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Análisis de El Profesor Layton y la Máscara de los Prodigios

Modales de caballero.

Aunque hay muchos videojuegos que se basan en la toma de decisiones y en la reflexión, una cualidad arriesgada y vagamente explorada en el medio, pocos han logrado que me quede varios minutos delante de la pantalla absorto, con la mirada perdida, simplemente pensando. La saga del Profesor Layton es uno de ellos, y la Máscara de los Prodigios no es un capítulo menor: mantiene los inventivos puzles, el atractivo de la franquicia, y ofrece la agudeza que requiere un jugador avispado. Además, recibe un lavado de cara en su debut en 3DS y continúa haciendo uso de esa mezcla de historia inocente salpicada de tintes macabros que, por simple que sea, siempre resulta atractiva.

Hay quien puede tachar a la saga de hacerse repetitiva y de exprimir un poco más en cada entrega una fórmula simple, pero la verdad es que ya querrían muchos pesos pesados igualar su capacidad para sorprender y reinventarse - y la satisfacción con la que recompensa al jugador. Con 3DS la cosa ha mejorado sensiblemente, y ahora el profesor, Luke y amigos lucen radiantes en modelados 3D (en los dos sentidos, vaya), lo que añade más vida a los personajes y a los escenarios y, por tanto, nos mete de lleno en la acción de forma más efectiva.

En el quinto capítulo de sus aventuras Layton llega a la ciudad Montedore, donde pronto descubrirá que un misterioso personaje llamado el Caballero Enmascarado está aterrorizando la lujosa urbe - paraíso de todo ludópata - con traviesas jugarretas dignas de toda fiesta mayor que se precie, como petrificar a los habitantes o quemarlos vivos. En esta ocasión la localización actúa como protagonista principal y como la aparente motivación de un elegante enemigo, cuya historia nos lleva de viaje hacia el pasado del profesor Layton a través de flash-backs. No esperéis un intrincado viaje a los orígenes del profesor, sino más bien un moderado paseo por su vida de colegial y adolescente que nos ayuda a desconectar y a conocer más detalles de la trama principal - y que de paso nos enseña a un Layton sin sombrero y con pelazo. Es perturbador, de alguna forma, pero digno de ver.

"El doblaje al español es de gran calidad y refuerza la sensación de que estamos viendo una película de animación."

La Máscara de los Prodigios es una historia previsible y lo más probable es que desde la primera hora de juego puedas deducir su desenlace. Es curioso que todos los puzles que plantee el juego sean más complicados que la propia trama; eso causa que muchas veces sintamos que estamos actuando como mera guía de los personajes, abriéndoles el camino para que lleguen de una vez por todas a descubrir ese final que tú ya conocías quince horas antes. No obstante no desmerece el resultado por lo bien narrada que está gracias a una inmejorable localización y doblaje - totalmente ejemplar - y permites que se tome ciertas concesiones con tal de que siga zambulléndote en su mundo.

El cambio en el apartado técnico funciona mejor de lo esperado y los escenarios pintados a mano, con tonos sepia y reminiscentes del cómic, siguen siendo entrañables e inmediatamente reconocibles - algo que comparten las impecables escenas cinemáticas. En la exploración se sustituye el anterior método por una lupa que debemos deslizar por la pantalla táctil y que nos señala los lugares de interés, y la cámara se inclina ligeramente para ofrecernos el punto de vista adecuado. Activar el 3D, además, hace que quede muy resultón mientras buscamos las monedas y los objetos ocultos repartidos por los escenarios. De hecho es uno de los juegos del catálogo de la consola que mejor uso hace del estereoscópico, y ciertamente uno de los más acertados.

Los puzles mantienen intacto su encanto y aunque repiten fórmulas ya vistas en los cientos de problemas que ha resuelto nuestro profesor, sigue habiendo lugar para el desafío y la reflexión sesuda.

Sin embargo lo importante aquí son los puzles, y es lo que mantiene intacto su encanto. Muchos de ellos repiten fórmulas ya vistas en los cientos de problemas que ha resuelto nuestro profesor y no suponen ningún reto para quien haya superado sus anteriores aventuras, pero sigue habiendo lugar para el desafío y la reflexión sesuda; para esos planteamientos traicioneros en los que desbloqueas todas las pistas justo antes de darte cuenta de que la solución era rematadamente simple, que la tenías delante de tus ojos y que, es más, la estabas pensando todo el rato. Los puzles mantienen el tipo y ponen a prueba nuestra habilidad y soltura con la lógica y el pensamiento creativo, por lo que es todo un festín para nuestro cerebro. Nuestra curiosidad innata nos impulsa a querer saber qué otro problema será capaz de ponerlo a prueba, así que La Máscara de los Prodigios, al igual que el resto de la saga, es bastante adictivo y saludable intelectualmente.

Y no es solo eso, sino que fórmulas manidas aparte, muchos de sus rompecabezas son los mejores y más originales que hemos podido ver hasta la fecha. Con el 3D de la portátil activado algunos resulten más fáciles de resolver, pero ninguno depende de esa función en ningún momento para poder solucionarse. Más allá de los puzles principales La Máscara de los Prodigios también nos entretiene durante la aventura con mini-juegos extra que vamos recopilando en nuestro baúl y que son poco menos que geniales. En uno en concreto, llamado "Tienda para todo", debemos ordenar los objetos de una tienda en una estantería siguiendo determinados patrones para conseguir que el cliente lo compre todo en una espiral consumista. Todos son excepcionalmente divertidos y originales, y lo que es mejor, son una alternativa perfecta cuando se resiste algún desafío de la historia principal.

"La Máscara de los Prodigios no solo es un gran juego, sino que es la mejor iteración de Layton desde aquel ya lejano Villa Misteriosa."

Todo ello sirve para alcanzar un colofón final en el que nuestro Layton abandona su reservada postura y se adentra en un capítulo que recuerda más a un juego de aventuras que a un título de puzles, y que es totalmente distinto a lo que nos tiene acostumbrados Level-5 con su saga. No os lo queremos destripar, pero lo cierto es que es distinto y muy atrevido, y el resultado es mucho mejor de lo que podría parecer.

La Máscara de los Prodigios no solo es un gran juego, sino que es la mejor iteración de Layton desde aquel ya lejano Villa Misteriosa. Level-5 consigue que como la primera vez sigas sintiendo aquel cosquilleo ante la aparición de un nuevo puzle, el asombro, y la auténtica sensación de que eres un genio en potencia durante sus más de 150 desafíos. Por si fuera poco Nintendo ha prometido regalarnos un puzle descargable cada día durante todo un año, y nosotros estamos ilusionados como niños con Pokémons nuevos. Profesor Layton y la Máscara de los Prodigios es, en definitiva, uno de los juegos más encantadores y mágicos que podrás jugar estas navidades, y una forma perfecta de despertar a nuestras neuronas de su letargo.

9 / 10

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