Análisis de Chants of Sennaar - Un juego de puzles donde el principal acertijo es el aprendizaje de idiomas
Babelingo.
Durante el proceso de aprendizaje de una lengua hay un momento clave en el que notas que realmente has logrado asimilarla: cuando empiezas a pensar en un idioma diferente y dejas de traducir desde tu lengua materna; el ping-pong mental da paso a un flujo de ideas más o menos contínuo. Luego viene lo divertido: cuando los diferentes idiomas empiezan a mezclarse en tu cabeza y empiezas a cambiar palabras, olvidar la que necesitas en el idioma en el que estás hablando o cuando sientes que podrías puntualizar mejor una idea en otra lengua. Tanto la riqueza de pensamientos como las dificultades para aunar diferentes ideas que proporciona el conocimiento de diversas lenguas está en el centro del segundo juego del estudio francés Rundisc.
Chants of Sennaar nos pone en la piel de un forastero que trata de abrirse paso por una Torre de Babel cuyos habitantes están separados tanto por barreras físicas como lingüísticas. Sin la más mínima noción de ninguno de estos idiomas, tendremos que descifrar cada una de estas lenguas basadas en ideogramas para ascender planta por planta en busca de un propósito que tardaremos en comprender por completo.
Cada nivel de la Torre tiene su propio idioma, que vamos descubriendo a través de pequeñas interacciones con sus habitantes, encontronazos con sus textos y la resolución de puzzles. En este punto el juego de Rundisc destaca por la gran variedad de pruebas a las que nos somete: navegación por laberintos, decodificación, uso de disfraces; todas ellas con pistas sobre el funcionamiento de cada lenguaje. También hay algunas partes de sigilo pero están bastante simplificadas; solo podemos desplazarnos por coberturas y son más cuestión de acertar con el momento adecuado que de ser especialmente precisos.
El centro de la experiencia está por tanto en aprender lenguajes; el personaje protagonista únicamente cuenta con una libreta para resolver el acertijo en que se convierte cada idioma. Cada vez que escuchemos una palabra nueva la registrará en su cuaderno, pudiendo añadir como apunte nuestra suposición de lo que significa realmente. En esta parte del proceso recuerda bastante a Heaven’s Vault, otro gran juego que convertía el aprendizaje de un idioma en un misterio a resolver. Si logra captar en varias ocasiones una misma palabra, nuestro avatar terminará por realizar un dibujo de los conceptos que, interpretando el contexto, entiende que se están repitiendo en las conversaciones (por ejemplo, nuestras primeras palabras serán “abrir”, “cerrar” y “puerta”). Al unir los ideogramas con los diferentes dibujos podremos desvelar su significado pero solo si acertamos una página al completo, un sistema al estilo de Return of the Obra Dinn o The Case of the Golden Idol para evitar que lancemos respuestas al azar.
El manejo del ritmo que demuestra Rundisc es genial en todo momento; la cadencia con la que nos suelta nuevas palabras a medida que vamos explorando el mundo y resolviendo puzzles nos mantiene siempre atentos a lo que sucede en cada nivel sin llegar a abrumar. Siempre nos deja alguna ventana abierta para resolver los caracteres que no somos capaces de resolver, premiando cierto backtracking para volver a repasar los textos con la información extra que hemos obtenido y haciéndonos sentir en todo momento unos genios por resolver cada página (a pesar de la cantidad de miguitas de pan que nos han ido dejando para que no nos perdamos del todo).
Chants of Sennaar no se contenta con que comprendamos los caracteres, sino que en multitud de ocasiones nos lanza bolas curvas sintácticas o nos pide que sepamos escribir además de leer para demostrar que realmente entendemos su funcionamiento. Convierte cada lenguaje en su propio puzzle, relacionando de una manera genial el avance por cada nivel con el resto de rompecabezas; necesitaremos hablar fluidamente el idioma para entender qué nos pide cada puzle, pero también tendremos que resolver puzzles para obtener nuevos ideogramas, en un bucle satisfactorio que nos tendrá siempre tirando de algún hilo para continuar.
Este proceso de aprendizaje nos permite entender mejor a cada uno de los grupos de población. Cada civilización tiene conceptos únicos que no manejan otros grupos y a la vez nos muestra cómo a mayor distancia física y social, mayor es la separación lingüística. El juego quiere que prestemos tanta atención a cada habitante y su comportamiento como a los propios puzzles. La manera en que diferentes personas visten o se organizan nos dan claves para comprender sus peculiaridades y el funcionamiento de su sociedad, dándonos pistas de la diversidad que ha aparecido a consecuencia de la separación.
Crucialmente, el juego no finaliza con la creación de alguna especie de “lingua franca” que aglutine a todos los idiomas, sino que celebra la diversidad de cada lenguaje. El tramo previo a la conclusión nos propone traducir entre todos los idiomas para lograr el entendimiento entre los diferentes grupos, poniendo a prueba nuestra comprensión de las particularidades sintácticas de cada idioma y la traslación de conceptos a los diferentes vocabularios. Es una manera simple pero poderosa de transmitir que las lenguas nos pueden separar, pero también tienen valores únicos propios de nuestra cultura que merece la pena conservar y compartir.
Para rematar el conjunto tenemos un colorido apartado visual cel-shading que recuerda en su ejecución al reciente Sable, ambos con el referente común del dibujante de cómics Moebius. A nivel arquitectónico se mueve hábilmente entre numerosas referencias; podemos ver elementos del brutalismo, de la arquitectura clásica árabe e incluso de un postmodernismo que recuerda a la obra de Ricardo Bofill; en no pocas ocasiones sentiremos que podríamos estar en la Muralla Roja de Calpe o el Walden 7.
Chants of Sennaar consigue transmitir su mensaje de forma efectiva al aunar de forma genial su historia, sus mecánicas y el contenido de los puzzles. Cada descubrimiento se siente como un triunfo, cada palabra descifrada supone un mayor entendimiento de su mundo y cada momento que pasamos en la Torre nos acerca más a cada uno de sus habitantes. Estoy seguro de que cada idioma de CoS tendría su propia manera de definir la genialidad de este juego y cada una tendría sus propios matices.