Análisis de Gravity Rush
El primer imprescindible de Vita, un juego que nos obliga a cambiar el chip.
Pasa poco, pero hay veces que sabes que te encuentras ante un juego especial solamente con ver la secuencia de introducción, y esto es precisamente lo que le ocurre a este Gravity Rush para PlayStation Vita. La cámara se acerca lentamente hasta un manzano que hay sobre una pequeña isla flotante. Se va aproximando poco a poco hasta que tenemos un plano detalle de una de las manzanas. Es entonces cuando la rígida cinemática da paso a la interacción del videojuego. Gracias al giroscopio de la portátil de Sony podemos girar y ver la manzana desde todos los ángulos - el efecto es muy bonito. A los pocos segundos aparece un texto en pantalla indicándonos que toquemos la manzana. Hacemos caso del mensaje sin darnos cuenta de que estamos rompiendo la cuarta pared; tocamos la manzana con el dedo y ésta responde agitándose hasta que - ¡CHAS! - cae al suelo. Es entonces cuando, siguiendo su descenso desde la isla flotante hasta llegar a las calles de la también flotante ciudad de Hekseville, se nos presentan las calles y a los habitantes de este mundo de fantasía creado por el SCE Japan Studio. Después de recorrer media ciudad la manzana topa con nuestra protagonista, que yace amnésica en el suelo. El guiño universal sobre la anécdota que inspiró la teoría de la gravitación de Newton sirve a los creadores del juego para presentarnos de la forma más elegante posible la principal característica de este título: la posibilidad de transgredir las leyes de la gravedad.
Sin necesidad de demasiadas explicaciones Gravity Rush nos sitúa rápidamente en el contexto de una aventura trepidante, nada más empezar ya nos propone que aprendamos a controlar ese misterioso poder que solamente la protagonista parece poseer. Pulsando el botón R en medio de una caída Kat queda suspendida en el aire como si la gravedad no le afectase, y como pasaba con la manzana, podemos movernos a su alrededor mientras está paralizada. Ahora bien, a diferencia de la manzana, que siempre caerá perpendicularmente al suelo por su atracción hacia el centro de la Tierra, nuestra heroína puede caer en cualquier dirección. Cuando está suspendida en el aire podemos escoger hacia dónde queremos que siga precipitándose mediante el stick derecho o moviendo la consola (lo mejor es combinar ambos) y de esta manera podemos trazar todo tipo de trayectorias en el aire; además, no importa desde cuan alto acabemos cayendo porque - y este es otro de sus poderes - a Kat no le afectan las caídas por altas que sean.
"Hemos de cambiar el chip: saltar desde un saliente sin saber lo que nos espera abajo ya no es una invitación a la pantalla de "Reiniciar partida", en Gravity Rush es el auténtico corazón de su propuesta jugable"
Aunque técnicamente no podamos decir que tengamos el poder de volar el resultado final vendría a ser el mismo. De hecho, la esencia de Gravity Rush no es otra que esa sensación de libertad que nos proporciona estar en un mundo por el que podemos desplazarnos vulnerando la mayoría de las leyes de la física. El impacto de esta genial idea es mayor si tenemos en cuenta que desde siempre en los videojuegos caer al vacío ha sido sinónimo de fin de la partida. Aquí hemos de cambiar el chip: saltar desde un saliente sin saber lo que nos espera abajo ya no es una invitación a la pantalla de "Reiniciar partida", en Gravity Rush es el auténtico corazón de su propuesta jugable, una idea realmente innovadora y fresca que hace que el simple hecho de movernos por los distintos barrios de Hekseville sea algo tan entretenido como hipnótico. A su vez, es un auténtico detallazado en términos de diseño de juego que el pelo y la bufanda de la protagonista sean los únicos elementos que se rijan por los principios de la física, y es gracias a ellos que podemos orientarnos cuando no sabemos si estamos caminando sobre el suelo o sobre el techo de los edificios de esta ciudad construida pensado en la verticalicalidad. Lo dicho, un detallazo.
Pero no solamente de la gravedad (o de su ausencia) vive el juego dirigido por Keiichiro Toyama (Silent Hill, Siren), en el paquete también encontramos un simple pero efectivo sistema de combates que le aporta la dosis de acción necesaria al título, un mundo abierto en el que hemos de ir cumpliendo misiones que guían la historia sin que parezca que sea un juego lineal y, sobre todo, un fantástico sistema de progresión para nuestra heroína inspirado en otro juego que, aunque no lo parezca guarda un gran parecido con este, nos referimos a Crackdow, del que los creadores de Gravity Rush han reconocido su influencia.
Me dejo para el final todo lo relativo a la magnífica presentación del juego, en la que se incluyen desde el maravilloso concepto artístico de Yoshiaki Yamaguchi, el portentoso acabado técnico (quien sabe si producto de que el juego estaba pensado originalmente para PS3), y la bella banda sonora del prolífico Kohei Tanaka - una partitura que por momentos trajo a la memoria del que escribe el recuerdo de algunos de los grandes títulos de la industria del videojuego japonesa. Mención aparte merecen también las secuencias estilo cómic con las que se nos explica una historia que acierta totalmente al alejarse de los típicos enfoques melodramáticos sobre el fin del mundo y los elegidos para salvarlo, para centrarse más en las inquietudes adolescentes de su protagonista, casi siempre resueltas con ese humor naïf tan de juego japonés y que tan buenos resultados puede dar cuando está bien llevado.
La ambición de Gravity Rush no solamente abarca los aspectos hasta ahora mencionados, sino que también se traduce en una duración de entre 15 y 20 horas de juego que están bastante por encima de la media dentro del terreno de las consolas portátiles. Es por todo esto que podemos estar hablando del primer gran imprescindible de PS Vita, un juego que cae como una auténtica bendición dentro de un catálogo que desde hace meses pide a grito juegos que aprovechen las características de esta consola. En cierto sentido, la propia consola tiene parte de mérito de que Gravity Rush sea un auténtico juegazo. Las características de la consola se adaptan como anillo al dedo a las necesidades de este ambicioso juego lleno de frescura y buenas ideas. Si queríais una buena razón para haceros con una PS Vita aquí tenéis una de peso.