Análisis de Damage Inc.: Pacific Squadron WWII
Aterriza como puedas.
Si por algo es conocida Mad Catz es por su larga trayectoria en la industria de los periféricos: mandos, volantes, sticks, auriculares… Sin embargo, esta vez se sale un poco del guión y edita Damage Inc., un título de aviones desarrollado por Trickstar Games y que, en su edición coleccionista, viene acompañado por un notable joystick marca de la casa que hará las delicias de todo seguidor del género.
En realidad Damage Inc. no es un simulador de vuelo - ni tampoco lo intenta - sino más bien un shooter de aviones de tipo arcade bastante sencillo… y decepcionante. Aunque la premisa de combinar un joystick con un juego de este tipo sea a priori muy interesante, el juego hace aguas por todos los lados, especialmente en el aspecto jugable. Ya sea con o sin el periférico los controles no responden correctamente, de manera que pilotar el avión se convierte en un auténtico quebradero de cabeza que acabará con la paciencia de la mayoría de los jugadores.
Quizá como solución a este problema existe el llamado modo “Reflex”, una especie de tiempo bala que facilita algunas acciones como el disparar a nuestros enemigos o aterrizar. El problema es que no disponemos de ningún medidor ni límite, por tanto podemos activarlo durante todo el tiempo que queramos, lo que provoca que lo usemos de forma constante si queremos controlar mínimamente bien la avioneta. Al final lo que ocurre es que este modo le arrebata al juego toda la emoción y rapidez propias del género, volviéndolo lento y aburrido - por si los toscos controles no fueran suficiente.
"La idea de ofrecer un hardware de esta calidad con un juego es muy buena, pero es una lástima que el software quede tan por debajo del periférico."
Como decíamos, el stick, modelo Pacific AV8R, es un producto notable, y sorprende la diferencia de calidad entre éste y el título que le acompaña en el pack. En defensa del periférico debemos decir que probándolo con otros títulos de vuelo responde a la perfección, con suavidad y precisión: sin duda estamos ante un señor stick. El problema, por tanto, no está en el hardware, sino en el software.
Visualmente es como un juego del montón de la anterior generación, con paisajes vacíos y texturas propias de PS2. Si algo se salva son los modelados de los aviones, pero poco más. Si al menos hubieran acompañado unos gráficos a la altura, aunque no disfrutáramos del vuelo sí lo haríamos de las vistas desde nuestra cabina.
Una de las (pocas) bondades del título es la cantidad de modos que nos ofrece. La campaña para un jugador es muy larga, con argumento incluido y una duración que roza las 12 horas. Nada desdeñable para un juego de este tipo. Además, cuenta con multijugador cooperativo y competitivo online, muy completos por cierto. Por cantidad que no quede.
En definitiva, el último trabajo de Trickstar es un producto de una calidad insuficiente, con el gran problema de unos controles toscos que no responden como deberían. Sin embargo, la edición coleccionista viene acompañado por un joystick de Mad Catz que cumple con creces las exigencias de los fans de los simuladores (o arcade) de vuelo. En realidad la idea de ofrecer un hardware de esta calidad con un juego es muy buena, pero es una lástima que el software quede tan por debajo del periférico. Lo ideal y nuestra recomendación es disfrutar de este joystick con un juego de vuelo a su altura, que le saque todo el provecho que Damage Inc. no ha podido o no ha sabido sacarle.