Análisis de CounterSpy
Sigilo procedural.
CounterSpy llama automáticamente la atención por su cuidada estética, que parece sacada de un póster soviético, y todavía más si sabemos que Dynamighty está formado por ex empleados de Pixar y de LucasArts. El juego nos presenta unos niveles en dos dimensiones con personajes y elementos en cell-shading que, además, se generan con cierta aleatoriedad; ninguna pantalla será igual a otra, el diseño de niveles varía inevitablemente cada vez que comenzamos una partida.
Es un muy buen planteamiento para un juego de sigilo, a priori, porque ese diseño procedural evita que puedas aprenderte de memoria cada truquito de cada nivel y tengas que analizarlos antes de pasar a la acción. Así es como debe sentirse un espía, desamparado ante lo desconocido, sin demasiada información sobre lo que se encontrará tras cada puerta. Y al principio funciona bien, cada partida se siente fresca y, como decía, esa estética no para de sorprender con efectos y sonidos que nos recuerdan a pelis de James Bond de los 60.
El argumento es descabellado pero divertido, al igual que el tono del juego, desenfadado y lleno de pequeños guiños y bromitas gráficas. Formamos parte de una organización que se llama COUNTER y que quiere evitar que la escalada de tensión entre dos potencias, la "imperialista" y la "soviética", acabe en una lluvia de misiles sobre la Luna y, de rebote, con la extinción de toda vida en la Tierra. Desde el menú principal tenemos un distribuidor de misiones que nos invita a infiltrarnos en las bases de ambas potencias para ir recuperando los planos y la información necesaria para detener este despropósito.
Cada pantalla tiene un contador de alerta; cuando más se acerque al 1 más en peligro estaremos de ser descubiertos. Cuando un enemigo o una cámara nos detecta empezará a subir ese contador, y si llega al máximo nivel nos darán un minuto para alcanzar el final de la pantalla o habremos perdido. Nada del otro mundo, en todo caso, porque podemos reiniciar la pantalla y aquí no ha pasado nada -de hecho es mejor hacerlo y dejarse de tanta correría. En todo caso apetece jugar bien a los juegos de sigilo, y así es como posiblemente lo afrontemos todos, con la voluntad de pasar inadvertidos, pero CounterSpy hace todo lo posible para ponerte la zancadilla.
El diseño de niveles es en realidad bastante irregular, y en demasiadas ocasiones te presentan escenarios poco interesantes. O es demasiado fácil acabar con los enemigos -basta con pegarles un par de tiros con la pistola con silenciador o acercarte por detrás- o es imposible pasar inadvertido. Me he encontrdo en situaciones en las que abro una puerta y, de repente, tengo a cuatro soldados mirándome y, al instante, disparando. Y eso cuando no hay alguien escondido detrás de algún elemento del escenario y te pilla por sorpresa. Eso elimina cualquier aproximación con sigilo y solo te deja la alternativa de cubrirte en unos pequeños salientes que de vez en cuando hay por el mapa y disparar como un loco. Las mecánicas de cobertura/disparo no son tampoco nada del otro mundo, solo es apuntar y disparar y de vez en cuando cambiar de cobertura para que no te toque algún misil, y lo único que las hace interesantes es la urgencia de acabar con los soldados que de repente sacan el walkie talkie e intentan incrementar el nivel de alerta. Durante esos disparos la cámara pasa a estar detrás del personaje y los escenarios adquieren cierta profundidad, pero solo al estilo campo de tiro: nunca podremos ir a esos lugares, solo disparar hacia ahí.
La fórmula no varía demasiado, y la curva de dificultad se estanca rápidamente. CounterSpy acaba convirtiéndose en un juego que tiene poco de sigilo -y cuando lo tiene es demasiado fácil- y mucho de disparos, y estas situaciones no resultan especialmente atractivas. También hay problemas de cámara, de no ver mucho más allá de lo que tenemos delante, y hubiese estado bien la opción de quitar zoom y tener un vistazo un poco más global de cada sala en la que entramos.
La exploración tampoco aporta demasiado, solo la posibilidad de encontrar piezas de armas y planos para construir una especie de ventajas que podemos consumir antes de cada nivel para facilitarnos un poco el trabajo. Al juego posiblemente le pese el desarrollo para tantas plataformas, ya que sale para PS4, PS3, Vita, iOS y Android, y las plataformas móviles seguro que han limitado bastante el rango de acción de Dynamighty.
CounterSpy es un juego divertido y, sobre todo, una propuesta que parecía mucho más interesante sobre el papel de lo que ha acabado siendo. Sus gráficos son tremendos, y eso no se lo quita nadie, pero la acción acaba desesperando. No por lo difícil, desespera por el poco control que nos dan en la mayoría de situaciones -y que elimina gran parte de la satisfacción del sigilo- y por un diseño de niveles demasiado irregular.