Análisis de Another Code: Recollection - Una adaptación (quizás demasiado libre) de una joya de otro tiempo
Osito de peluche.
No es ningún secreto que las novelas visuales, las aventuras gráficas y, en general, los videojuegos centrados en la narrativa están pasando por un momento de popularidad bastante notable. Quizás porque muchos jugadores están expandiendo su percepción del medio; quizás, también, porque hay más personas que juegan que nunca, y es más sencillo que cada idea llegue a su público. En cualquier caso, parece que no hay mejor época que el presente para que Another Code, una saga modesta y ya por muchos olvidada que tuvo su origen en los años 2000, encontrase un huequito en el mercado. Another Code: Recollection es un remake que aúna, en un mismo pack, los dos juegos que componen su historia: Another Code: Two Memories (Nintendo DS, 2005) y Another Code R: Más allá de la memoria (Wii, 2009).
Aunque pensarlo así nos pueda pensar a muchos, la primera década de los años 2000 ya está lo suficientemente lejos para considerarla “otro tiempo”, al menos en cuanto a tendencias dentro del videojuego se refiere. Esto es especialmente así cuando hablamos de Nintendo: fue la época de oro de sus maneras alternativas de jugar, de ciertos “gimmicks” que fueron desvaneciéndose poco a poco conforme nos acercamos a nuestro presente. Cuando jugué por primera vez a Another Code, usaba controles táctiles para jugar a mis videojuegos y teclas para manejar mi teléfono móvil; ahora, que lo hago al revés, pesa un poco pensar que quizás la otra configuración siempre me pareció más lógica. Lo que esto quiere decir para esta colección es que estamos ante dos juegos que piensan mucho en el hardware para el que nacen. Two Memories usaba la pantalla táctil, sí, pero también la propia naturaleza de dos pantallas de la Nintendo DS para elaborar sus puzles. Más allá de la memoria hacía lo propio con el peculiar control de Wii, quizás con menos originalidad pero ciertos momentos de brillantez: siempre recuerdo con cariño un rompecabezas que nos pedía pulsar el botón “3” del mando. Mirándonos a las manos veíamos, rápidamente, que el control de la consola de Nintendo no tenía ningún botón con un número 3, pero sí un botón con el número 1, otro con el número 2 y otro con el signo “+”: introducir 1+2 conseguía nuestro objetivo, dejándonos un pequeño momento de ingenio difícilmente replicable. Como tal, Another Code: Recollection no adapta, sino que reinterpreta las obras originales para darles sentido en una consola diferente.
Esto pasa, necesariamente, por cambiar los puzles. Lo que en una primera impresión me pareció buena idea, una manera legítima de acercarse a estos títulos, a la larga ha acabado dejándome un poco fría. En lugar de reinventar los desafíos que fuesen conflictivos o que no pudiesen resolverse en el hardware actual, este remake rehace prácticamente todos ellos para, en general, hacerlos más sencillos. La adaptación de Two Memories, la entrega de Nintendo DS, es la que más sufre por esta decisión. Un juego ya originalmente bastante breve - apenas cuatro horas en su versión original - y con algún desafío más enrevesado, pero en su mayoría bastante intuitivo da la sensación de estar extraordinariamente sobresimplificado, incluso si escogemos ir por la vía “difícil” y desactivar las opciones de calidad de vida que nos ofrece esta versión y que nos indican los objetivos y nos dan pistas para resolver los acertijos. No es que sienta que el juego necesite ser particularmente enrevesado para generar impacto, pero especialmente en esta entrega tan cortita, alterar el orden en el que encontramos ciertos objetos, entendemos ciertos elementos de la trama e interactuamos con ciertos personajes altera notablemente el ritmo narrativo del juego; y el cambio es, en casi todos los casos, a peor.
En el primer juego, la pequeña Ashley Mizuki Robins recibe, justo antes de su catorce cumpleaños, una carta de su padre desaparecido con un extraño dispositivo electrónico, el DAS - que tenía la forma de una Nintendo DS en el título original, y es ahora mitad Nintendo Switch, mitad smartphone - y una nota que le insta a reunirse con él en la misteriosa isla de Blood Edward, famosa por haberse cometido allí una serie de turbios asesinatos. Allí, Ashley tendrá que abrirse paso a través de una enorme mansión para descubrir la historia del lugar, mientras descubre, también, más cosas sobre su padre y su aparentemente secretísima investigación sobre la memoria humana. En el segundo juego, ambientado dos años después, Ashley vuelve a reunirse con su padre, esta vez en el complejo turístico del lago Juliet, un lugar que, obviamente, también esconde su propia trama. Es un juego mucho más largo - más de 15 horas, en el original - y con un ritmo mucho más pausado, que se centra mucho más en las conversaciones y en el desarrollo de los personajes que en poner a prueba nuestro ingenio.
Precisamente por eso, Más allá de la memoria, se lleva la mejor parte de estas modificaciones. La versión de Recollection también es una adaptación bastante libre en los puzzles, pero los mantiene mucho más similares, eliminando algunos que quizás no eran tan acertados en el título original. Además, la reimaginación 3D de los escenarios está bastante bien conseguida, con una paleta de colores muy viva y llamativa, y la exploración y la investigación son mucho mejores al no estar ligados a los controles de movimiento de Wii. Personalmente, también creo que la posibilidad de jugar en portátil le sienta muy bien al ritmo del juego: mis mejores momentos disfrutándolo han sido con una mantita y un té, tumbada en el sofá, y dejando que los misterios se resolviesen poquito a poco, a su ritmo.
En cualquier caso, y más allá de los cambios, lo que mantienen los juegos casi intacto respecto a los títulos base es la historia; y, al final, es la historia, y no tanto los gimmicks - aunque sean curiosos e importantes - lo que nos llamó la atención a muchos de esta saga. Incluso si creo que la adaptación de Two Memories no es del todo acertada, creo que la experiencia sigue siendo disfrutable porque la trama es interesante y los giros de guión siguen siendo relevantes. Más allá de eso, son dos juegos que hablan de temas complejos: de la propia identidad, de nuestra relación con nuestros padres y cómo eso nos marca de por vida; de la manera, al fin y al cabo, en la que la persona que somos de adolescentes, o de adultos, está marcada por lo que hemos vivido, y de la forma en la que seríamos humanos totalmente diferentes si hubiésemos experimentado circunstancias distintas.