Análisis de London 2012
Juegos Olímpicos para deportistas de sofá.
Sube el IVA, aumenta el paro, la economía en general se va al garete y con ella la mitad de nuestras posibilidades de prosperar en la "sociedad del bienestar". Pero pese a todo, el deporte consigue hipnotizarnos, distraernos, unirnos - en cierto modo - como ya lo hizo una vez más la selección de fútbol con la tercera Eurocopa. Así que, como ya se nos va pasando la borrachera del fútbol, qué mejor que un montón de nuevas disciplinas deportivas en las que poder ver a España ser la mejor en algo.
Londres es la sede de la trigésima edición de los Juegos Olímpicos y con esta será la tercera vez que se encarga de organizar el más grande de los eventos deportivos. Si somos sinceros, en nuestro país sin contar el fútbol, el baloncesto y alguna disciplina más, las Olimpiadas en general nos importan más bien poco, pero sin embargo le vemos un "algo" a los juegos basados en estas competiciones; unas mecánicas simples y repetitivas pero ciertamente adictivas que llaman la atención al menos para competir contra amigos.
Mientras jugaba a London 2012 más de un compañero de la redacción me pedía el mando para realizar algunas pruebas. Pese a que a ninguno nos interesa lo más mínimo el atletismo o la natación, todos queríamos competir en las distintas disciplinas y ver quién era el más rápido o quién conseguía lanzar la jabalina lo más lejos posible y batir el récord mundial. El reto y el componente de superación está presente en todo momento y es el motor que impulsa al jugador a competir en una categoría una y otra vez hasta alcanzar las mejores marcas.
De manera inteligente SEGA ha sabido implementar unas mecánicas sencillas pero lo suficientemente exigentes con las que poder incentivar al jugador para que vaya mejorando paulatinamente con la práctica. En las pruebas de velocidad, por ejemplo, no solo se trata de machacar el botón lo más rápido posible sino que en todo momento tenemos un espacio óptimo en el que mantener la barra de velocidad. Sí, evidentemente llenamos la barra pulsando repetidamente un botón, pero mantenerla en ese cada vez más pequeño espacio es la forma para conseguir las mejores posiciones. De este modo, no solo jugamos con la repetición sino que contamos un componente de "ritmo" que favorece mucho la experiencia alejando al juego de la rutina exasperante que generalmente conforman los títulos del género, o subgénero si lo preferís.
Las pruebas de natación son otro claro ejemplo del uso que hace London 2012 del ritmo. En esta ocasión tenemos que mover los joysticks a un ritmo determinado según la modalidad. Se trata de ir incrementando la velocidad de las repeticiones al mismo tiempo que lo indica el juego. No es difícil, pero coger el punto exacto requiere de una cierta coordinación y velocidad de reflejos que, sin ser para nada complicada, resulta lo suficientemente justa como para que el jugador disfrute de un pequeño reto.
Pero sin duda las pruebas más interesantes son las que juegan con el ángulo del stick. Las especialidades relacionadas con saltos o lanzamientos - véanse discos o jabalinas - cuentan con dos o tres mecánicas que se combinan. Primero coger velocidad o impulso, generalmente de la misma forma que en las pruebas de velocidad, y luego realizar el salto o el lanzamiento; algo para lo que debemos mover el joystick hacia un determinado ángulo con el objetivo realizar la acción de la mejor forma. De nuevo, sin ser muy complicado acercarnos al ángulo que queremos, dar exactamente con el lanzamiento perfecto sí es un desafío más que interesante. Además la combinación de varias mecánicas convierten a estas pruebas en las más complejas y divertidas a la hora de competir con los amigos.
Sin embargo, no todas las pruebas están tan bien ajustadas. Hay una serie de disciplinas a las que seguramente no querremos volver una vez probadas por primera vez. Uno de estos casos es el del tenis de mesa, una prueba que resulta lenta, aburrido y cuenta con un acabado técnico tan pobre que convierte cada partido en un sufrimiento absurdo, tanto que terminaremos dejando por la mitad a sabiendas de que perderemos el preciado metal.
"De manera inteligente SEGA ha sabido implementar unas mecánicas sencillas pero lo suficientemente exigentes con las que poder incentivar al jugador para que vaya mejorando paulatinamente con la práctica"
London 2012 cuenta con una serie de virtudes en forma de mecánicas bastante acertadas, pero arrastra bastantes carencias en casi cualquier otro aspecto que podamos considerar en un videojuego. Las opciones brillan por su ausencia y aparte de hacer unas Olimpiadas completas, o listas de pruebas a nuestro antojo poco más encontramos. Un modo de pruebas especiales para competir con amigos y un multijugador al uso - y con poco uso - como el que todos os imagináis, nada del otro mundo. El modo editor nos permite cambiarle el nombre a los deportistas de cada selección y editar su aspecto eligiendo entre varios modelos ya prediseñados. Habría estado bastante bien contar con deportistas reales - todos iríamos a por Bolt- pero bueno ya sabéis; la pela es la pela. Eso sí, como curiosidad debéis saber que algún compañero de la redacción de Eurogamer.es está presente en la selección, así como algunos "colegas" de otros medios de videojuegos (a ver quién es el primero que los identifica).
En lo que se refiere a la ambientación en general, pese a no contar con deportistas reales la presentación, toda la parafernalia típica de este tipo de evento y los comentaristas (en perfecto inglés claro) son más que dignos - y aunque técnicamente es un título flojo, tampoco supone una molestia para el jugador. Los modelos de los personajes son bastante sencillos e incluso tienen un ligero toque cartoon - no sé si buscado o resultado del poco esmero en este aspecto - y los escenarios, por su parte, recrean de manera fidedigna los distintos recintos con el detalle y la ambientación justas como para que sean fácilmente identificables.
En general London 2012 no es un mal juego, de hecho es mejor de lo que me esperaba, pero ante unas cuantas buenas ideas encontramos una serie de limitaciones o de ideas no tan buenas que chocan de pleno. Detalles como la única y repetitiva música del menú o el poco empeño en confeccionar distintos modos de juego dejan ver la categoría y la importancia que se le ha dado al título. Si necesitáis seguir viendo a España obteniendo triunfos - estos son los que nos van a quedar como sigamos así - o simplemente queréis un juego para "picaros" con vuestros amigos en casa este verano y echar el rato, London 2012, pese a sus carencias en muchos aspectos, no es una mala idea.