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Análisis de Injustice: Gods Among Us

Héroes y villanos.

Los juegos de lucha son un género que parece coto casi exclusivo de los desarrolladores japoneses. Si lo piensas fríamente, todos los grandes nombres provienen del país del sol naciente: Street Fighter, Tekken, Dead or Alive, Virtua Fighter, BlazBlue o Marvel vs. Capcom, por poner unos cuantos ejemplos. O casi: tan sólo Ed Boon y el equipo de NetherRealm han sido capaces de plantar cara a ese dictatorial dominio nipón con el sangriento Mortal Kombat, un título tremendamente popular en occidente. Ahora regresan al mundo DC (que ya exploraron en el fallido Mortal Kombat vs. DC Universe) con Injustice, un juego de lucha que, esta vez sí, consigue combinar lo mejor de la jugabilidad de su obra más conocida con los personajes de la popular editorial americana.

Su argumento es muy loco y muy de cómic, pero en el buen sentido de la palabra: empieza con un desquiciado plan del Joker para destruir Metrópolis con una bomba nuclear, prosigue con Superman volviéndose un dictador majara tras matar él mismo a Lois Lane (y para acabar de rizar el rizo, a su hijo no nato) y termina con Batman reclutando héroes de un universo paralelo para derrocar al alter ego demente de Clark Kent. La historia es interesante y se desenvuelve bien, aunque no es tan extensa como esperábamos: en cuatro o cinco horas puedes terminarla sin demasiados problemas.

No negaremos que el recurso de los mundos alternativos está bastante trillado, pero a decir verdad se adapta perfectamente a la trama ideada por Tom Taylor (un guionista que ha trabajado con las editoriales Dark Horse, DC y Wildstorm) y permite reunir con bastante naturalidad un variado elenco con veinticuatro superhéroes y supervillanos, entre los que destacan nombres tan conocidos como Batman, Superman, Aquaman, Linterna Verde, Wonder Woman, Flash, Deathstroke, Lex Luthor o el Joker. Lo que no resulta tan satisfactorio es que se repite el mismo error de otros juegos del estudio americano: el roster tiene algunos personajes desequilibrados, con ataques demasiado potentes y combos excesivamente efectivos para su bajo coste.

El modo historia es muy loco y muy de cómic, pero en el buen sentido de la palabra. Es una lástima, eso sí, que sea bastante más breve de lo esperado.

Batman vs. Joker, pero más a lo Grant Morrison que a lo Christopher Nolan.

Si jugaste al reboot de Mortal Kombat que publicó Warner Bros. en 2011 puedes hacerte una idea bastante aproximada del estilo y estructura de Injustice en cuanto a juego individual, puesto que aquí la apuesta de NetherRealm es prácticamente idéntica. El plato fuerte es, evidentemente, el modo Historia, pero también tienes un completo Entrenamiento (con tutoriales que te ayudarán a conocer todas las mecánicas jugables, que no son precisamente pocas), las Batallas (el modo arcade de toda la vida), el Combate Simple y las 240 pruebas de los Laboratorios S.T.A.R.S. (el nuevo nombre de la torre de retos, para que nos entendamos). Uno de los aspectos que más se aplaudió de MK era su ingente cantidad de contenido para jugar en solitario, y me alegra poder decir que el nuevo juego desarrollado por el equipo de Ed Boon insiste en esa filosofía.

Pero si rascas la superficie encontrarás bajo ella montones de pequeños cambios que diferencian a Injustice de Mortal Kombat. En el modo historia, por ejemplo, se han añadido algunos QTEs y minijuegos entre los combates, los cuales al superarse con éxito aportan pequeñas ventajas frente al siguiente adversario. En las misiones del laboratorio ahora hay objetivos secundarios que permiten ganar hasta tres estrellas por nivel. Los combates no tienen rondas, sino dos barras de vida al más puro estilo DarkStalkers. Y en las batallas hay varios modificadores que pueden variar bastante el ritmo de la partida. Como estos hay muchísimos otros detalles que ayudan a evitar que Injustice de la sensación de ser un clon de MK en el que simplemente se ha cambiado la ambientación para meter con calzador los personajes de la DC.

Y las diferencias no son meramente estructurales, sino que también alteran profundamente la jugabilidad. En vez de utilizar el típico esquema con puñetazos y patadas por separado, en Injustice tienes un botón para el golpe fuerte, uno para el medio y otro para el débil, más un cuarto botón que desencadena la habilidad especial específica de cada personaje. Tampoco hay botón de bloqueo, función que se realiza echándote hacia atrás (como en Street Fighter), y se descartan los movimientos con medias lunas en favor de combinaciones con las cuatro direcciones "puras". Lo más importante, sin embargo, es la importancia que se da a la interacción con los escenarios, con luchas a varios niveles (muy al estilo Dead or Alive) o el uso de objetos de forma ofensiva o defensiva. Injustice resulta curioso en ese sentido, porque no sólo te exige que estudies bien los movimientos y puntos fuertes y débiles del personaje de tu elección, sino también cómo aprovechar los numerosos secretos de los escenarios.

Siendo un juego de superhéroes no podían faltar los excesos de teatralidad, destacables sobretodo en los espectaculares ataques especiales.

Injustice es un notable juego de lucha que aprovecha el know-how adquirido por NetherRealm en Mortal Kombat, pero que también añade suficientes cambios como justificar su propia entidad.

De Mortal Kombat se recuperan los ataques especiales X-Ray (se ejecutan pulsando los dos gatillos tras rellenar una barra de energía), pero la gran novedad son los duelos. Realizando una combinación de botones determinada con el timing correcto entramos en una rápida secuencia en la que cada jugador apuesta porciones de la barra de energía; el que tenga más gana y recupera un poco de vida, mientras el rival pierde una porción de su barra. Es una mecánica interesante y mucho más dinámica de lo que parece, aderezada además con animaciones visualmente espectaculares. Dentro de lo que cabe, claro: Injustice utiliza el Unreal Engine 3 de forma solvente, pero no es un título que destaque especialmente por sus gráficos (su diseño artístico es bueno, pero el resultado final bastante anodino) ni por una banda sonora que siempre se queda a medio camino cuando intenta ser épica.

Aunque buena parte del atractivo está en los modos individuales, Injustice también cumple sobradamente en los modos multijugador locales y por internet. Aparte de las partidas igualadas o privadas, lo más destacable es el uso de los puntos de experiencia (utilizados en la Tarjeta de Héroe) para crear salas personalizadas y el divertidísimo modo Rey de la Colina. En nuestras pruebas el código de red ha funcionado sin problemas de fiabilidad o estabilidad, pero ocurrió lo mismo con Mortal Kombat y cuando empezó a acumular jugadores días después del lanzamiento el online se convirtió en un desastre. Ojo con eso, aunque parece que los desarrolladores han aprendido de sus errores anteriores.

Injustice: Gods Among Us es un notable juego de lucha, que aprovecha el know-how adquirido por NetherRealm al desarrollar la excelente novena entrega de Mortal Kombat pero que también añade suficientes cambios y mejoras como para que nadie ponga en duda su propia entidad. Tiene aspectos mejorables (algunos personajes desequilibrados, un modo historia más corto de lo esperado, glitches gráficos esporádicos y una nociva política de contenido descargable), pero por lo general es un divertido título que gustará tanto a los fans del género por su profundidad y posibilidades como a los novatos por su accesibilidad y su ingente cantidad de contenido individual y competitivo.

8 / 10

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