Análisis de FIFA 14
Divide y vencerás.
Una de las frases que más hemos gritado mientras jugábamos a FIFA 14 es esa de 'venga, que necesito concentrarme', o la de 'tengo que mentalizarme y empezar a tocar, que estoy jugando por inercia'. Es muy fácil dejarse llevar por los vicios heredados y perderse los cambios que introduce: no son demasiados -quizás hasta insuficientes- pero implican una serie de matices bastante radicales.
FIFA se ha ido haciendo más y más accesible a los largo de los años. El control se ha simplificado, y ahora además de los regates que salen prácticamente solos con el stick izquierdo -ese cambio de pie o los arrastres laterales- hacemos las filigranas con el derecho, sin necesidad de gatillo. Es cada vez más intuitivo, más plug and play: de ahí que sea algo casi natural el intentar lanzar balones arriba, sin mirar atrás, o forzar a que los extremos quemen el césped de las bandas de tanto correr por ahí, o intentar esa pared con el delantero centro para lanzarle un pase por alto. En medio de todo eso, sin embargo, FIFA ha ido introduciendo una revolución silenciosa: los movimientos de los compañeros de equipo. Aquí está la clave de ese refinamiento que tanto salta a la vista: todos vemos que está mejorando, que es más fino y orgánico, pero muchas veces nos cuesta identificar por qué.
La inteligencia artificial se desmarca constantemente, pidiendo el balón y buscándote alternativas. Siempre tienes uno, dos o tres jugadores apoyándote. Eso contribuye, también, a que percibamos que FIFA se ha ido haciendo cada vez más accesible: basta con dar media vuelta y empezar a tocar para que cualquiera pueda jugar un partido decente, para que pueda esquivar nuestras embestidas y neutralizar esa experiencia de años jugando. Todos estos movimientos, sin embargo, son una moneda de dos caras: por una da salidas fáciles a los que no se quieran complicar la vida pero por la otra condensa una profunda necesidad de saber leer y entender el juego.
No es lo mismo dar un pase al lado que darlo y saber, exactamente, dónde irán los tres siguientes. En FIFA 14 llegamos a ese momento en plan Una Mente Maravillosa en la que nuestro cerebro hace clic y entendemos que esas frases de las que hablaba al principio, las de tengo que concentrarme, esconden más sentido del que parece, una necesidad de parar y sobre todo pensar para coger el timón del partido y llevarlo a nuestro territorio. Ya no sale tan a cuenta un juego muy directo porque necesitarás que todo el equipo te haya acompañado; si te quedas arriba aislado poco podrás hacer. Tienes que aprender a ver los automatismos de los extremos, que suelen tirar diagonales constantemente, o valorar el apoyo de los centrocampistas que llegan por detrás. En FIFA 14 cuatro pases cortos bien dados -a los jugadores adecuados en el momento preciso- son más letales que un pase en profundidad.
Todo eso lo entendí de forma evidente en un partido en el que llevaba el Atlético de Madrid. Fui tocando el balón hasta llegar a la frontal; ahí la recibió el Cebolla Rodríguez, en el pico del área, y la pasó atrás a Diego Costa. Justo cuando estaba dando ese pase, incluso antes de controlar el balón, ya vi que Gabi subía por el centro corriendo como un poseso: cuando Diego la pisó solo tuve que poner el cuerpo un segundo para aguantar la rodilla del defensa y darle al botón de pase en el momento adecuado. El desplazamiento fue cortísimo, casi un toquecito con el exterior de la bota, de un par de metros. Pero suficiente para dejarle un tiro franco y claro a Gabi, que fusiló sin compasión y colocó el balón a media altura cerca del palo.
La inteligencia artificial, pues, te ayuda incesantemente pero de una forma muy sutil y poco evidente. Te va dejando pistas de cómo jugar. Te va iluminando el camino. Ver y procesar todas esas pistas no es tan fácil; algunas son callejones que no llevarán a ningún lado y otras te pedirán pericia y clarividencia. Por eso FIFA 14 no es tan fácil como parece; accesible sí, pero también profundamente complejo y exigente. Y eso hace que debamos jugarlo distinto y que los automatismos que teníamos en FIFA 13 ya no sean tan efectivos. Es un cambio profundo en la forma en la que jugamos que en vez de venir de la mano de grandes novedades ha florecido cuando se han juntado adecuadamente docenas de pequeños cambios.
"FIFA ha ido introduciendo una revolución silenciosa: los movimientos de los compañeros de equipo."
Todas las novedades de este año están enfocadas a darte más alternativas en esa construcción de las jugadas. La más evidente es la de proteger el balón, que se ha adueñado del gatillo izquierdo. Si lo dejas apretado en estático pondrás el cuerpo y bloquearás a los contrarios; lo difícil será, luego, el salir con el balón hacia el lado que no esperen, o pasárselo a alguien. Las primeras veces que lo pruebes es muy posibe que te roben la pelota y quedes en una posición bastante vulnerable. Hay que aprender a ver con quién, dónde y como hacerlo, pero se acaba convirtiendo en un movimiento fundamental para poder imprimir un ritmo más lento y pensado. Y además ofrece alternativas muy apetecibles arriba, donde delanteros con cuerpo pueden esperar de espaldas a que alguien les apoye o centrocampistas habilidosos pueden zafarse de un par de contrarios simplemente poniendo la cadera y saliendo hacia el otro lado.
La otra gran novedad, y que también salta a la vista, es la diversidad de tiros que podemos hacer. Es una combinación de nuevas animaciones, que aclaran con gestos algunos disparos que antes no entendíamos, y una física impredecible y, no sé si realista, pero por lo menos esa es la sensación que da. Ahora podemos tirar a media altura, y algunos salen con efectos bastante variados, o intentar pegarle desde posiciones que en otros FIFA ni hubiésemos contemplado. Esta nueva configuración de los disparos es lo que pone la guinda a esas jugadas que ahora debemos elaborar un poco más; es como el salto un salto al vacío, un momento de imprevisibilidad y de riesgo. Y es extremadamente gratificante cuando salen bien. Se junta la paciencia y la elaboración con el placer de haber sabido culminar.
Como hemos estado probándolo antes de que salga a la venta no hemos tenido la oportunidad de comprobar si todos estos cambios en la jugabilidad afectarán, luego, en el renovado Ultimate Team, el modo estrella de FIFA -ya es el más jugado. Si todo sigue la lógica de EA, este año se le dará menos importancia a los jugadores rápidos y muchos preferirán jugar con futbolistas fuertes y con cuerpo; desde luego no parece algo descabellado, y posiblemente veremos como jugadores que antes descartábamos por su bajo ritmo ahora podrán entrar en nuestros equipos. Veremos cómo avanza en los próximos meses.
"Todas las novedades de este año están enfocadas a darte más alternativas en esa construcción de las jugadas. La más evidente es la de proteger el balón, que se ha adueñado del gatillo izquierdo."
Ultimate Team también tiene algunas novedades que ya hemos comentado en los avances que hemos hecho en los últimos meses: un rediseño de los menús, que por fin nos dejan buscar por nombres, la eliminación de las cartas de "formación" -ahora podremos cambiarla siempre que queramos sin penalizaciones-, más divisiones, el poder jugar amistosos contra amigos, un torneo más que dará vidilla al asunto, unas aplicaciones para smartphones y navegador que nos permiten gestionar los equipos cuando no estemos delante de la consola... en general cambios bastante lógicos y agradecidos, pero insuficientes. Los menús siguen siendo lentos, los jugadores de bronce y de plata deberían tener sus propias divisiones, y en general el sistema de búsquedas sigue siendo pesado. En todo caso, y como decíamos, es pronto para juzgar: como comprenderéis las fortalezas y los defectos de esta modalidad acabarán emergiendo con el paso de los meses. Si es necesario añadiremos algún comentario a posteriori.
Lo mismo pasa con la interfaz de casi todo el juego: ha mejorado estéticamente pero su usabilidad sigue siendo deficiente. Sí, ahora podemos cambiar rápidamente la táctica desde el menú de pausa sin tener que entrar en formaciones, pero FIFA necesita ya más fluidez y más lógica en sus menús. Esto es especialmente evidente en el modo Carrera, que a pesar de que sí que ha quitado varios de los pasos más tediosos -algunos eran de traca- sigue siendo lentísimo. Por otro lado, la nueva "Red Global de Ojeadores", un sistema mediante el cual mandamos a ojeadores que investiguen las jóvenes promesas de los territorios que queramos, y posiblemente la novedad más destacada, no pasa de la anécdota. Sí, nos envían informes cada dos por tres de jugadores que van descubriendo, pero lo hacen de una forma poco atractiva y que nos exigirá demasiados pasos y esfuerzo.
FIFA 14 también incopora muchos más juegos de habilidad, que parece que han tenido una fantástica acogida entre la comunidad. Ya sabes: si quieres perfeccionar tus pases, disparos, faltas o regates empieza por ahí. Hay horas y horas de juego; es casi una modalidad en sí misma que ya ha superado con creces sus funciones de tutorial. Hay tablas de clasificación, nos podemos picar con los amigos y sudaremos sangre para superar algunas de las pruebas.
"A pesar de que muchos ya necesitamos cambios más vistosos que pasen del pulir imperfecciones, FIFA 14 sigue siendo un juego de fútbol espectacular que no podemos dejar de recomendar."
Por último tenemos el modo Temporadas, que ha fichado la función de "Match Day" que ya teníamos en los amistosos. Ahora todos los jugadores tendrán sus atributos actualizados y no tendremos que esperar a que actualicen cada varios meses. También nos dan la posibilidad de jugar Temporadas Cooperativas. Lo haremos junto con un amigo y jugaremos siempre contra otros dos contrincantes. La estructura es la misma que la del modo Temporada: hay varias divisiones y el objetivo es ganar la número uno.
FIFA 14 ha conseguido reunir un conjunto de modalidades pulidas, que cumplen su función y que abarcan casi todos los hábitos de juego. Es un producto gigante con cientos de horas en su interior, y todo está a un nivel notable o excelente. Podemos jugar solos y offline, con amigos en la misma tele, con amigos o solos por internet, partidas cortas, partidas largas... parece que cada modalidad ya va llegando a su madurez, a pesar de que hay muchísimo margen de mejora en algunas -esperemos que la nueva generación tenga impacto, aquí. A nivel jugable sí que es muy evidente que el refinamiento y el estilo están en una forma fantástica, con muchos menos fallos y vicios que en anteriores entregas. Ya hace bastante falta un cambio en materia de gráficos -camisetas que parezcan de ropa, caras y gestos coherentes, efectos de iluminación, un césped más realista...- pero sería osado pedírselo a esta generación. En líneas generales, y a pesar de que muchos ya necesitamos cambios más vistosos que pasen del pulir imperfecciones, FIFA 14 sigue siendo un juego de fútbol espectacular que no podemos dejar de recomendar.