Análisis de Gods Will Be Watching
Quién vigila a los vigilantes.
Enfrentarse a Gods Will Be Watching es difícil, muy difícil. Lo es por mecánicas, lo es por cómo está pensado -elaboraré a continuación esto por ser lo más interesante del juego- y lo es también, y no me cansaré nunca de remarcar esto, por ser uno de los juegos más difíciles a los que me he enfrentado en los últimos años. Y esa dificultad es solo la punta del iceberg a la hora de intentar explicar qué es y, sobre todo, por qué funciona como lo hace.
Ir paso a paso parece lo lógico, desde luego, porque eso es ni más ni menos a lo que nos obliga el juego. Y el primer paso es explicar que a diferencia de todas las aventuras gráficas o películas interactivas de hoy en día este proyecto de Deconstructeam, un pequeño estudio independiente español que consiguió convencer a la gran Devolver Digital con una demo creada en solo un par de días, Gods Will Be Watching se basa en las matemáticas, en someternos a través de sus variadas situaciones a un puzle cuya solución exacta, como si fuera la combinación de una caja fuerte o la secuencia de un juego rítmico, hemos de averiguar a través del clásico ensayo y error.
Que esto último no nos lleve a equívoco, ya que el desarrollo de estas situaciones es lo que acaba por marcar la diferencia frente a otras propuestas más cerebrales y lógicas. Hay muchos números en Gods Will Be Watching, pero la aparición de estadísticas -lo cual es irónico, al no dejar de ser más que otros números- que muestran las decisiones que hemos tomado en comparación con otros jugadores o el tipo de aproximación al conflicto por el que hemos optado al completar cada nivel nos hablan también de nosotros mismos, de la moralidad y de lo que significa al final ser humano. Todo ello, ojo, sin necesidad de plantearlo de manera explícita durante la partida: Tú eres el que decide si alimentar a uno o a otro, el que decide qué personaje es prescindible y cual no, y el que debe intentar averiguar cuál es la lógica que nos permitirá superar la situación y pasar al siguiente nivel. Una lógica, y esto es lo bonito, que puede ser distinta totalmente a la nuestra; lo cual solo refuerza la idea de variedad que presenta la condición humana.
Pero igual que toda cara de una moneda tiene su cruz, esta lógica es la que genera en gran parte la demencial dificultad del juego, y la que conseguirá acabar con la paciencia de más de uno. Aquí el auto-guardado solo se aplica al acabar cada capítulo, y una inversión de 20 minutos en un nivel se puede ir fácilmente a la basura por no saber interpretar las lecturas que da el juego. Lecturas orgánicas, no invasivas, que se basan en gestos, posturas y rasgos muy bien interpretados pese al minimalismo pixel-art del que hace gala el colorido apartado gráfico; pero también tremendamente exigentes al no permitirnos ni el más mínimo margen de error. La existencia de un modo fácil, que viene a aflojar la mano de hierro del modo original que los propios diseñadores recomiendan para vivir la experiencia completa de juego, tan solo nos garantiza un click o dos equivocados en las múltiples acciones disponibles para cada personaje involucrado en la historia, por lo que incluso en ese caso se recomiendan grandes dosis de calma y serenidad.
"Gods Will Be Watching se basa en las matemáticas, en someternos a través de sus variadas situaciones a un puzle cuya solución exacta, como si fuera la combinación de una caja fuerte o la secuencia de un juego rítmico, hemos de averiguar a través del clásico ensayo y error."
Hablar ahora de las situaciones o de su argumento podría parecer el siguiente paso lógico, pero estaríamos cometiendo el mismo error en el que caeremos una y otra vez, seguro, todos aquellos que decidamos dedicarle el tiempo que se merece al juego. No quiero decir con esto que no merezca la pena conocer al Sargento Burden, protagonista de la historia, o cuáles son las intenciones de la organización de bioterroristas Xenolifer con respecto al virus Medusea. De hecho, las originales escenas en las que nos vemos envueltos consiguen sorprender, entretener y en algunas ocasiones incluso dar que hablar ante otros jugadores. La equivocación se encuentra aquí en darle más importancia de la que merecen, ya que su verdadera función, para lo que en verdad sirven ambos elementos, es para despertar nuestra curiosidad por saber cuál será la próxima situación que hemos de superar y qué motivaciones conducen a nuestros personajes para actuar como actúan. Al final, nuestro único objetivo no ha de ser comprender sus motivaciones, sino participar en ellas y comprender qué quieren de nosotros sus creadores.
Este es, en mi opinión, el fallo más importante del juego. Es posible superar situaciones de manera distinta, optando por eliminar a los eslabones más débiles de la cadena para garantizar la supervivencia del resto o intentando -y lográndolo- salvar a todos, pero la desconexión que el juego muestra a veces con respecto a lo que él mismo nos está contando es tal que resulta casi imposible adivinar cuál es la solución correcta. Humanizar los puzles es algo que, al final, acaba dependiendo de nosotros mismos, y no serán pocas las veces que optemos por descargar nuestro láser sobre la cara de inocentes por puro hastío y con el único fin de avanzar al siguiente escenario de una maldita vez.
"Gods Will Be Watching es un buen juego en lo suyo; simplemente lo suyo no es para todo el mundo."
El minimalismo del que hizo gala la demo, surgida precisamente con esa palabra como premisa, vuelve a mostrarse como dijimos antes en el apartado técnico, directo y poco recargado; y en las mecánicas, reducidas a un conjunto limitado de acciones con sus correspondientes consecuencias. Un minimalismo que funciona al mostrarnos más de lo que se ve en apariencia, incluso de nosotros como personas, pero que también se queda corto al hablarnos sobre él mismo. Es una pena que, estando como estamos ante un juego tan personal, tan claro en las ideas sobre las que el estudio lo ha concebido, apenas podamos profundizar en lo que nos cuenta más allá de su condición de juego de puzles.
Después de decir todo esto parece como muy evidente señalar el hecho de que además de ser entretenido y retante el debut por todo lo alto de Deconstructeam es, y esto hay que celebrarlo, una de las experiencias más originales que han surgido del mundo indie, el lugar propicio para esta clase de propuestas, en los últimos tiempos. El único problema es que todas estas matemáticas, de manera intencionada o no, acaban también por obstaculizar al propio juego y los jugadores, que pueden verse frustrados por su abrupta curva de dificultad o por no encontrar en su sobriedad una motivación para continuar. Gods Will Be Watching es un buen juego en lo suyo; simplemente lo suyo no es para todo el mundo. Exigirnos el ver solo los números que componen cada acción puede ser sencillo para un dios que observa, pero al final no dejamos de ser meros -e imperfectos- humanos.