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Análisis de Infinity Nikki - una aventura acogedora y adorable que sólo acaba de empezar

Cortinilla de estrellas.

Con decenas de mecánicas, pero siempre accesible, la primera versión de Infinity Nikki es prometedora, pero su verdadero desafío está en el largo recorrido.

Creo que difícilmente ha habido un solo momento en la historia en el que el videojuego estuviese más listo para adoptar con amor un juego sobre vestir muñecas, y quizás por eso Infinity Nikki hace clic desde el mismo principio, como si fuese la última pieza de un puzle que ni siquiera sabíamos que estábamos resolviendo. Es curioso porque lo que plantea, jugablemente, no es extraordinariamente innovador. Al fin y al cabo, estamos delante de la quinta entrega de una saga que comenzó en 2012; quizás, de hecho, a gran parte de los más de treinta millones de personas prerregistradas para su lanzamiento el día 5 de diciembre no lo sepan, ni les importe. Lo que sí es relevante es un salto al mundo abierto que le da una escala y amplitud al juego muchísimo mayor.

Las comparaciones con Genshin Impact son inevitables, al menos en lo estructural. Tiene todo lo que, en principio, evoca pensar en los títulos de MiHoYo: por ejemplo, un mapa amplio organizado en ciudades y en áreas de exploración, con mazmorras, enemigos y distintos puzzles que resolver. Misiones principales más densas en historia, misiones secundarias más ligeras pero también más específicas. Un mundo con bastante mitología que descubrir y fácilmente expandible hasta el infinito. Diecisiete millones de tipos de monedas y materiales que recolectar. Un sistema gacha para conseguir objetos de diferentes rarezas…

Entiendo que para una parte de los jugadores esta descripción suena la antítesis de divertido o llamativo. Sin embargo, si la fórmula tiene tanto éxito, tanto en su mayor exponente, Genshin Impact, como en otros que le han salido a la zaga - Wuthering Waves tuvo gran impacto en su lanzamiento, por ejemplo - es porque este tipo de título free-to-play, amplísimo y sobre todo ampliable, con espacio para nuevas áreas, nuevas mecánicas, nuevos personajes, trajes e historias responde a un lugar muy concreto en el mercado: el de los jugadores que quieren sumergirse en un título no extraordinariamente exigente, pero que proporcione familiaridad y sensación de progreso a lo largo de las semanas, los meses e incluso los años. Y si hay algo que Infinity Nikki entiende a la perfección es precisamente esa necesidad de sencillez.

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Con la etiqueta de “cozy game” como bandera (o “juego acogedor”, que es como han decidido llamarlo las versiones en castellano de los materiales promocionales), nos sumergimos en Miraland, un universo fantástico y plagado de animalitos, bichos, peces, edificios y personajes adorables donde el estilismo de moda ocupa un lugar especial. A través de ciertas prendas y ciertos usos de materiales, los estilistas pueden conseguir habilidades especiales, que van desde saltar más alto y planear a recolectar peces y bichos e incluso reparar circuitos eléctricos. Acompañando a Nikki, nuestra protagonista, y a nuestro fiel gato amigo, iremos descubriendo distintos trajes, desbloqueando distintas habilidades, y ayudando a los habitantes de Miraland en sus distintas tareas y conflictos.

A pesar de que, como decimos, las comparaciones con Genshin Impact son prácticamente inevitables a la hora de hablar del juego, sí merece la pena dejar claro que Infinity Nikki no es un RPG. Aunque muchos de los elementos de su mundo están claramente inspirados en el juego de 2020, la dinámica general es más bien la de un juego de aventura, exploración y recolección. Hay combate, pero es bastante sencillo y está muy simplificado; en general, no es el tipo de juego, al menos por el momento, en el que necesitemos estar muy pendientes de nuestras estadísticas o equipamiento. El combate es simplemente una de las actividades que podemos realizar en el juego, unida a recolectar flores y plantas, acariciar animales para obtener su pelaje, pescar, cazar bichos, resolver pequeños puzzles o recorrer mazmorras. Quizás el aspecto más predominante de todo ello es precisamente el plataformeo: varios de los trajes que vamos desbloqueando nos dan habilidades de movimiento que servirán para, entre otras cosas, desbloquear Maravistrellas.

Las Maravistrellas son coleccionables escondidos en distintos lugares del mapa, generalmente detrás de actividades como conseguir subir a una plataforma especialmente elevada, examinar con cuidado una fase para encontrarlas, resolver puzzles de saltos o habilidad y demás. Una vez las hayamos recolectado, las usaremos como punto de habilidad en un árbol razonablemente extenso que aumenta nuestras capacidades, por ejemplo, de obtener ciertos objetos de crafteo. Pero, una vez más, tampoco esperéis complejidad extrema en estos mini desafíos. El modus operandi de Infinity Nikki es generar gran cantidad de actividades distintas, llenar su mapa con pequeños puntos de interés, tareas, objetos y animales, pero planteados de una manera bastante simple, para que el bucle jugable sea directo y rápido y, sobre todo, accesible a todos los jugadores independientemente de su nivel de experiencia con este tipo de juegos.

Image credit: Papergames

El foco jugable, y el motivo por el que, en última instancia, resolveremos todos los rompecabezas y recogeremos todos los materiales, es obtener nuevas prendas. Las prendas tienen varias funciones en Infinity Nikki pero la principal es… estética. Podemos vestir a Nikki como queramos, escogiendo de una cantidad casi enfermiza de vestidos, conjuntos, tops, zapatos, medias y accesorios. En ocasiones, el juego nos planteará determinados “desafíos de estilismo”, en los que tendremos que ajustarnos a una temática o una cualidad concreta para crear un conjunto que obtenga puntos suficientes para superarlo.

Cada objeto tiene una serie de atributos en las características “genial”, “refrescante”, “elegante” y similares que se podrán mejorar a través del uso de materiales y que nos ayudarán a calificar más alto en estos retos. Pero los retos en sí también suelen ser muy permisivos. El fin último del juego, como ya sucedía en los títulos anteriores de Nikki o, salvando las distancias, como ocurría en juegos como la saga Style Boutique de las portátiles de Nintendo, es expresarnos y buscar nuestra propia estética.

La ausencia casi total de dificultad del juego puede ser un punto negativo para algunos jugadores. Personalmente creo que el bucle jugable es lo suficientemente amplio como para encontrar nuestros propios desafíos, pero es cierto que, en su primera incursión en el formato del mundo abierto, Infinity Nikki peca de sobresimplificar la mayoría de sus mecánicas para evitar abrumar a los jugadores. Si hay un aspecto que trabajar de cara a futuras actualizaciones y añadidos es este: el contenido actual del juego sirve perfectamente como introducción, pero está claro que en cuestión de unas semanas, cuando quienes empiecen a jugar en el lanzamiento hayan visto ya casi todo lo que hay que ver, el equipo de desarrollo tendrá que ponerse las pilas para añadir algunos elementos con mayor complejidad.

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Otro de los aspectos que, seguramente, habrá que examinar con cuidado de cara al futuro es la monetización. La versión previa del juego que hemos podido probar antes del lanzamiento tenía un poco de dinero extra y las opciones de compra desactivadas, así que no hemos podido juzgar de manera precisa cómo funcionará, por ejemplo, el progreso en ese sentido después de las primeras semanas. Los micropagos del juego no parecen muy asfixiantes por el momento porque, en general, sólo sirven para obtener trajes nuevos y cosméticos a través de un sistema gacha. Subiendo de nivel, completando misiones y tareas podremos obtener 10, 20 o 30 diamantes cada vez que, a su vez, podremos convertir en cristales a un ratio de 120 diamantes por cada cristal. Usando un cristal podremos hacer una tirada en el gacha, que nos dará una prenda aleatoria de las disponibles en el banner en cuestión. Si usamos diez cristales de vez, se nos garantizará que al menos uno de los objetos obtenidos tiene una rareza de cuatro estrellas o mayor.

En Infinity Nikki hay muchas opciones para conseguir trajes y objetos cosméticos al margen del gacha. Podemos encontrarlos en cofres mientras exploramos, comprarlos en las tiendas - por flororitas, la moneda in-game gratuita del juego que conseguiremos también a través de misiones - o craftearlos con los materiales que nos encontremos. El hecho de que los desafíos de estilismo sean, en general, permisivos, también nos permite superarlos sin necesidad de obtener cosméticos de pago o particularmente raros. Sin embargo, sí es cierto que los objetos más trabajados, los vestidos con animaciones más complejas o diseños más detallados están reservados para el gacha. Por el momento, creo que un usuario que no quisiera pagar dinero podría jugar al juego de manera cómoda y satisfactoria sin problema, pero dependiendo de la frecuencia de actualizaciones y de los items gratuitos que se vayan añadiendo con el tiempo, el juego podría mantener esta sensación o volverse demasiado exigente en este sentido.

Image credit: Papergames

Infinity Nikki tiene historia pero, siendo sinceros, es el aspecto más flojo del conjunto. El formato del juego probablemente ha hecho sentir a los desarrolladores que necesitaban acompañar las tareas de más texto, más personajes y más trama para hacerla sentir más relevante, pero la verdad es que muchos diálogos son bastante tontos y sobreexplicativos. No ayuda a generar impacto, claro, el hecho de que entre el punto A y el punto B de la misión principal suela haber decenas de pequeñas tareas que nos distraen de lo que estábamos haciendo y acaban consiguiendo que no sintamos urgencia alguna por lo que tenemos que resolver.

El juego tiene algunos toques de comedia concretos que nos pillan con la guardia baja y que, personalmente, he apreciado mucho; pero tampoco ayuda, en general, el hecho de que la localización al castellano no sea particularmente buena. Quizás comprensiblemente el juego toma el español de latinoamérica como base para sus textos. No me parece que haya un problema con esto, pero sí con la cantidad de fallos ortotipográficos y traducciones demasiado literales de, presumiblemente, el inglés que hacen que algunos menús y tutoriales no se entiendan y sean difíciles de manejar hasta que nos acostumbramos a puro prueba y error.

Con todo esto, lo que más he pensado mientras probaba Infinity Nikki es que el juego va a ser un éxito. Tiene un bucle jugable muy adictivo, es estéticamente adorable, y la extrema atención puesta en cada conjunto y en cada pieza de ropa encajará a la perfección con los fans de este tipo de juegos más relajados. Por otro lado, es claramente un trabajo en progreso en el que hay mucho que añadir, y mucho que pulir. Aunque a día de hoy el juego no convencerá a todos, la base es buena; con el mimo y la atención adecuada, el castillo que se construya sobre ella puede ser uno de esos que sacuden la industria desde los cimientos.

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