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Análisis de Gestalt: Steam & Cinder - Un juego tan bonito como descentrado

Gestalt: En Steam y Tinder.

En Eurogamer.es (recordad, vuestra página amiga de hoy y siempre) siempre estamos a vueltas con el tema de los géneros. Los videojueguiles, claro. Y aunque en este y otros ámbitos - y especialmente si nos referimos al personal - dejamos que cada cual determine su propio destino, hay veces en las que es inevitable verse inmerso en farragosos debates sobre si tal o cuál álbum es “Unicorn Death Metal” o no. Desdibujar los límites del género tiene estos peligros. Ahora bien, por cada obra que desafía las convenciones establecidas, hay un buen puñado de esfuerzos creativos que, cuando salen a la luz, ponen de manifiesto el hecho de que no todas las grandes ideas soportan con la entereza necesaria su traslado a la realidad. No daremos nombres, pero seguro que a todos os vienen unos cuantos ejemplos a la cabeza.

Y si no se os ocurre ninguno, sabed que Gestalt: Steam & Cinder es uno de ellos.

Desarrollado por Metamorphosis Games y editado por Fireshine Games, Gestalt: Steam & Cinder es un título de acción 2D que anda a caballo entre el metroidvania con fuertes dosis de juego de aventuras y el juego de aventuras con toques de metroidvania. Pero antes de que nos metamos en el soberano berenjenal que consiste en aclarar qué significa todo esto, conviene que demos unas pinceladas en lo relativo a su historia. Centrada en la ciudad de Canaan, la trama de Gestalt nos pone en la piel de Aletheia, una Soldner - una suerte de mercenaria de élite - que se verá atrapada en el conflicto que enfrenta a la élite dominante de la ciudad, el Comitium, frente a los Akhaians, seguidores de una oscura doctrina que desea despertar a toda costa las oscuras fuerzas del Abismo. Y aunque Aletheia será, como es lógico, una pieza clave de este drama steampunk, no toda la historia se expondrá bajo su punto de vista. Intrigas palaciegas, dobles juegos y demás giros se desarrollarán a través de un nutrido elenco de personajes con mucho que aportar a la historia.

Vista la trama, cabe señalar que la cautela con la que nos aproximamos al apartado jugable no se aplica al apartado artístico. Gestalt: Steam & Cinder es un título que, sin ningún género de dudas, desea ganarse al jugador por los ojos y los oídos. Su impecable pixel art tiene múltiples vertientes en las que brilla con luz propia: desde sus detallados escenarios hasta las fluidas animaciones de nuestra heroína, pasando por los retratos que acompañan las habituales conversaciones, todas sus manifestaciones superan la prueba con sobresaliente. Y lo mismo se puede decir de su banda sonora, una amplia colección de composiciones que van de lo ambiental a lo épico con tanta facilidad como buen encaje tienen en las situaciones para las que fueron compuestas.

No obstante, la impecable cohesión que se desprende de los ámbitos visual y sonoro no se traduce en unas mecánicas igual de compactas. Si bien sus cimientos jugables son sólidos - un control preciso junto a unas dinámicas de combate y movimiento prometedoras -, es al desarrollar estos cuando comienzan a aparecer no pocas tensiones. Así, la fantástica dupla que conforman la espada y el revólver de Aletheia - que junto a su sombrero de ala ancha y su inconfundible porte dejan ver una de las muchas referencias a Bloodborne - verá como la hacemos evolucionar a sangre, fuego y, claro, puntos de experiencia en un árbol repleto de habilidades a cada cuál más desequilibrante. No evolucionará del mismo modo un medidor de resistencia que, por desgracia, nos limitará eternamente a un único movimiento de esquiva hasta que se recargue la barra mientras el resto de mecánicas progresan conforme avanzamos.

Y si este elemento casi parece estar colocado ad hoc, lo mismo sucede con las pinceladas de metroidvania a las que hacíamos referencia unos párrafos más arriba. Esta sensación se desprende de detalles como su tardía aparición, el hecho de que las habilidades de desplazamiento tengan un escaso impacto en la exploración o que los mapeados, pese a estar interconectados por portales, requieran de escaso o nulo backtracking. En suma, estos elementos son de fácil identificación por los conocedores del género, pero no aportan ningún elemento diferenciador al desarrollo de un título cuya estructura está mucho más orientada a las aventuras y la acción que a ser un juego de exploración.

De hecho, Gestalt: Steam & Cinder se hubiera beneficiado de haber sido un título más centrado en una sola propuesta. Al mezclar de forma inconexa elementos de metroidvania y acción, sus grandes aciertos estéticos se diluyen por falta de concreción e importantes aristas como el desbalanceo de sus habilidades o un final anticlimático como pocos. Es complicado, por tanto, entender cuál es el público al que se enfoca, pero aquellos que anden tras una estética pixel art cuidada y una propuesta orientada a una acción algo más ligera, puede que encuentren en Gestalt: Steam & Cinder lo que buscan. Los puristas del género metroidvania, mientras, tendrán que seguir explorando.

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