs. Phoenix Wright. Y aquí va la primera advertencia: si no habéis jugado a ninguna entrega de la saga, os recomiendo encarecidamente que probéis las primeras antes de meteros de lleno en esta. No porque os vaya arruinar la fiesta, claro, sino porque la vais a disfrutar mucho, mucho más.

El sistema sigue basándose en el ensayo y error en su mayor parte, y hay momentos en los que aunque sabemos qué queremos decir, no acabamos de encontrar la forma de hacerlo (quizá hay varias pruebas que a tu juicio son igual de válidas para remarcar una contradicción, pero no todas lo hacen). Tampoco aquellos que esperen una evolución respecto a lo que ya han visto antes van a encontrarla aquí, pero la complejidad de las historias y los misterios que prácticamente te obligan a seguir jugando a las tantas de la mañana mientras estás tumbado en la cama jurando que sí, que examinas ese objeto y ya apagas la consola, siguen estando en plena forma.

Ace Attorney 6 me ha vuelto a tener enganchado a mi 3DS, buscando esos momentos muertos en los que poder seguir resolviendo casos. Es la entrega más completa y fiel desde ese Trials and Tribulations del ya lejano 2007, y reafirma mi intención de seguir visitando los tribunales aunque haya spin-offs que me lleven siglos atrás, siglos adelante o incluso a Cuenca. Que esté en inglés puede echar a muchos para atrás, pero a poco que dominéis el idioma no deberías dejarlo pasar. Ace Attorney 6 es una de las mejores aventuras para 3DS que podréis jugar este año. Y sigue teniendo el mejor juez de la historia. ¡Toma ya!

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