Análisis de DmC: La caída de Vergil (DLC)
Solo para fanáticos.
La Caída de Vergil nos pone en la piel del hermano gemelo de Dante que, aunque se parezca físicamente, no tiene nada que ver ni con la actitud ni con el estilo de éste. Vergil es más sofisticado y minimalista que su hermano, no busca ni la burla ni la espectacularidad con cada movimiento, no quiere ni humillar ni jugar con sus enemigos: quiere acabar con ellos lo antes posible y salir del extraño limbo en el que está atrapado.
Esta entrega de DLC sigue la historia justo donde la deja el título original, pero desafortunadamente parece que el auténtico DmC acabó cuando lo hizo la historia de Dante. En esta ocasión, la narración principal pierde la personalidad y el cuidado en el detalle, las inteligentes y exquisitas ilustraciones con las que Ninja Theory nos explicó la historia de Dante han perdido calidad en el caso de Virgil, casi del mismo modo que lo hacían las terribles secuencias de Motor Storm Apocalypse. Estamos ante un contenido descargable de 9€ y eso se nota. La ambientación no pasa de ser un breve popurrí de piedras flotantes y colores saturados, una burda exageración de lo que es el juego original.
Afortunadamente DmC cuenta con una base genial, y esa misma base sigue estando ahí. El combate con Vergil, aunque al principio es escandalosamente simple, va ganando puntos a medida que desbloqueamos nuevos movimientos y habilidades. Como con Dante tenemos el modo rápido (azul) y el modo fuerte (rojo), pero ahora cambiamos el gancho por el teletransporte, y las armas de fuego por espadas espectrales.
Vergil gana en sofisticación y en elegancia, cada golpe rebosa sobriedad y determinación en el movimiento, pero pierde gran parte del flow que tenía Dante. Los combos parecen menos orgánicos y más bruscos, algo que da como resultado unas secuencias de golpes demasiado distantes unas de los otras. Por otro lado, el nuevo modo de evasión, aunque es mucho más plástico, se siente muy violento e incluso confuso por momentos, ya que tenemos distintas posibilidades para esquivar, no solo en horizontal, sino también en vertical. Si os costó acostumbraros al sistema de gatillos de Dante, este va un pasito más allá. En ciertos combates, encarnar a Vergil es divertido y adictivo, pero en todo momento tenemos la sensación de que disfrutaríamos más de todo esto con Dante.
Si ya lo dijimos del juego original, aquí esto se fortalece: DmC es su combate, y es lo único que salva a este DLC. Solo encontramos unos cuantos enemigos nuevos, que no suponen ningún reto por encima de lo normal, además, jugando en dificultad Néfilim (difícil) podemos terminar esta pequeña historia en un par de horas y, aunque cuenta con coleccionables escondidos por los escenarios, la brevedad en todos los sentidos del DLC hace que no suponga ningún reto encontrarlos; más que escondidos parece que plaguen los escenarios.
Aún con todo, La Caída de Vergil no está mal. Si sois muy fans de la saga y queréis ver por dónde irán los tiros en la secuela -que seguro veremos- este DLC no es una mala compra, ya que no supera los 9€, pero si lo que buscáis es más acción, más combates frenéticos y más gore, el Palacio Sangriento puede ser una mejor opción donde, por cierto, Vergil no tiene cabida.