Análisis de Gotham Knights - Una familia a la que le han cortado las alas
Agothamiento.
Estar en el lugar adecuado en el momento preciso es un topicazo que seguro que habéis escuchado en infinidad de ocasiones. Es algo que tiene su aplicación en nuestro día a día, pero que también se puede trasladar a este sector de los videojuegos, uno que nos da muchas alegrías pero a veces también algún que otro disgusto. Y hoy toca aceptar la realidad de una decepción esperada, aunque no por ello menos dolorosa. Gotham Knights llega tras más de siete años huérfanos - perdona por esto, Batman - de videojuegos de DC, y no ha sido el regreso triunfal con el que soñábamos, honestamente. Aunque puede que la culpa no sea toda de Warner Bros. Montreal, el estudio responsable de esta propuesta y a quienes le debemos el genial y a menudo vilipendiado Batman: Arkham Origins.
Sabemos que las decisiones de las grandes compañías no siempre vienen de los creativos más metidos en el sector, sino de directivos que estudian el mercado a su manera y que optan por seguir tendencias para tratar de llegar a un mayor núcleo de audiencia. No son pocos los desastres que han acontecido por esto, y si no que se lo digan a Square Enix con Babylon's Fall o Final Fantasy VII: The First Soldier, dos juegos que echarán el cierre en unos meses tras haber intentado meter conceptos con calzador solo para subirse al carro de la moda de turno. Gotham Knights es el último golpe a un bote de kétchup al que no le queda más salsa por sacar, un concepto cooperativo con reminiscencias a The Division o Destiny. Solo que llega tarde, mal y olvidándose de todo lo que ha convertido a DC en la firma referente a la hora de hacer videojuegos de superhéroes.
Que se me entienda: añadir un cooperativo no me parece una mala decisión per se, el problema es sacrificar el diseño en base a esta faceta, descuidando todo lo demás. Diría que ese es el mayor error que comete Gotham Knights, que no arriesga nada, ni un poquito. Tenemos en él todos los elementos que os resultarán familiares de la saga Arkham: un sistema de combate muy parecido, una gran ciudad para investigar, los villanos de turno, etc. Sin embargo, se olvida precisamente de todo lo que engrandeció a esa saga para meternos en una sucesión de misiones del más absoluto relleno, en las que simplemente nos limitamos a molernos a palos con un montón de enemigos como si de un beat ’em up de antaño se tratase. De soslayo, un poco de investigación recabando pistas o tramos de sigilo que han quedado reducidos al mínimo (acompañados de una IA que nos planta enemigos prácticamente estáticos y mirando a la pared). Aquí parece que lo único que importa es que haya combates espectaculares, constantes y duraderos. No están mal en compañía, pero en solitario resulta cargante.
La incorporación de Batgirl, Robin, Nightwing y Red Hood me parece fabulosa, aunque de nuevo, he sentido miedo o falta de confianza. “¡Siempre serás un personaje secundario!”, exclama Clayface constantemente en el combate que nos enfrenta a esta abominación de barro. Lo peor es que tiene toda la razón, porque la sombra de Batman es muy alargada y, aunque aquí el punto de partida es la muerte del Caballero Oscuro, su figura es omnipresente en el juego de forma constante. Los aprendices de justiciero se unen para derrotar una nueva amenaza, pero siempre con Bruce Wayne y sus enseñanzas en la mente. Entiendo el homenaje y el respeto a su figura, pero el no liberarse sus lazos frena su progresión narrativa, a pesar de los destellos que hay en algunos momentos de la trama. Que tampoco sean diferenciales a la hora de combatir, ya que las acciones y movimientos de los cuatro son prácticamente idénticos, tampoco ayuda especialmente a generar esa afinidad.
No es la única bala desaprovechada. Sinceramente, se me hacía la boca agua con las posibilidades que podría tener a nivel argumental adaptar El Tribunal de los Búhos a los videojuegos. Y aquí tiene sus momentos de intensidad y misterio, ojo, pero, de nuevo, la concatenación de misiones y la forma en la resuelve de forma abrupta o previsible algunos de los interrogantes con los que quieren mantenernos intrigados, nos vuelve a hacer torcer el morro. Se me ocurren infinidad de misiones en las que poder sacar partido de todo el contexto propio de esta sociedad secreta que gobierna y manipula Gotham desde las sombras. Una premisa ideal para repetir situaciones que dejen huella y que exploten el poder psicológico del universo Batman, como hicieron Joker o Espantapájaros en su día, pero no hay nada de eso: en el juego es un telón de fondo que sostiene de forma casi irrelevante la faceta narrativa. Parece que lo único importante es enfrentarnos a oleadas de enemigos de forma constante para subir a los personajes de nivel e ir a por más. Me parece una versión bastante simplista de todo lo que rodea la obra de Detective Comics, especialmente si esto es una especie de carta de presentación para algunos héroes no tan mainstream como Batman o Superman.
Todo esto, sin dar mucha importancia a los problemas que posee el juego a nivel técnico, y que ya han generado revuelo en los días previos a su lanzamiento. Que llevemos casi dos años de generación y que un título como este no solo no supere los 30FPS, sino que en momentos sufra para mantenerlos, es preocupante. Y eso no es lo peor. Las animaciones de los personajes son verdaderamente dramáticas; no tanto en combate, sino a la hora de saltar o hacer acrobacias en las fases plataformeras, resultando muy bruscas y anticlimáticas. Duele. Duele el poco cariño que transmite el juego. Que venimos de que en 2009 a Batman se le rompía la capa si le pegaban o tenía físicas impresionantes. Aquí, la ciudad está semi vacía y los coches llevan todos cristales tintados para no gastar recursos en conductores. Detalles que marcan la diferencia y que aquí a alguien han dado exactamente igual.
El caso es que desde Warner Bros. Montreal ya demostraron que saben dotar de cariño al universo del cruzado de la capa. Origins te podía gustar más o menos, pero es una de las representaciones más cuidadas del personaje y su alrededor en los videojuegos. Entiendo que quieran dejar eso atrás y tomar un nuevo punto de partida, y eso es realmente loable. Pero el problema no es que Batman esté muerto: el problema es que sus sustitutos, los protagonistas de Gotham Knights, pueden dar mucho más de sí, pero de alguna manera, se lo han impedido. Se mueven por la ciudad con un gancho bastante incómodo de manejar, pero esto también es una metáfora que, de alguna forma, les han cortado las alas y se han puesto a hacer el trabajo sucio. Y no es acabar con el Tribunal de los Búhos, sino el de liderar la enésima propuesta clónica de un tipo de juego que requiere de mucho más cuidado y que quizás no tiene por qué encajar con el universo Batman. Porque quizás no era el momento adecuado ni el instante preciso.