Análisis de Duet
Solo las cosas inesperadas son hermosas.
Empecé a jugar a Duet -puedes descargarlo aquí para dispositivos iOS- porque me sorprendió un consenso tan grande de la crítica. Muchos lo dejan como uno de los mejores del año -en Polygon hasta hablan de que es el GOTY- a pesar de que no tiene los ingredientes que habitualmente caracterizan a los que salen en esas listas: es para móviles y tiene un grafismo extremadamente minimalista.
Es cogerlo y empezar a disfrutar, y en seguida te recuerda a Super Hexagon o hasta a Super Meat Boy. Controlas dos bolitas que están en la parte inferior de la pantalla, unidas por un círculo: si lo haces girar ellas se mueven por encima de su línea, siempre equidistantes. Tu único objetivo es esquivar los objetos que se interponen entre el inicio y el final de cada fase.
La historia principal tiene un hilo argumental muy sencillo que solo se deja ver con una frase al principio de cada nivel y en una estructura de mundos, llamémoslo así, que sigue el esquema de Kübler-Ross: "ignorancia", "negación", "ira", "negociación", "culpabilidad", "depresión", "esperanza"... es decir, las etapas del duelo. Parece un espejo que refleja los estados de ánimo por los que pasarás mientras juegas, que van de la frustración más absoluta a una catarsis reveladora. El juego sabe explicarte su gramática en un par de niveles, sin tutoriales ni aliños innecesarios, y al poco entiendes que no te lo pondrá fácil. Pero también, y esto es lo más importante, que tampoco te lo pondrá tan difícil como para invitarte a dejarlo a los pocos minutos. Aprendes a diseccionar los niveles que al principio parecen imposibles y poco a poco adquieres una fluidez que te permite dominarlos. Los retos que van introduciendo se ajustan a tu progresión y se consigue crear una curva de flow fantástica que nunca llega a exhasperarte pero que siempre te mantiene en constante tensión.
Al igual que con Super Hexagon, pues, conseguimos hacernos un hueco en esa maraña de velocidad y formas que parecen imposibles. Las partidas son igual de rápidas, sin tiempos de carga ni interrupciones, y los propios creadores, los australianos de Kumobius, reconocen que hasta tenían estilos gráficos mucho más trabajados pero que descartaron para centrar la atención en la partida. También tenemos una música, compuesta por Tim Shiel, miembro de Gotye, que acompaña con toques electrónicos minimalistas cada pulsación; es encantadora, pero le hace falta un poco más de interacción con lo que hacemos para integrarse a la perfección.
Al poco de jugar desbloqueas la modalidad sin fin, que está muy bien pensada. Tienes tres corazones que se gastan con cada choque pero que se recargan con el tiempo; así, el objetivo no es tanto no chocar si no espaciar los choques para que haya tiempo de recuperar algo de vida. Sin duda, tras la complicada experiencia en solitario, es un modo que alarga la vida del juego una barbaridad y que además añade un componente social.
Duet cuesta 3€, que dicho así quizás sea mucho para un juego de iOS, pero os aseguro que os durará mucho más que tres cocacolas y que será uno de esos a los que volveréis cada pocas horas. Duet es una pequeña joya que puede pasar desapercibida con demasiada facilidad porque no viste trajes de lentejuelas; si miramos un poco más e intentamos conocerlo, sin embargo, vemos que esconde más conocimiento de diseño que la mayoría de los que tanto pecho sacan. Una de las frases que podemos leer al comienzo de una de las fases, la de "solo las cosas inesperadas son hermosas", parece hecha a su medida.