Análisis de Call of Duty: Modern Warfare 3
Guerra Mundial.
Durante la semana de lanzamiento de Battlefield 3 los dos títulos más jugados de Xbox Live fueron Call of Duty: Black Ops y Modern Warfare 2. Esto es un dato significativo: la fórmula no solo sigue vigente, sino que genera tal expectación que hay que entrenar antes de que llegue. Y es que para muchos el sinónimo de guerra, hoy en día, no es lo que vemos en las películas o, incluso, en las noticias.
¿Se agotará esta fórmula? Es posible. Acordémonos de Guitar Hero, que subió como la espuma y cuando EA entró al trapo con Rock Band apenas hicieron falta un par de años para desmantelar ese mercado.
La situación aquí es algo distinta, sin embargo, y todo lo que rodea a esta franquicia es casi ya un deporte, una entidad que hasta se aleja del videojuego tradicional. Modern Warfare, y en especial esta tercera parte, es un gigante que crece y crece sin parar, y que seguirá haciéndolo. Se vendieron 20 millones de packs de mapas en Black Ops. Según las propias palabras de Activision, "los beneficios conseguidos sólo con los packs de mapas equivaldrían al tercer lanzamiento más importante del año para consolas". Uno de los grandes méritos de Infinity Ward y Sledgehammer ha sido saber sujetar bien todas las partes de este coloso. El arte, la programación, el diseño y el marketing atan cada una de sus extremidades y las mantienen juntas, sin grietas ni visos de desmoronamiento. Un espectáculo en sí mismo.
A muchos les sorprenderá, sin embargo, que la campaña sea algo así como un tutorial de cinco horas -de hecho la propia campaña no tiene tutorial, entienden que ya sabes más o menos de qué va la cosa-. Su importancia dentro del conjunto es anecdótica más allá de meterte un poco en su universo, y el propio juego te lo deja bien claro: es recomendable jugarla antes de empezar con el multijugador. Pensemos en la cantidad de horas que, de media, se le dedicará a uno y otro apartado... ¿en qué porcentaje se queda la historia? ¿En un 5%? Posiblemente en bastante menos.
Divagaciones aparte, hay que reconocer que se deja disfrutar, aunque es mejor tomarse un poco a broma todo esa capa pomposa que lo recubre. Me imagino a la gente de Infinity Ward con una lista de todo lo que ya han hecho e intentando ver qué les queda, rellenando huecos con ideas imposibles y explosiones, explosiones por todas partes. Y es que cuando subes a un ascensor no esperas menos que que explote, o si vas en coche, por ejemplo, menuda decepción si acabas bajando como una persona: no, tiene que saltar por los aires y pasarte por encima y casi rozándote el casco. Modern Warfare 3 es una torre de momentos similares: cuando creías que ya no se podía llegar más lejos te demuestran que sí, que sí que se podía.
"El diseño es absolutamente lineal y salpicado con esos momentos WTF!, y la historia igual de loca que siempre, y aunque sigue divirtiendo sí que empieza a dejar de sorprender."
La historia concluye la trilogía de Makarov, y te lleva de viaje a un buen número de países en proceso de desintegración. Alemania, Estados Unidos, Inglaterra o Francia están siendo arrasados. Llevarás a viejos conocidos y a nuevos fichajes, y como siempre tu misión será ir siguiendo el rastro de migas que van dejando los malos. El diseño es absolutamente lineal y salpicado con esos momentos WTF! de los que hablaba antes, y la historia igual de loca que siempre, y aunque sigue divirtiendo sí que empieza a dejar de sorprender. Para arrancarte un gritito de sorpresa antes bastaba con un par de tiroteos y ahora necesitan derribar la Torre Eiffel. Bien, no está mal, pero se palpa cierto desgaste, y los elementos de diseño que antes eran frescos ahora comienzan a generar dudas.
Siendo justos, en realidad, la campaña dura bastante más de cinco horas. No está ligado argumentalmente, pero el modo Operaciones Especiales -que ya es un conocido de la franqucia- ofrece algo muy similar. La principal diferencia es que puedes jugar con otra persona en pantalla partida o en línea. Una vez más tenemos una gran variedad de situaciones, que van desde sigilo nocturno y coordinación a desactivación de explosivos o defender tu posición. Hay un total de 16. Cada reto puede jugarse en tres niveles de dificultad distintos, y no hace falta que cada jugador pruebe con el mismo. Cuanto más elevada sea más estrellas te darán, y eso aporta experiencia y nuevas armas para otras modalidades.
La otra pata del cooperativo es el nuevo "modo horda", que tiene bastantes puntos en común con los zombis nazis de Black Ops. Es una pena que no puedan participar más de dos personas, porque con tres o cuatro la diversión hubiese aumentado exponencialmente y técnicamente no hubiese supuesto un reto demasiado grande. Los mapas, que son los mismos que los del multijugador, tienen ciertos puntos en los que hay maletines y ahí podemos comprar desde armas hasta explosivos o apoyo -tropas que vienen a ayudarte, ataques aéreos...-. Los enemigos vienen por oleadas y aparecen en puntos aleatorios del mapa, y la dificultad está en saber defenderse y aguantar lo suficiente. Si caes y tu compañero no puede reanimarte o si morís los dos se acabará la partida. El reto es suficientemente interesante como para echarle una brutalidad de horas, y la dificultad se ajusta perfectamente bien a lo que esperas.
"Sobre el nuevo modo horda: el reto es suficientemente interesante como para echarle una brutalidad de horas."
Pero, sin lugar a dudas, el multijugador es donde repartirás más estopa. Este año ha cambiado significativamente respecto a lo visto en Modern Warfare 2 y Black Ops. Es fantástico ver como consiguen estimularte para que siempre estés desbloqueando algo, para que siempre tengas un reto que cumplir. Al principio todo es rápido y precipitado, no cuesta subir de nivel y descubres unas cuantas armas y equipo. Pero poco a poco ves que todos y cada uno de los apartados tiene una profundidad enorme, y entonces, cuando ya sabes de qué va la cosa, te dejan que seas tu el que priorice. El ritmo es perfecto.
Las armas, por ejemplo, ahora tienen nivel. A medida que las vas utilizando -es muy recomendable utilizar el excelente Elite para analizar tus estadísticas, y su versión gratuita es más que suficiente- te van dando accesorios y habilidades. Además de ponerle accesorios puedes modificar ciertos elementos del rendimiento y adaptarla un poco más a tu estilo: ¿quieres reducir el retroceso o tener la habilidad de ponerle mirilla y silenciador a la vez?
Los perks también afectan directamente a tu estilo. En Modern Warfare 3 se han suprimido ciertas habilidades de ataque -el polémico "última batalla" desaparece- para centrarse un poco más en las de supervivencia. La personalización es estimulante y favorece unos combates un poco más cómodos.
Esta apuesta por la definición de un estilo propio se ha dejado notar especialmente en las rachas de bajas, que es lo que ha sufrido un cambio más radical. Podemos elegir entre tres categorías. La de Asalto es la clásica, y beneficia a los más seguros de sí mismos: cuanto más mates y menos mueras mayor será la recompensa. Los premios son eminentemente ofensivos, y con algún añadido estelar como el juggernaut. También tenemos Especialista, que es la más rara, y que consiste en irte dando perks a medida que vas matando a gente sin morir. Si encadenas una buena racha podrás llegar a tener un montón de habilidades a la misma vez. Finalmente está Apoyo, que funciona especialmente bien en los modos de juego más orientados a trabajar en equipo. La racha no se interrumpe con cada muerte y tampoco con los cambios de turno, y las recompensas están orientadas a la colaboración: torretas, radares, helicópteros que marcan enemigos en el mapa...
"En el multijugador, el acierto de cada decisión tomada es indiscutible y más que suficiente, y posiblemente sea el mejor Modern Warfare de todos."
Todo el músculo que le falta a la campaña aquí lo tenemos de sobra. Cada punto de experiencia ganado es un pequeño descubrimiento, un nuevo juguete con el que divertirnos, y todo llega en el momento justo. El ritmo impuesto, en el que tienes mucho que decir, permite que te fijes objetivos a corto, medio y largo plazo, y que trabajes para lograr algo en concreto. Las combinaciones, estrategias y personalización llegan a ser absurdamente extensas.
El diseño de los 16 mapas iniciales es también de libro. Todos tienen ese punto que te obliga a estar siempre en movimiento, yendo de pasillos a zonas abiertas y buscando ese sitio perfecto que nunca encuentras. En este sentido no decepcionan si los comparamos con los otros Modern Warfare -y los 60fps son una delicia, añado-. Se adaptan muy bien a las distintas modalidades: duelo por equipos, demolición, buscar y destruir... y alguna que otra nueva, como Muerte Confirmada, que sonará a los que hayan jugado a Crysis 2. Para que la muerte suba al marcador de tu equipo tu o tus compañeros tenéis que recoger la chapa que deja el enemigo, y también funciona a la inversa. Si recuperas la de algún compañero evitas que sumen un tanto. En las partidas privadas, por cierto, todavía hay más diversificación, y es posible competir en modos propios para este apartado: infectados, con solo una bala, ganar una arma mejor con cada muerte... los desarrolladores han prometido que los mejores acabarán integrándose en el juego.
Es evidente que esta franquicia ha superado la trascendencia que adquieren la mayoría de juegos, y para bien o para mal juega en otra liga. El usuario no pide tanto una novedad constante, lo que hay que hacer es afinar la fórmula -hasta que dure- y esto es precisamente Modern Warfare 3. Como decíamos, el cooperativo y la campaña son unos complementos de lujo, aunque esta última empieza a necesitar algo de frescura. En el multijugador, en cambio, el acierto de cada decisión tomada es indiscutible y suficiente, y posiblemente sea el mejor Modern Warfare de todos. Puedes odiar Activision, detestar los clichés bélicos y cabrearte con cada guiri adolescente que se te pone a gritar cada vez que te mata, pero este sigue siendo un juegazo como hay pocos.