Análisis de Age of Empires II: Definitive Edition
The Last EpeteKhans.
Cuando llevas más años jugando a videojuegos que días tiene un mes - lo que conlleva ser un poco saurio, lo sé - lo normal es que, más tarde o más temprano, hayas terminado acercándote a todos los géneros habidos y por haber. ¿Fútbol? Trae ese ISS para aquí, a ver. ¿JRPG? He jugado hasta a un Persona en la PSP. ¿Dwarf Fortress? Jamás acerques semejante espanto a menos de cien metros de distancia de mi persona. Así, lo normal es que llegue el día en que caiga en tus manos un juego de estrategia y pienses "¿y por qué no?".
Y si hablamos de estrategia, una de las sagas clásicas del género es, sin ningún género de dudas, Age Of Empires. Con tres entregas en su haber, la creación de Ensemble Studios marcó a muchísimos jugadores con su mezcla de gestión de recursos, batallas y anclaje en la historia universal. No solo podíamos dedicarnos al arte de la guerra sino que, además, instruía deleitando; la excusa perfecta para tirarnos horas y horas frente al monitor y disfrazar semejante vicio de lección de historia antigua. La segunda entrega de la saga, Age Of Empires II: The Age Of Kings, se centró en la época de la Edad Media y sus turbulentos tiempos, siendo uno de los juegos de estrategia en tiempo real - o RTS - más importantes de su época. Tanto es así, que ha seguido recibiendo expansiones de su campaña y revisiones hasta hace bien poco.
Y hasta aquí la lección de historia. Porque ahora llegamos a la rabiosa actualidad, la que está copada por esta Definitive Edition de Age Of Empires II. Y que no solo viene con un buen repaso gráfico para dejar el juego acorde a los tiempos modernos sino que, por si fuera poco, trae un buen puñado de novedades bajo el brazo.
El aspecto que más llama la atención de Age Of Empires II: Definitive Edition - en lo sucesivo AoE II, gracias por vuestra comprensión- es, lógicamente, su apartado gráfico mejorado para la ocasión, aunque siendo estrictos en algunos aspectos sí existen novedades que se aprecian a simple vista y otras que solo serán disfrutables en algunos casos muy específicos. Lo primero y fundamental es el acabado gráfico del título: todos los modelos, animaciones y texturas han sido mejorados respecto de las anteriores ediciones y el salto es palpable. Los entornos son muchísimo más ricos en detalle y en acabados, el movimiento de las unidades transmite mayor fluidez y la flora y la fauna está mucho más integrada en el juego. Entroncando con esto, entran de lleno las nuevas y muy satisfactorias animaciones de colapso de edificios.
Siendo como es AoE un juego en el que nos dedicaremos a mandar gente a hacer la guerra sin cuartel, lo normal es que las infraestructuras enemigas sean uno de nuestros objetivos, así que da gusto ver que los edificios caen estrepitosa y detalladamente ante nuestras hordas - cuando es el enemigo el que devora nuestra cuidadosamente planificada edificación ya tiene menos gracia, pero eso es otro tema -. Por otra parte, también podremos usar la rueda del ratón para elegir el zoom que haremos sobre el campo de batalla, opción nada desdeñable en un juego en el que el tamaño de los mapeados tiende a ser bastante importante, del mismo modo que nuestros ejércitos. Además, la interfaz ha recibido un buen lavado de cara y, junto a los menús, presenta un aspecto mucho más moderno que encaja a la perfección con las resoluciones actuales. Y, del mismo modo que he hablado de las opciones fácilmente apreciables, toca hablar de aquellas mejoras que solo tienen cabida en situaciones muy específicas. Esta Definitive Edition ha incorporado un paquete de gráficos mejorados para resoluciones Ultra HD. Lo cierto es que la opción cumple sobradamente y, al renderizar esta versión en 4K con las opciones gráficas mejoradas, no se nota ninguna pérdida de calidad de un apartado artístico que por muchas revisiones a las que se le someta cumple, no lo olvidemos, veinte años este 2019.
Vista la estética, pasemos a lo jugable. El estudio Forgotten Empires no ha querido dejar este flanco descubierto y ha puesto mucho de su parte para que tanto el jugador veterano como el recién llegado tengan los suficientes alicientes para acercarse a esta Definitive Edition. Y es que, como no solo de tutoriales vive el cadete, esta nueva encarnación de AoE II trae consigo los consejos de aquel que dejó escritas reflexiones sobre el conflicto armado que aún a día de hoy se estudian atentamente: Sun Tzu. A base de simples desafíos, el sabio oriental nos enseñará los rudimentos básicos de la estrategia y a dominar mecánicas esenciales de este RTS. Si además queremos perfeccionar nuestra técnica, cabe la opción de intentar obtener las medallas intentando superar los tiempos que nos marque, tarea nada sencilla si llevamos tiempo sin jugar o si somos novatos, ya os advierto.
Por otra parte, AoE II sigue aumentando su número de civilizaciones y de campañas para llegar hasta cifras bastante impresionantes. En este caso, se ha desarrollado una nueva expansión, llamada "The Last Khans", que incluye cuatro nuevas civilizaciones y tres nuevas campañas, lo que eleva el total de ambas a treinta y cinco y veinticinco, respectivamente. Si os paráis a contar, eso es un montón de gente con la que andar a la gresca y otro montón de horas de juego. Y eso sin ni siquiera haber entrado en las batallas históricas, los modos de escaramuza para un jugador o el multijugador, siendo estos dos últimos virtualmente infinitos. Preveo mucha gresca aquí, sobre todo si os ponéis a trastear con la dificultad de la IA, que también se ha visto mejorada y es una apisonadora de primer orden en las dificultades más altas.
Pero claro, una vez hayamos elegido el modo en el que nos vamos a enfrentar, toca revisar un poco qué mejoras se han introducido en el gameplay. Algunas de ellas eran perentorias si se quería mantener el título relevante en la actualidad, puesto que el género ha avanzado muchísimo en veinte años. A día de hoy puede parecer algo absurdo poner el foco sobre mecánicas como revelar los grupos de control en la parte inferior del HUD, tener un botón para los aldeanos inactivos mucho mejor ubicado en la interfaz del usuario, poder mezclar tecnología y unidades en las colas de los edificios o poder ver una cola de acciones globales en desarrollo. No obstante, y vuelvo a hacer hincapié sobre esto, en el momento en el que se desarrolló AoE II no eran mecánicas que estuvieran establecidas y ver como se incorporan ahora a su gameplay es muy de agradecer.
Sumados todos estos aspectos, Age Of Empires II: Definitive Edition es una actualización de un clásico que realiza un esfuerzo titánico para mantenerse relevante en la actualidad. No solo trae a la palestra un apartado gráfico completamente renovado sino que echa el resto para que no desmerezca lo más mínimo en pantallas Ultra HD. Pero no se detiene ahí: amplía su contenido y mejora su propuesta jugable para dejarla acorde a la evolución del género durante todos los años que han transcurrido desde su lanzamiento. En términos de ritmo y de escala, AoE II es muy diferente de otros títulos que han derivado hacia terrenos más dinámicos - Dawn Of War - o de mayor envergadura en sus batallas - Total War -, pero la exigencia de su planteamiento, que exige una amplia cantidad de micromanaging y un inteligente uso de los recursos, lo convierte en un RTS muy interesante para todos aquellos mínimamente interesados en el género. Y, por supuesto, para todos aquellos que quieran reverdecer viejos laureles las mejoras que se incorporan en esta Definitive Edition son motivo más que suficiente para volver a visitar uno de los clásicos del género.
Y es que, cuando llevas jugando más años que días tiene un mes, más tarde o más temprano va a llegar el día en el que se te ponga a tiro la oportunidad de jugar a un juego de estrategia y, aunque hayan pasado veinte años desde su lanzamiento, no sería nada raro que fuera un Age of Empires.