Call of Duty: Black Ops
Golpe en la mesa de Treyarch.
Ese dinero, no nos olvidemos, es la parte fundamental de los modos debutantes del multijugador. Mediante un sistema de apuestas, en el que hay que pagar una cuota de entrada pero con la posibilidad de recuperarla por duplicado o triplicado si quedamos en buena posición, competiremos en unas cuantas pruebas divertidísimas. Por ejemplo, hay una en la que sólo tenemos ballestas con flechas explosivas, cuchillos de los que se disparan y tomahawk. Cada muerte da un punto, y si matas con el tomahawk pones a cero el marcador del rival. Cuidado, porque si te dan a ti te pasará lo mismo. En otro empiezas con una pistola y cada vez que mates a alguien te dan una arma mejor; así, jugarás 20 rondas pasando de pistolas a rifles, escopetas, lanzamisiles o rifles de francotirador. Nuestro favorito, sin embargo, es el modo en el que sólo tienes 3 vídas, una pistola con una bala (letal) y un cuchillo: con cada muerte te dan una bala más.
Además de estos están evidentemente los modos tradicionales, bien pensados como siempre, y con unos escenarios que son correctos y que, casi con toda seguridad todavía por falta de costumbre, veo algo desestructurados, cortos en número y ligeramente faltos de carisma. En cualquier caso, muy por encima de la media.
Call of Duty: Black Ops es el puñetazo encima de la mesa de Treyarch. El modo zombie, con tres niveles bien logrados, corona un juego largo, bien pensado, y un multijugador buenísimo. Si te da igual la horrenda historia –y estamos en lo mismo de siempre: un juego que va a vender 10 millones de copias debería ser mejor en eso, porque tiene cierta responsabilidad- Black Ops es, sin duda, uno de los mejores shooters del año.