Análisis de Call of Juarez: Gunslinger
Hasta que llegó su hora.
Esta ha sido, para mi, una de las sorpresas de los últimos meses. El anterior Call of Juarez: The Cartel era un despropósito de pies a sombrero, con unas mecánicas jugables obsoletas y una historia llena de topicazos terribles.
En este, sin embargo, han tomado una decisión que muchos tendrían que empezar a copiar: en vez de intentar sacar un juego físico y alargarlo como un chicle han optado por venderlo en tiendas digitales, a precio reducido, y concentrarse en conseguir una experiencia compacta, dinámica e interesante.
Sigue siendo un juego de tiros en primera persona, pero con un giro en las mecánicas jugables y una historia bien contada. Somos Silas Graves, un vaquero que ha viajado por medio mundo, y que se detiene en un bar a tomar una copa. A su alrededor se forma un corrillo a hacerle preguntas, y Silas se anima a contar su historia. Su curtida voz es el hilo conductor que rememora docenas de aventuras en las que ha conocido a los hermanos Dalton, a Jesse James, a Bob Olinger, a Pat Garret... Siempre se mantiene ese toque de cuento; a veces el bueno de Silas se pasa con el alcohol y tiene que volver atrás, porque se ha olvidado de algo -y tenemos que repetir ese fragmento con alguna variación-, o uno de los del bar le contradice y cuenta otra versión. Esa voz en off que va narrando lo que vemos, un poco a lo Bastion, no es un efecto pretensioso ni espectacular, pero sí lo suficientemente dinámico como para conseguir sorprenderte un par de veces y complementar una jugabilidad bien llevada.
Es un juego de tiros de los de toda la vida, pero con el aliciente de que empuñas unas armas del oeste que tienen un empaque y un encanto especial. A pesar de que las pistolas no son la mejor opción para disparar de lejos intentarás animarte con ellas porque te gusta sentirte John Wayne, diablos, y a quién no, y por lo que disfrutarás viendo el percutor moviéndose a la velocidad del trueno y a los enemigos cayendo como moscas. El juego te da puntos por cada enemigo que matas, y varían según les des en la cabeza, en movimiento, si están en coberturas... también puedes enlazar muertes e ir generando combos. Al final no se trata tanto de avanzar en la historia. Gunslinger tiene un poco de Bayonetta, si me perdonáis el desvío; te entrarán ganas de repetir secciones solo porque has fallado un par de headshots de esos claros. Y solo este elemento ya lo convierte en algo divertido, fresco y lo suficientemente gratificante como para que te merezca la pena.
Hay, de hecho, un modo arcade que se centra únicamente en el estilo y en los puntos, y que compara tu rendimiento con el de tus amigos y con gente de todo el mundo. Esta modalidad, una vez acabas la historia -que dura unas cinco horas-, puede alargar un montón la vida útil del juego y casi me atrevería a decir que es hasta mejor que la campaña. Existe una tercera modalidad, la de duelos, en la que te enfrentas a esos típicos vaqueros del final de la calle y en los que gana el que tiene la mano más rápida y la puntería más fina.
Nuestro protagonista también evoluciona a lo largo de la aventura, y esos puntos de experiencia se pueden gastar en habilidades. Se dividen en tres áreas, que se corresponden a las tres armas del juego: pistolas, shotgun y rifle. Aprenderemos a ralentizar el tiempo cuando apuntamos, alargaremos un poco más el modo de cámara lenta, podremos disparar a la dinamita que lanzamos como si fuese una granada, tendremos más munición... al final, según lo que decidas, puede que tu personaje acabe siendo consideramblemente distinto al de otros.
Los gráficos son muy convencionales, con un ligero toque de cellshading que recuerda a Borderlands o a ese Brothers in Armas en el que trabajaba Ubisoft y del que nunca más se supo. Pero lo que le falta en potencia lo tiene en gratificación visual: lo mejor de este apartado es que el juego te da un feedback muy directo de lo que estás haciendo, y lo hace bien. Los enemigos salpican sangre, los puntos de los combos saltan cuando tienen que saltar... es gratificante, y en un juego así es imprescindible que exista esta recompensa visual.
Call of Juarez: Gunslinger es un shooter con muy pocas cartas, no esperéis ni un mundo abierto ni una campaña de 40 horas, pero gracias a ello consigue dominarlas y sacar una muy buena mano. Es gratificante, divertido, rápido, con una historia curiosa y unas modalidades secundarias con sentido y en las que pasarás unas cuantas horas más. Es, desde luego, una grandísima sorpresa que no esperábamos -y menos tras el terrible COJ: The Cartel. Si te gustan los shooters y tienes 15 euros esta es una muy buena opción.