Análisis de Fable: The Journey
Un examen final para la primera generación de Kinect.
Lo primero es lo primero: este The Journey tiene muy poco de Fable; el título, claro está, ese tono narrativo tan de cuento, el hecho de desarrollarse en el mundo de Albion, y poca cosa más. Sin ir más lejos, su protagonista, Gabriel, es el primero de la saga en tener nombre; y bueno, la cosa ya se desmadra si nos ponemos a hablar del juego en sí, y es que si hasta ahora podíamos meter a los juegos de la trilogía dentro del cajón de los juegos de rol -un poco forzado, vale-, éste más bien iría archivado en el de los de acción sobre raíles - sí, ahí, junto a Time Crisis y House of the Dead aunque pueda sonar raro.
Así es queridos amigos, a pesar de que Peter Molyneux juró y perjuró que este Fable para Kinect no iba a ser un juego sobre raíles, es decir un juego con un desarrollo totalmente guiado, al final la cosa no ha sido así. Fable: The Journey es totalmente sobre raíles, algo que no tiene porque ser malo de entrada, pero que desde luego contrasta con el tipo de experiencia de libertad y decisiones que siempre ha caracterizado a esta saga.
Diferencias aparte hay una cosa en la que Fable: The Journey sigue teniendo el inconfundible sello de Lionhead: el cuidado y el buen gusto a la hora de explicarnos la historia. En esta ocasión, tal como deja bien claro el título del juego, asistimos a un viaje en el sentido más literal de la palabra, el de un joven que acompañado de su yegua Seren deberá reunirse con los miembros de su tribu no sin antes pasar mil y una aventuras a lo largo de ese mismo mundo de Albion que ya habíamos recorrido a lo largo de los tres juegos anteriores. El enfoque de este clásico relato del viaje del héroe tiene ahora un enfoque mucho más familiar, algo que deja de lado el humor negro marca de la casa; pero es innegable que la forma cómo está narrada su historia, sus carismáticos personajes, los diálogos y, sobre todo, ese tono de aventura clásica, siguen estando a un gran nivel.
De hecho, es curioso como el tema del viaje impregna en gran medida las propias mecánicas del juego. Para empezar porque estamos ante un título bastante contemplativo. La mayoría del tiempo estaremos montados en nuestro carruaje guiando las riendas de Seren mientras nos movemos de una a otra localización del juego. Afortunadamente este es un título para Kinect diseñado para que juguemos sentados. Una vez bajemos del carro el personaje seguirá moviéndose por un camino pre-establecido, en ese momento será cuando luchemos contra los distintos enemigos (se ha buscado que no sean nunca humanos por el hecho de que es un juego familiar) lanzando hechizos con nuestras manos - hechizos que, por cierto, iremos ampliando y mejorando a lo largo del juego
Otra cosa que repetiremos a menudo es llevar a nuestro caballo a unas zonas de descanso donde podremos curar sus heridas, darle de comer y descansar. Y ya está, no encontraremos muchas variaciones de estas tres mecánicas de juego, quizás algún puzle sencillo o una escena concreta en la que tengamos que hacer algún movimiento específico, pero poca cosa más. De hecho es un juego poco variado y que repite una y otra vez la misma estructura, y esto quizás lo convierte en una experiencia más previsible de lo que en principio debería ser una aventura.
"Sin ser el mejor título de Kinect, Fable: The Journey marca un poco hasta dónde es capaz de llegar esta tecnología en la que ha sido su primera iteración."
Otra cosa a tener en cuenta es la precisión de Kinect, que personalmente encuentro simplemente correcta para lo que estamos acostumbrados con el sensor de movimiento de Microsoft. Muchas veces los hechizos acaban yendo en otra dirección o el caballo se hace un lío en los giros, pero en términos generales se deja jugar sin muchas complicaciones. De hecho, es imposible hablar de Fable: The Journey sin hablar de Kinect, porque en muchos sentidos este juego es como un examen final para este dispositivo nacido para revolucionar la forma cómo jugamos. Recuerdo todas aquellas promesas del por aquel entonces llamado Project Natal. Estaba allí mismo, en la conferencia de Microsoft en el E3 de 2009 donde Peter Molyneux nos presentó aquella tecnología que tenía que cambiarlo todo - y a Milo.
Fable: The Journey es en cierta manera el residuo que queda de todas aquellas promesas. Un juego que sin ser el mejor título de Kinect - ¡Dios bendiga a Harmonix! - podríamos decir que marca un poco hasta donde es capaz de llegar esta tecnología en la que ha sido su primera iteración. Y si representa todo esto para Kinect, este The Journey también tiene una gran importancia para la saga Fable. Como muy bien explica mi compañero Pep Sànchez en nuestro podcast Reload, este juego tiene cierta simbología escondida que podríamos interpretar como un epílogo de la propia saga, un capítulo final con destellos de lugares ya conocidos de otras entregas. Desde luego, Fable: The Journey es muchas más cosas de las que aparenta, pero como juego al final aprueba por los pelos.